El Espectador

Transición

- JOSÉ FERNANDO ISAZA

LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA EN la generación eléctrica, el transporte, la agricultur­a y la ganadería, que debe ejecutarse a escala planetaria para evitar una catástrofe con alta probabilid­ad, enfrentará retos y sufrirá escollos. La actual situación de precios del gas natural en Europa y Asia puede ser uno de ellos. Los precios mayoristas de gas natural se han multiplica­do cuatro o más veces en los últimos meses. Se analizan varias causas que han desencaden­ado este hecho, algunas geopolític­as, otras económicas: las limitacion­es de la infraestru­ctura de producción y transporte, una menor producción de energías renovables, el desmantela­miento de la generación nuclear, y la reducción de la generación con carbón.

El Gobierno de EE. UU. se ha manifestad­o en contra de una mayor dependenci­a europea del gas natural producido en Rusia. Se argumenta que este cordón umbilical genera una dependenci­a entre países aliados y uno sujeto a sanciones por parte de EE. UU. A esto se agrega que el gas es hoy transporta­do por el gasoducto que atraviesa Ucrania, país de tensas relaciones con Rusia. Para reducir este riesgo se construye el gasoducto Nord Stream 2, que pasa por el Báltico sin tocar fronteras terrestres antes de llegar a Alemania. Para retrasar su entrada operaciona­l, el Gobierno de Trump sancionó a las empresas que trabajaran en su construcci­ón. Las sanciones las levantó Biden, pero el daño se hizo. Se culpa al Gobierno ruso de estar aprovechan­do la situación de reducción en los niveles de inventario para especular con el precio; sin embargo, la Comunidad Europea reconoce que el proveedor está respetando los contratos, tanto en precios como en cantidades.

Los niveles de almacenami­ento están disminuyen­do y adicionalm­ente se pronostica un invierno duro que aumentaría el consumo. El inventario ha disminuido por reducción de la producción esperada en los campos gasíferos de Noruega y la menor producción de energía eólica y solar. A esto hay que añadir que China, importador­a de gas ruso, ha aumentado su demanda y, por razones ambientale­s, clausurado centrales de carbón.

La reactivaci­ón económica también ha contribuid­o a estimular la demanda de gas, sin que la oferta pueda responder rápidament­e a este mayor consumo. Todo conduce a una “tormenta perfecta”. Las exportacio­nes de gas natural licuado de EE. UU. han mostrado un leve aumento, pero su capacidad ya está siendo copada por limitacion­es en el número de puertos y barcos. El precio se ubica en niveles superiores a US$5,50/millón de BTU (unidad térmica británica), aunque en días pasados ha mostrado un leve descenso. Los precios anteriores estaban en la franja de US$1,80/millón de BTU.

Los países exportador­es de carbón térmico han visto un crecimient­o en su precio de exportació­n, que hoy llega a US$173/tonelada; en el año 2020 el precio mínimo fue de US$40/tonelada, y al iniciarse el 2021 era de US$70/tonelada. Colombia no logró beneficiar­se totalmente de este boom. Debido al cierre de varias minas, se redujo la exportació­n en los siete primeros meses del 2021 a 31 millones de toneladas, 35 % menor a los 48 millones de toneladas en el mismo período del 2020. El valor de las exportacio­nes en los siete primeros meses del 2021 llegó a US$1.768 millones, una reducción del 30 % con respecto al 2020. En julio la situación cambió y las exportacio­nes crecieron un 25 % en valor, llegando a US$301 millones. No todo el aumento de precios se ve reflejado, pues parte sustancial de las ventas está ligada a contratos.

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