Una “Adelita” para la Presidencia de México
LOS OBSERVADORES EXTRANJEROS de la política colombiana no entienden fácilmente el cuadro surrealista que ofrece el juego del poder en nuestro país.
Mientras aquí aumenta el número de aspirantes a la Presidencia en 2022 y cada día se ve menos clara la forma en que concluirá la competencia, en México está pasando algo diferente. Aunque el mandato de Andrés Manuel López Obrador apenas va en la mitad, ya se empieza a definir la carrera por su sucesión y entre los que se perfilan como contendientes para el 2024 se destaca una mujer. Hoy es la alcaldesa de la capital mexicana y se llama Claudia, como la de Bogotá.
Claudia Sheinbaum es una política, científica, activista y escritora de 59 años que dará mucho de qué hablar durante los próximos meses. En 2018 se convirtió en la primera mujer alcaldesa de la Ciudad de México.
En el tiempo de sus estudios universitarios formó parte del brazo juvenil del Partido de la Revolución Democrática (PRD), fundado en 1988 por miembros del ala progresista del PRI entre los cuales se destacaron Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador. Cuando este fue elegido alcalde de la capital en 2000 y compitió por la Presidencia en 2006, 2012 y 2018, Claudia estuvo entre quienes lo acompañaron en las campañas. Fue secretaria de Medio Ambiente del Distrito Federal durante la alcaldía de AMLO y luego su vocera en las campañas presidenciales. Además, formó parte de las “Adelitas”, como fueron llamadas las mujeres que organizaron brigadas y realizaron intensas movilizaciones contra los intentos de privatización de Pemex, la petrolera estatal mexicana.
En la Alcaldía de la Ciudad de México se ha consolidado como una dirigente progresista y de posiciones definidas aun en temas polémicos, no solo respecto a la cultura y la historia de México sino también al sexo. Su decisión más reciente fue la de reemplazar el monumento a Cristóbal Colón, que estuvo durante más de un siglo en el Paseo de la Reforma —la avenida más emblemática de la ciudad—, por una réplica de La joven de Amajac, una talla en piedra de la cultura azteca que data de hace más de 500 años y fue descubierta este año en el estado de Veracruz.
La elección de una mujer indígena para reemplazar a Colón tiene una poderosa carga simbólica en un país donde el discurso indigenista y el feminismo han cobrado fuerza y donde todavía subsisten formas de discriminación y machismo que afectan especialmente a las mujeres indígenas.
En los sectores conservadores no ha sido visto con buenos ojos el reemplazo del monumento a Colón, considerado una pieza valiosa del patrimonio histórico y artístico de México. La alcaldesa Sheinbaum defiende su decisión diciendo que la escultura representa a las mujeres y sus luchas en la historia de México, “una historia de clasismo y racismo que viene desde la Colonia”.
Es difícil predecir el efecto que la gestión de la “Adelita” mexicana tendrá en la campaña presidencial, en la que ella tiene por delante un trabajo muy duro frente a rivales como Marcelo Ebrard, el actual canciller y exalcalde de Ciudad de México que ha sido la segunda figura del Gobierno en los últimos años. Pero es obvio que muchos —y en especial muchas mujeres— estarán de acuerdo con ella, pues cada día es más clara la resistencia femenina a una cultura que ha sido dominada tradicionalmente por los hombres.