Tenemos 60 puntos de recarga eléctrica
EL MUNDO ESTÁ ENFRENTANDO una revolucionaria transición energética, abandonando los combustibles fósiles para entrar de lleno en energías limpias y renovables. La pregunta es cómo y cuándo Colombia debe hacer esa transición. La propuesta de Petro, en la muy remota eventualidad de que llegue al poder, es suspender de inmediato la exploración y exportación de hidrocarburos. Como casi la totalidad de sus propuestas económicas, la del exguerrillero es una insensatez. Colombia no está preparada para dejar de recibir los ingresos del petróleo y el carbón. Un país exporta precisamente para poder importar; y al no tener un reemplazo de las divisas generadas por la exportación de hidrocarburos, corremos el riesgo de quedar sin con qué comprar bienes de capital y consumo importados, incluyendo 12 millones de toneladas de alimentos.
A escala mundial, el crudo y el carbón tienen “fecha de vencimiento”. El problema es que la fecha concreta no aparece. Pero va a llegar un momento, casi con certeza antes de finalizar la década, en que el precio a que podamos colocar nuestro petróleo y carbón va a estar por debajo del costo marginal de extraerlo. Ese día no tendrá sentido económico bombear y extraer esos productos. El fin del petróleo, como varias veces se ha expresado en esta columna, se vislumbra. A mediados de la década, los vehículos eléctricos serán más baratos que aquellos de combustión interna y en ese año en Europa las ventas de los eléctricos e híbridos van a superar a los convencionales. La revolución se va dar es en el tamaño, peso, capacidad de carga y costo de las baterías. A partir del 2030, ningún fabricante importante va a fabricar vehículos no eléctricos.
En Colombia, lamentablemente, sí se cometen varios errores, siendo el primero la subestimación de la velocidad de la transición energética. Para muchos, la fecha más segura es entre el 2050 y el 2070. Como es obvio, los poderosos intereses asociados a los combustibles fósiles van a tratar de que la transición sea lo más tarde posible. Muchos argumentan que Colombia debe seguir exportando petróleo hasta que sea necesario, sin entender que esa decisión la toma el mercado, no nosotros. Cuando se vendan globalmente más carros eléctricos que convencionales, muy seguramente finalizando la década, va a empezar a bajar el precio del crudo. Si bien Colombia ha hecho enormes avances en generación de energía eléctrica limpia y renovable, pasando de 0,2 % en el 2018 a cerca del 16 % a finalizar el 2023, el país no está preparado para enfrentar la transición al transporte eléctrico. En promedio, se calcula que un país necesita un punto de recarga por cada 32 vehículos eléctricos. Si el parque automotor eléctrico en Colombia en el 2035 se estima en tres millones de vehículos, el país va a necesitar en el orden de 94.000 puntos de recarga. Hoy tenemos 60. Noruega, con medio millón de vehículos eléctricos, tiene 16.000. El camino a recorrer es largo.
Apostilla I: Alberto Rodríguez, el diputado español de extrema izquierda que en una manifestación le dio una patada a un policía, fue expulsado del parlamento. En Colombia, Gustavo Bolívar, un senador que financia a los que les dan patadas a los policías, estuvo al borde de ser nombrado vicepresidente del Senado.
Apostilla II: A los hombres verticales los enaltecen las injurias de los granujas. Es natural también que los ineptos vean con prevención los logros de los gobernantes serios. Por ende, son entendibles las críticas ligeras y aturdidas contra Duque de Santos, Petro y Barreras.