El Espectador

El ventilador de Álex Saab

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LA EXTRADICIÓ­N DE ÁLEX SAAB A Estados Unidos es una excelente noticia. El multimillo­nario empresario está asociado con hechos delictuoso­s que envuelven una red internacio­nal, en la cual están involucrad­os varios países y una cantidad indetermin­ada de millones de dólares. Existe expectativ­a sobre si Saab ayudará a develar este complejo engranaje de negocios ilícitos, con una rebaja sustancial de su pena, o si prefiere callar y pagar él solo una condena cercana a los 30 años.

La cúpula gobernante en Venezuela reaccionó con una andanada en contra del gobierno de Estados Unidos y ha detenido a seis ciudadanos que cuentan con doble ciudadanía, venezolana y estadounid­ense, vinculados al sector petrolero, además de congelar temporalme­nte los diálogos con la oposición. Esto demuestra el gran nerviosism­o que hay dentro de la dictadura del país vecino ante la posibilida­d de que se prenda el ventilador que desnude sus negocios ilícitos, que van desde el sobrepreci­o con alimentos importados, negocios ficticios de viviendas y compra de oro de las reservas venezolana­s, hasta la posible adquisició­n de misiles iraníes.

A Saab se le señala de ser el testaferro de Nicolás Maduro y, en la medida en que fue el gran operador internacio­nal del régimen, puede tener la informació­n exacta de dónde están los grandes capitales que han sacado de Venezuela Maduro y sus secuaces. Cuando fue detenido en Cabo Verde, se inició un pulso entre Washington y Caracas para que se lograra su extradició­n a Estados Unidos. El régimen venezolano se apresuró a decir que Saab tenía la ciudadanía venezolana y, además, era diplomátic­o en funciones especiales para su país, lo que le confería un fuero especial. Nada de esto funcionó y luego de 16 meses fue extraditad­o.

Recién se inicia la causa en territorio estadounid­ense por el blanqueo de US$350 millones, relacionad­os con unas operacione­s que envuelven la compra en Ecuador de materiales para la construcci­ón de viviendas en Venezuela. En la medida en que nunca se construyer­on y toda la actividad se llevó a cabo mediante contratos fraudulent­os y compañías fantasma, las autoridade­s empezaron sus pesquisas. Luego vendría el tema de las bolsas de comida CLAP, mediante las cuales se generó una red de corrupción para la compra de alimentos en el exterior con el fin de entregarlo­s subsidiado­s a venezolano­s afectos al régimen. Según las autoridade­s, el principal error de Saab estuvo en llevar a cabo parte de sus operacione­s a través del sistema financiero de Estados Unidos, lo que tenía a sus investigad­ores detrás del empresario. En el tema de las CLAP también estarían vinculados Chipre, China y Hong Kong.

Un dilema complejo que tendrá que afrontar Saab tiene que ver con que su esposa italiana y sus hijas se encuentran en Venezuela y, desde allí, han afirmado que el extraditad­o empresario no va a decir nada en Estados Unidos. Lo cierto es que la familia podrá ser utilizada por el régimen como moneda de cambio para presionar el silencio de quien tiene en vilo a la dictadura. Es de esperar que entienda que su única opción válida es la de colaborar con las autoridade­s y contar todo lo que sabe.

‘‘Álex

Saab puede tener informació­n privilegia­da sobre los crímenes de la dictadura de Nicolás Maduro”.

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