La otra Cali
HAY OTRA CALI DETRÁS DE LAS MAlas noticias con las que se ensañan algunos comentaristas y esa prensa implacable que, por ganar rating, quieren volverla el Beirut de Latinoamérica. Exageran lo negativo e ignoran el esfuerzo y la pujanza de una ciudad que no se deja acuscambar y lucha contra las adversidades pegándole un susto al pesimismo.
Esa otra Cali es, por ejemplo, la ciudad que por estos días respira cultura: ni bien culminó con éxito el encuentro llamado Oiga, Mire,
Lea, que reunió en charlas y conferencias a lo más granado de la literatura con llenos totales, cuando esta semana empezó la Feria Internacional del Libro (FILCALI), promovida y organizada por la Universidad del Valle, la Alcaldía de Cali y la Fundación Spiwak. Se están desarrollando más de 500 actividades con lanzamientos y presentaciones virtuales y presenciales de docenas de libros, con una gran exhibición de títulos, atractivas ofertas y un ambiente lúdico para toda la familia.
Esta feria, con todas las medidas de bioseguridad, espera cerca de medio millón de asistentes, batiendo todos los récords anteriores.
Y ni bien haya pasado este certamen, viene la Bienal Internacional de Danza, con una programación a la altura de las capitales culturales del mundo y sobre lo cual nos ocuparemos próximamente, sin dejar de mencionar el Festival Petronio Álvarez, que este año también se viene con todo y es un referente mundial de la cultura musical y gastronómica del Pacífico.
Pero hay más: en materia deportiva, ya finalizando noviembre Cali será la sede de los Juegos Panamericanos de la Juventud, con la participación de deportistas de más de 50 países que engalanarán nuestros escenarios deportivos.
Con esto se demuestra que Cali no ha perdido su impulso y que, por el contrario, está siendo consecuente con su compromiso de salir adelante y sobreponerse a las circunstancias dando ejemplo de resiliencia, de resistencia y de berraquera.