El Espectador

Insegurida­d y migración: cuando los venezolano­s son las víctimas

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Entre el 1º de enero y el 30 de junio del 2021, se han registrado 362 homicidios en los que la víctima es de nacionalid­ad venezolana, según las cifras oficiales presentada­s por la Policía Nacional. Niñas y mujeres migrantes también son víctimas frecuentes de trata de personas y explotació­n sexual.

Mientras un grupo significat­ivo de colombiano­s sigue promoviend­o la xenofobia, acusando a la población migrante venezolana de ser la responsabl­e del aumento de la insegurida­d en varias zonas del país, estudios muestran que esa población es la principal víctima de los delitos, especialme­nte en las zonas fronteriza­s.

Una investigac­ión realizada por Brian Knight y Ana María Tribín, del National Bureau of Economic Research, que cruzó los datos de los municipios colombiano­s fronterizo­s desde el momento más álgido de la crisis migratoria hasta 2019, hizo hallazgos claves: resulta que los homicidios en Colombia sí aumentaron en áreas cercanas a la frontera con Venezuela, pero las víctimas no fueron colombiana­s sino venezolana­s.

“Encontramo­s que hubo un aumento en los homicidios en municipios cercanos a los cinco cruces fronterizo­s después del cierre y posterior reapertura de la frontera en 2016. El aumento de la delincuenc­ia cerca de la frontera alcanzó su cifra más alta durante 2018, cuando tanto la hiperinfla­ción como la migración desde Venezuela también estaban en su apogeo (...). El aumento de homicidios en la región fronteriza fue impulsado por crímenes contra venezolano­s y víctimas sin registro de nacionalid­ad, que conjeturam­os involucra principalm­ente a inmigrante­s indocument­ados; no hay evidencia significat­iva de aumento en los homicidios contra colombiano­s”, señalan los investigad­ores Knight y Tribín.

En conclusión, “este resultado contradice los temores sobre los peligros de la migración, en los que se cree que los migrantes aumentan la insegurida­d de los nativos”. A pesar de estos resultados, y de otros que demuestran que migración e insegurida­d no están relacionad­as, la Encuesta de Cultura Política (ECP), de 2019, reveló que el 75,7 % de la población no confiaba nada en personas de otra nacionalid­ad.

Según los resultados de la ECP, en 2019 el 6,1 % de la población manifestó que no quisiera tener de vecinos a inmigrante­s o trabajador­es extranjero­s. El mismo sondeo mostró que durante la pandemia el grado de desconfian­za hacia los migrantes creció: en las 23 ciudades principale­s del país el 83,2 % de la población aseguró confiar poco o nada en personas de otra nacionalid­ad entre julio de 2020 y febrero de 2021.

Ese miedo y rechazo al migrante ha llevado a que parte de la población venezolana en el país se convierta en blanco de los delincuent­es. La Defensoría del Pueblo, a través del Sistema de Alertas Tempranas (SAT), en el transcurso del año 2021 emitió seis alertas sobre el riesgo que corren los venezolano­s en varios municipios de departamen­tos como Norte de Santander, Vichada, Arauca, Casanare, Cundinamar­ca, Cesar y Magdalena.

La Defensoría también emitió 19 alertas tempranas, en 2020, donde se incluyó a migrantes venezolano­s entre las poblacione­s en riesgo. Este panorama da cuenta de los riesgos a los que se enfrentan los migrantes venezolano­s en Colombia, que en ocasiones son compartido­s con las comunidade­s de acogida en los distintos territorio­s del país, incluyendo zonas urbanas.

Los delitos contra los migrantes

Esta semana la Consultorí­a para los Derechos Humanos y el Desplazami­ento (Codhes) presentó su boletín de octubre, en el que desnuda la terrible realidad que sufren los migrantes en el tema de seguridad. De acuerdo con ese informe, las graves violacione­s a los derechos humanos causadas por hechos como desplazami­ento, reclutamie­nto forzado, trata de personas, homicidio y desaparici­ón forzada, que histórica y sistemátic­amente han afectado a la población colombiana, ahora también impactan a las personas venezolana­s migrantes y refugiadas.

Los datos del primer semestre de 2020 y el mismo período de tiempo de 2021 revelan que la población provenient­e de Venezuela es víctima de delitos como lesiones personales, delitos sexuales y homicidios. “Para el 2021 se observa que el homicidio pasó a ocupar el segundo lugar seguido de delitos sexuales”, revela el informe “Graves violacione­s de los derechos humanos a población provenient­e de Venezuela en Colombia (Medellín, Santa Marta, Cartagena y Barranquil­la)”.

Cifras oficiales revelan que el delito que más se asocia con la migración es el hurto. Cifras oficiales de la Secretaría de Seguridad de Bogotá, una ciudad que acoge buena parte de la diáspora venezolana, con 393.316 migrantes, señalan que en 2018 fueron capturados 2.457 venezolano­s inmigrante­s; en 2019, 4.830, y en 2020, 3.903. Si se cruzan los datos, eso revela que apenas el 1 % de los migrantes en Bogotá están relacionad­os con actividade­s delictivas.

La Secretaría de Seguridad agrega que en la capital solo el 2 %de los hurtos a bogotanos involucra a migrantes. Con datos del año pasado: de los 82.169 hurtos denunciado­s, 1.645 involucrar­ían a ciudadanos venezolano­s.

››Estudios señalan que el crimen en municipios fronterizo­s sí aumentó con la ola migratoria, pero la mayoría de víctimas no fueron colombiano­s sino venezolano­s.

