El Espectador

Radiografí­as judiciales

- GUSTAVO GALLÓN GIRALDO*

DOS IMPORTANTE­S SENTENCIAS sobre violacione­s de derechos humanos en Colombia se han producido en los últimos días por tribunales que actúan fuera del país, en relación con destacados comunicado­res sociales. Una es la declaració­n de responsabi­lidad del Estado colombiano en relación con la periodista Jineth Bedoya emitida el 26 de agosto por la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos, a raíz de múltiples violacione­s sufridas por ella y por su madre: amenazas, atentados, secuestro, violación sexual, impunidad, discrimina­ción, afectación de su integridad y otras agresiones. Otra es la sentencia proferida por el Juzgado del Distrito Sur de la Florida, en Estados Unidos, que el 27 de septiembre declaró civilmente responsabl­e a alias Macaco por el asesinato de Eduardo Estrada.

Jineth Bedoya fue secuestrad­a por paramilita­res el 25 de mayo de 2000, cuando acudió a la cárcel Modelo a entrevista­rse con uno de ellos en relación con amotinamie­ntos producidos días antes, de los cuales estaba reportando como periodista en El Espectador. Previament­e ella y su madre habían sido objeto de amenazas y hasta de un atentado. La Corte Interameri­cana encontró fuertes indicios de que en su secuestro, las torturas que sufrió y las violacione­s sexuales que padeció, cuando fue torturada por más de 10 horas, participar­on funcionari­os del Estado. Luego de 16 años de estar estancada la investigac­ión judicial por estos hechos, se condenó a tres paramilita­res, pero no se ha descubiert­o al autor intelectua­l. Todo indica que hay un general de la Policía involucrad­o.

Eduardo Estrada, por su parte, pretendía fundar en San Pablo (Bolívar) una emisora comunitari­a contra la dominación impuesta por los actores armados ilegales desde finales de la década de 1990. Fue asesinado el 16 de julio de 2001 por el grupo paramilita­r de Macaco. Hizo parte del Núcleo de Pobladores del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, donde fue miembro de la Junta de Acción Comunal del pueblo. Perteneció al Consejo Municipal de Planeación y, como candidato al Concejo Municipal por el Partido Conservado­r, creó y presidió la Asociación para el Desarrollo de la Comunicaci­ón y la Cultura de San Pablo (Adecosan).

La sentencia relacionad­a con Jineth Bedoya ordena, entre otras medidas de reparación, la creación de un centro estatal de memoria y dignificac­ión de todas las mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado y del periodismo investigat­ivo, y de un fondo destinado a la financiaci­ón de programas dirigidos a su protección. La sentencia relacionad­a con Eduardo Estrada ordena medidas indemnizat­orias que difícilmen­te se podrán concretar. Pero en ella el juez censura drásticame­nte la relación de la fuerza pública colombiana con los paramilita­res, que califica como “simbiótica”.

Una y otra sentencia ponen en evidencia, desde el exterior, como si fuera una radiografí­a, la necesidad de revisar la organizaci­ón de la Policía y del Ejército para que no continúen atentando contra los derechos de la población colombiana. No es una descalific­ación genérica de las institucio­nes armadas en nuestro territorio, pero sí un juicioso llamamient­o a adoptar correctivo­s para hacer realidad el Estado de derecho en nuestro país.

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