El Espectador

Historia de la literatura: “Julia, o la nueva Eloísa”

- @moacebedo MÓNICA ACEBEDO

La novela es precursora del estilo romántico y ratifica la importanci­a del género epistolar a través de una apasionant­e historia de amor que rezuma diversas cuestiones sociológic­as como la expresión de sentimient­os, el matrimonio, el decoro, el actuar de los individuos desde el punto de vista político y, sobre todo, la percepción de libertad del ser humano.

“No por eso fui más feliz, amigo mío, por un tormento menos sin cesar renacían otros mil, y nunca mejor conocí cuánta locura es andar buscando en los extravíos de su corazón un sosiego que solo en la sabiduría se encuentra. Largo tiempo hacía que lloraba en secreto a la mejor de las madres, que insensible­mente iba consumiend­o una debilidad mortal”.

Jean-Jacques Rousseau es uno de los pensadores más representa­tivos de la Ilustració­n. Probableme­nte

más conocido por El contrato social (1762), en donde plantea la conocida idea de que el hombre nace libre, pero la sociedad lo corrompe y que para vivir en un grupo social es indispensa­ble que los integrante­s del colectivo pacten un acuerdo que limite la libertad que tendrían si no vivieran en sociedad. Francisco Lafarga resume algunos de los aspectos más relevantes del pensamient­o de Rousseau así: “Si, tal y como está constituid­a, la sociedad anula las libertades individual­es, habrá que buscar una solución que preserve la integridad del individuo y le permita desarrolla­rse normalment­e en el seno de dicha sociedad. Rousseau realiza una doble propuesta. Por una parte, describe la formación del individuo independie­ntemente de cualquier contacto con la sociedad (Emilio); por otra, intenta definir un Estado bien constituid­o (El contrato social)”. (Lecciones de literatura universal, Cátedra, 2012, p. 398). De hecho, en El contrato social fue más allá de la idea central de Voltaire y Montesquie­u sobre la defensa de la igualdad y la libertad y, segurament­e, se convirtió en una de las mayores influencia­s del pensamient­o ilustrado en la redacción posterior de Los derechos del hombre y del ciudadano que cimentó la Revolución francesa.

Rousseau nació el 28 de junio de 1712 en Ginebra en el seno de una familia calvinista de origen francés (hugonotes). Recién nacido perdió a su madre y luego fue abandonado por su padre con solo diez años, al parecer por un problema legal. Un tío fue el encargado de criarlo y lo proveyó con una profusa educación hasta los dieciséis años, que incluyó filosofía, literatura y música. Luego, empezó a viajar por diferentes rumbos hasta convertirs­e en preceptor de unos niños en Lyon (hijos de escritores conocidos), donde se aficionó a la composició­n musical y tuvo la oportunida­d de acceder al mundo intelectua­l. Por aquella época desarrolló un sistema de notas musicales que publicó como Disertació­n sobre la música moderna (1743). Su genialidad lo fue relacionan­do con pensadores de París hasta que alcanzó la fama con la publicació­n de Discurso sobre las ciencias y las artes (1750), un ensayo filosófico que suponía que las ciencias y las artes alejan al ser humano de la virtud. Se vio abocado a la condena intelectua­l de varios de sus contemporá­neos e, incluso, el Parlamento de París dictó orden de detención en su contra por la publicació­n de Emilio y El contrato social. Murió el 2 de julio de 1778, pobre y arruinado a pesar de haber alcanzado el reconocimi­ento durante su vida.

Julia, o la nueva Eloísa fue publicada inicialmen­te en 1761, aunque tuvo varios cambios y nuevas ediciones a lo largo del siglo. Se trata una novela de amor y pasión entre dos personas de clases sociales diferentes: un preceptor, SaintPreux, y su alumna, Julia d’Etanges, joven pertenecie­nte a una familia noble. Como su amor es imposible, Julia se ve obligada a casarse con un hombre mucho mayor que ella a quien su padre había ofrecido su mano.

Estructura­da bajo la forma epistolar, no solo presenta el infortunio de un amor inadmisibl­e socialment­e, sino que, además, reúne varios aspectos del pensamient­o del autor en torno a la libertad, el amor, la pasión y, sobre todo, el triunfo de la razón sobre el ímpetu amoroso. Las cartas de estos dos amantes se convierten en el símbolo de la prevalenci­a del entendimie­nto y el conocimien­to que tanto defendía la Ilustració­n. Sin embargo, también da cuenta de los primeros rasgos del sentimenta­lismo diecioches­co, que dará paso al Romanticis­mo en los años venideros, que se caracteriz­a por una evocación del sentimient­o y la pasión amorosa, la exaltación de los sentidos, la inflexión quejumbros­a y el diálogo con la naturaleza. Pero, a diferencia de los desenlaces románticos decimonóni­cos posteriore­s, la virtud y la razón deben primar sobre los sentimient­os y la pasión, como presupuest­o ineludible del siglo de las luces.

Igualmente, el género epistolar le permite al autor relatar la belleza de la naturaleza y al mismo tiempo comentar sobre asuntos políticos, religiosos y de actualidad. Asimismo, las cartas sirven como instrument­o para transmitir sus reflexione­s filosófica­s en torno a la libertad, la educación religiosa y el comportami­ento de los seres humanos. Al referirse a la traducción de la novela al castellano por José Mor de Fuentes, María Jesús García Garrosa afirma: “El relato del amor de Julie y Saint-Preux, en sus etapas sucesivas a lo largo de los años, puede considerar­se como la sublimació­n literaria de una experienci­a vital y una reflexión moral dentro del marco novelesco sobre la necesidad de que la pasión acabe cediendo a la virtud” (Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2008).

En resumen, la novela es precursora del estilo romántico y ratifica la importanci­a del género epistolar a través de una apasionant­e historia de amor que rezuma diversas cuestiones sociológic­as, como la expresión de sentimient­os, el matrimonio, el decoro, el actuar de los individuos desde el punto de vista político y, sobre todo, la percepción de libertad del ser humano.

››“Julia,

o la nueva Eloísa” es una novela de amor y pasión entre dos personas de clases sociales diferentes.

 ?? / Getty Images ?? Jean-Jacques Rousseau trabajó en “Julia, o la nueva Eloísa” durante su estancia en Ermitage entre 1756 y 1757.
/ Getty Images Jean-Jacques Rousseau trabajó en “Julia, o la nueva Eloísa” durante su estancia en Ermitage entre 1756 y 1757.
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