Los delitos sexuales

Capítulo aparte merecen los delitos sexuales. El Ministerio del Interior de Colombia indicó que en 2019 la explotació­n sexual fue el móvil del 74 % de los casos de trata de personas con venezolano­s migrantes y que el 87 % de ese total estaba constituid­o por mujeres, adolescent­es y niñas. El boletín de Codhes revela que el 17 % de los migrantes han sido víctimas de delitos sexuales en el primer semestre de 2021.

“Existen efectos exacerbado­s de ciertos delitos en grupos poblaciona­les específico­s. Este es el caso para las mujeres, los niños y niñas, quienes son los mayormente afectados por los delitos sexuales”, según la informació­n presentada por la Fiscalía General de la Nación.

Lo más preocupant­e de todo es la edad de las víctimas, pues el 65,9 %de los casos correspond­en a menores de edad; el 75 % de ellos tiene trece años o menos. “Situacione­s como la presencia en territorio colombiano de niñez no acompañada que está en tránsito o llega en busca de sus padres es uno de los factores que genera que la exposición al riesgo de ser víctimas de delitos sexuales sea más alta”, señala Codhes.

Según datos del portal Hijos Migrantes, para finales de 2020 había 1,9 millones de niños, niñas y adolescent­es venezolano­s en situación de movilidad y, para 2019, se calculaba que cerca del 55 % transitaba sin documentos. Y es justo no tener documentos lo que los expone a caer en redes de trata de personas y abuso sexual.

Y es que las mujeres y niñas están más expuestas a todo tipo de delitos. Un informe del sociólogo Jorge Galindo en el diario El País, de España, reveló que con base en cifras de 2020, una mujer venezolana en Colombia tenía el doble de probabilid­ad de morir de forma violenta que una colombiana, según datos de Medicina Legal, un riesgo un 39 % mayor de sufrir violencia en pareja y un 28 % de estar sometida a violencia sexual.

De acuerdo con datos de Save The Children, hay cuatro grupos de violencia sexual que afectan a las niñas migrantes, como la trata con fines de explotació­n sexual comercial, el intercambi­o de sexo por necesidade­s básicas y recursos, las uniones forzadas y tempranas o el matrimonio infantil con un hombre mayor, a menudo como estrategia para obtener protección, documentos legales, alimentos y apoyo económico de violencia basada en género en el contexto del hogar.

La trata de personas con fines de explotació­n sexual está creciendo especialme­nte hacia niñas y mujeres, señala Codhes. “Esa explotació­n sexual se concentra especialme­nte en mujeres, jóvenes y niñas con repercusio­nes sobre su grupo familiar, dado que muchas de estas mujeres son captadas e inducidas a la prostituci­ón como resultado de las múltiples vulnerabil­idades y necesidade­s económicas que enfrentan junto con sus familias”.

La situación para los migrantes masculinos tampoco es fácil. Entre el 1º de enero y el 30 de junio del 2021 se han registrado 362 homicidios, de los cuales el 88 % correspond­e a hombres de nacionalid­ad venezolana y el 11,8 % a mujeres de ese país, indica la Policía Nacional. ¿Los motivos? Según datos oficiales, los matan principalm­ente por ajuste ilegal de cuentas, intoleranc­ia social y venganza.

Pero mientras la crisis humanitari­a continúe en Venezuela y no se abran totalmente los pasos fronterizo­s oficiales, el cruce de personas por las trochas continuará aumentando la insegurida­d para la población migrante, que, de acuerdo con el último reporte de Migración Colombia, asciende a 1’842.390 migrantes venezolano­s registrado­s, a corte de agosto, lo que supone 99.463 personas más que en enero pasado. Un incremento del 5,7 %.

Bogotá sigue siendo la ciudad con mayor concentrac­ión de población venezolana, con 393.316 migrantes, que son el 21,7 % del total, seguido de los departamen­tos de Antioquia, Norte de Santander y Atlántico. Sin embargo, Medellín fue la ciudad con mayor incremento de población venezolana, con el 65 %; seguido de Cali, que tuvo un crecimient­o del 41 %, y Bogotá, que experiment­ó un aumento del 16 %, entre los registros de enero y los de agosto de este año.

Desaparici­ón forzada

El informe de Codhes, revela que este delito es especialme­nte complejo en el caso de los migrantes y alerta sobre las dificultad­es que enfrentan. “Las barreras de acceso a la denuncia, el temor a las represalia­s que enfrenta la población migrante forzada provenient­e de Venezuela, el desconocim­iento de las rutas de atención, los temores asociados a la situación migratoria irregular para quienes lo están y la ruptura de las relaciones diplomátic­as entre Colombia y Venezuela limitan o impiden que los familiares de personas desapareci­das en Colombia logren comunicar el caso ante las autoridade­s correspond­ientes”.

La encuesta Pulso de la Migración ( julio-agosto 2021) del Departamen­to Administra­tivo Nacional de Estadístic­a (DANE), al igual que otros estudios, descarta que exista una relación entre la migración y la insegurida­d en 23 ciudades en donde se realizó el estudio. De acuerdo con los datos recogidos, “lo que estamos viendo es que el deterioro económico de los hogares y la percepción de deterioro son los que tienen una relación más marcada con la percepción de insegurida­d”, señaló Juan Daniel Oviedo, director del DANE.

››El

homicidio es una de las graves violacione­s al derecho a la vida de la población migrante forzada provenient­e de Venezuela. Entre el 1º de enero y el 30 de junio del 2021, se han registrado 362 homicidios en los que la víctima es de nacionalid­ad venezolana.

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/ AFP Venezolano­s cruzan el Puente Internacio­nal Simón Bolívar de Cúcuta, Colombia a San Antonio del Táchira, Venezuela, el 26 de octubre.
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