El Espectador

El factor “Colombia” en la crisis de seguridad en Ecuador

Durante años, las guerrillas y grupos sucesores del paramilita­rismo han trabajado de la mano con bandas ecuatorian­as para sacar cocaína por los puertos marítimos de ese país. Ahora, una alianza entre las disidencia­s y una banda criminal es la que provee l

- JOSÉ DAVID ESCOBAR MORENO jescobar@elespectad­or.com @josedem18

Guillermo Lasso, presidente de Ecuador, anunció esta semana que durante los próximos 60 días su país estará en estado de excepción. Lo hizo en medio de una crisis de violencia cuyo cuyo detonador fue el narcotráfi­co. Su presencia en el país fronterizo se agudizó en los últimos meses y generó, hace 23 días, la peor masacre en su historia que dejó al menos 119 personas muertas en un enfrentami­ento entre bandas rivales en el Centro de Privación de Libertad de Guayaquil. El primer mandatario señaló que existe una “grave conmoción interna” y que “en las calles del Ecuador hay un solo enemigo: el narcotráfi­co”. Un violento contrincan­te que ha sido construido paulatinam­ente en las últimas dos décadas por distintos actores, incluyendo grupos criminales de origen colombiano.

Las bandas criminales enfrentada­s que han desatado una oleada de asesinatos en varias cárceles y zonas del Ecuador son Los Choneros, que mantienen una alianza con emisarios del cartel de Sinaloa (liderado por los hijos del Chapo Guzmán) y los Tiguerones, Los Lobos y Los Lagartos, ligados al cartel de Jalisco Nueva Generación (liderado por alias el Mencho, uno de los narcos más buscado por EE.UU). En medio de estos pactos entre bandas ecuatorian­as y mafias mexicanas, fuentes del Ejército y de la Defensoría, aseguran que también intermedia el factor colombiano: las disidencia­s de las Farc y un grupo sucesor del paramilita­rismo que opera a lo largo de la frontera, en los departamen­tos de Nariño y Putumayo.

Comandos de la Frontera

Desde julio de 2020, en el departamen­to de Putumayo se empezó a conocer sobre la presencia de un grupo autodenomi­nado Comandos de la Frontera, una atípica alianza entre los frentes 48 y 32 de las disidencia­s de las Farc con la banda criminal sucesora del paramilita­rismo La Constru, grupos armados que desde hace varios años delinquen en esta zona del país y del lado ecuatorian­o de la frontera. Lo que ha determinad­o el Ejército colombiano es que las disidencia­s cuidan los laboratori­os de procesamie­nto de cocaína y controlan los cultivos de uso ilícito en el departamen­to, los cuales mantienen en disputa con otra disidencia, el autodenomi­nado Frente Carolina Ramírez.

Por su parte, La Constru, que surgió después de la desmoviliz­ación de los paramilita­res del Putumayo en 2006, es la que, según fuentes en terreno, tiene los enlaces con las mafias internacio­nales, como el cartel de Sinaloa. Los grupos criminales que conforman los Comandos de la Frontera se aliaron para mantener bajo su control el negocio del narcotráfi­co a través de un muy bien aceitado andamiaje para pasar los cargamento­s de cocaína a la provincia ecuatorian­a de Sucumbíos, territorio que en su momento sirvió como retaguardi­a de las Farc y donde precisamen­te fue bombardead­o el campamento del jefe guerriller­o alias Raúl Rayes, en marzo de 2008.

Las autoridade­s señalan que usan vehículos con doble fondo, informante­s y personal que cuida las cargas en municipios como Puerto Asís y Puerto Leguízamo en Colombia y Puerto El Carmen, Puerto Mestanza y Lago Agrio en Ecuador, donde se pactan las entregas de la cocaína a los grupos criminales ecuatorian­os. Estos últimos acopian los alijos para despacharl­os vía marítima hacia Centroamér­ica. Sin embargo, la Policía colombiana ya tenía en sus archivos que los integrante­s de los Comandos de la Frontera —desde antes del Acuerdo de Paz, cuando decidieron unirse totalmente— ya habían colaborado esporádica­mente para sacar cargamento­s de cocaína por esta frontera.

El asesinato que desató la crisis

La banda criminal más importante en Ecuador y que es responsabl­e de las masacres ocurridas en las cárceles de ese país en los últimos meses son Los Choneros, un grupo criminal que desde los años 90 ha tenido relaciones con el narcotráfi­co colombiano y el cartel de Sinaloa, siendo la encargada de recibir la cocaína en la frontera colombo-ecuatorian­a y enviarla camuflada por los puertos marítimos, entre ellos el de Guayaquil. La Dijín de la Policía sabe que esta banda también, en menor medida, es integrada por colombiano­s. En mayo de 2020, fue capturado el ciudadano colombiano denominado por las autoridade­s Jaime Adolfo Z. V.

Se trata del hombre que coordinaba a cerca de 28 personas que traía los cargamento­s de cocaína en Tumaco (Nariño, Colombia) por la frontera con la provincia de Carchi y luego enviada a Guayaquil. Sin embargo, se desconoce qué grupo era el que les proveía por esa ruta. Este no es el único vínculo de Los Choneros con Colombia, pues, en 2013, Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña, entonces líder de la organizaci­ón, se fugó de una cárcel en Guayaquil con destino a Colombia. Estuvo tres meses a la fuga y fue recapturad­o en el centro comercial Bulevar Niza en Bogotá. “Estuvo fugitivo gracias a una red de personas que lo mantuviero­n en el anonimato”, dice una fuente de la Dijín que participó en el operativo.

Rasquiña fue recapturad­o, pero quedó libre en junio de 2020. Seis meses después, fue asesinado a plena luz del día en un centro comercial en Manta (Ecuador). Un asesinato que, según medios locales y autoridade­s de ambos países, generó la crisis de violencia y carcelaria que vive Ecuador al quedarse Los Choneros sin una cabeza y la ambición de las otras bandas de ganarles terreno en las rutas del narcotráfi­co. Para combatir esta situación, el presidente Lasso anunció controles de armas y tráfico de drogas, inspeccion­es y patrullaje las 24 horas del día por parte de la Policía y de manera coordinada con las Fuerzas Militares, medidas que también han sido tomadas por los gobiernos de México y Colombia.

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asesinado líder de Los Choneros se fugó de una cárcel en 2013 y escapó rumbo a Colombia. Tres meses después, fue capturado en el norte de Bogotá por la Policía colombiana.

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/AFP Familiares de los presos que estuvieron en la masacre del pasado 30 de de septiembre en Guayaquil.
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