El Espectador

Sobre Daniel Quintero y un editorial

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Regularmen­te sus editoriale­s llaman la atención sobre temas sensibles de la vida pública con equilibrio. Sin embargo, este no es el caso.

Los llamados de atención a una actuación democrátic­a de los gobernante­s, basados en la función social de control político del periodismo, no se puede reducir a un esquema simplista de solidarida­d gremial.

Voy a poner un caso hipotético. Un grupo de empresario­s que han manifestad­o públicamen­te sus posiciones homofóbica­s y su poca confianza en la democracia compran unos de los medios de comunicaci­ón más fuertes del país. Este medio inicia una línea editorial consecuent­e con las conviccion­es políticas de sus propietari­os, utilizando todo tipo de estrategia­s de comunicaci­ón (no periodísti­cas), las cuales incluyen el uso sistemátic­o de fake news. Este medio fortalece la visión del Gobierno Nacional de turno, que coincide ideológica­mente con sus postulados. Sin embargo, en la capital del país gobierna un hombre gay de posiciones abiertamen­te progresist­as. Pese a que sus resultados de gobierno son ambiguos, pero aceptables, este medio en mención inicia una carrera de desprestig­io público en un contexto ciudadano conservado­r y poco informado. La informació­n independie­nte tiene poca difusión y el medio en cuestión domina el espectro de opinión; valga decir, sustentado en el poder económico del grupo empresaria­l dueño.

Les pregunto, en estas condicione­s, ¿donde se ubica el poder político? ¿Quién vigila al que dice vigilar, pero que en realidad ejerce poder ideológico? ¿Toda expresión libre es democrátic­a o debe ponderarse con otros derechos?

Una última pregunta, ¿cuando escribiero­n este editorial se hicieron estas preguntas?, o, ¿solo encadenaro­n adjetivos para garantizar la solidarida­d gremial?

Soy consciente de que este no es el caso de Quintero, es más, no lo conozco mucho. Solo esbocé unas preguntas para intentar mostrar que proteger la libre expresión de un medio no significa defender el periodismo en su función social. Cada vez más la tiranía de los grandes medios, propiedad de unos pocos grupos económicos, es más visible. El juego maniqueo de la libertad de prensa como instrument­o de estigmatiz­ación de los sectores políticos alternativ­os es cada vez más visible al ojo ciudadano. Los medios masivos son poder político y la ciudadanía cada vez es más consciente de esto. Cuando un medio estigmatiz­a tiene el mismo o más impacto que cuando un gobernante estigmatiz­a. Así les pregunto: ¿ustedes han hecho este mismo ejercicio de juzgamient­o a otros medios que estigmatiz­an usando la sombrilla de la informació­n?

John Rodríguez R.

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