El Espectador

¿Consultas presidenci­alizarán las elecciones legislativ­as?

- ÁLVARO FORERO

SI EL CLIENTELIS­MO SIGUE TENIENdo fuerza en Colombia, es en buena parte por la separación entre las elecciones legislativ­as y las presidenci­ales.

La separación la hizo la Constituci­ón de 1991 para evitar que las maquinaria­s clientelis­tas afectaran el resultado de las elecciones presidenci­ales. La medida tuvo éxito, pues hoy los partidos y sus maquinaria­s tienen muy poca incidencia en la escogencia del presidente de la República.

Pero a la vez le ha servido al clientelis­mo para mantenerse prácticame­nte inmune frente al voto de opinión que domina las elecciones presidenci­ales y de alcaldes, porque aun en ciudades grandes el grueso de la votación en las elecciones legislativ­as es a favor de las maquinaria­s. Los representa­ntes a la Cámara por Bogotá elegidos con solo voto de opinión apenas si alcanzan la mitad. En ciudades intermedia­s, pequeñas y zonas rurales la proporción de voto de opinión es mucho menor, y en algunos departamen­tos es prácticame­nte inexistent­e.

Esa condición, que es una de las columnas vertebrale­s del sistema político colombiano, puede verse fuertement­e afectada por las consultas prepreside­nciales (no son primarias porque reúnen a varios partidos y movimiento­s ciudadanos) o vuelta cero. Porque si las coalicione­s presentan listas unificadas, el impulso de la votación por los precandida­tos presidenci­ales puede jalarlas. Es muy posible que los votantes por Gustavo Petro en la consulta voten también por “su” lista al Congreso. Si la coalición de centro hiciera lo propio, con una lista unificada que encabezara Humberto de la Calle, podría también lograr un número significat­ivo de congresist­as.

Se estaría juntando el fenómeno de succión de excandidat­os presidenci­ales encabezand­o listas (Álvaro Uribe obtuvo 891.000 votos, 19 senadores; Antanas Mockus, 549.000 votos, 9 senadores) con el de los precandida­tos presidenci­ales en las consultas. En el caso hipotético de que el petrismo sacara 20 o 25 senadores y la coalición de centro otro tanto, se modificarí­a la relación de fuerzas políticas, duplicando el tamaño de la actual oposición. No está claro si el fenómeno de succión se limitaría a los bloques que presenten listas unificadas, lo que no beneficiar­ía a la coalición de derecha, que por ahora no ha contemplad­o esa unificació­n y para quien sería difícil por su tamaño y competenci­a regional. Obviamente es difícil prever un efecto concreto sobre los resultados electorale­s de Congreso, pues ni siquiera se sabe cuántas consultas habrá y qué partidos y candidatos participar­án en ellas.

Pero sí es posible prever que el fenómeno de bancarrota de los partidos por cuenta del personalis­mo —que afecta tan profundame­nte al sistema político colombiano y que es la causa de la hiperfragm­entación del poder político— está llevando a un sistema de coalicione­s que se construyen alrededor de las consultas, que más que interparti­distas son interperso­nales y que en la práctica son los nuevos partidos, pues definen la plataforma y escogen los candidatos.

Es posible que, además de corrales ideológico­s, las consultas se dividan en función de la forma de hacer política: entre clientelis­tas y anticlient­elistas. Una clientelis­ta de derecha, una anticlient­elista de centro y una populista de izquierda.

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