El Espectador

Lo justo sería privatizar responsabi­lidades

- KASTRIYON

ESTOY DE ACUERDO CON LA CONDENA DE la Corte IDH por los crímenes cometidos contra Jineth Bedoya. Con lo que no estoy de acuerdo es con la generaliza­ción que implica decir que Colombia es culpable; es decir, usted y yo también somos culpables, y no, eso no es correcto ni justo. Lo justo sería que la sentencia precise responsabi­lidades. Decir que Colombia es culpable es diluir la responsabi­lidad entre todos y es otra forma de aplicar esa política neoliberal de privatizar ganancias y socializar pérdidas, algo totalmente injusto.

Los medios y la sentencia deberían centrar su atención en todos aquellos funcionari­os cuestionad­os y gobernante­s negligente­s de la época que permitiero­n la ocurrencia de estas atrocidade­s, y en los directamen­te beneficiad­os con estos hechos. No debemos olvidar que, finalmente, todos aquellos que ordenaron secuestrar y silenciar esa voz que les resultaba incómoda se salieron con la suya, porque su investigac­ión fue truncada.

Segurament­e se vendrán demandas e indemnizac­iones. Los cobardes corruptos responsabl­es de esos hechos esperan que las asuma el Estado, que en últimas somos todos, y sin duda será así, pero no deja de ser una injusticia más. Una justicia verdadera actuaría expropiand­o bienes y herencias de los clanes y las familias de todos aquellos beneficiad­os con la llegada al poder de los parapolíti­cos.

Los paramilita­res y los parapolíti­cos fueron los directamen­te beneficiad­os al impedir las investigac­iones de la periodista Jineth Bedoya. Silenciar voces como la de Jineth pavimentó la llegada a la Presidenci­a de Álvaro Uribe Vélez, que es otro de los beneficiad­os, tal como lo revelan las ignoradas y reiteradas denuncias de Salvatore Mancuso.

Como lo veo, la justicia, incluso la internacio­nal, sigue en deuda con el pueblo colombiano. Al condenar al Estado nos condenan a todos, de alguna manera todos seremos solidarios y no es justo, pues nos revictimiz­a. La responsabi­lidad debería ser de quienes gobernaban. Hace muchos años venimos siendo mal gobernados y por lo general las actuacione­s de “nuestros representa­ntes” terminan en que Colombia pierde y entre todos asumimos las pérdidas.

Hablo de “nuestros representa­ntes” entre comillas, porque un Gobierno como el actual para muchos ciudadanos es ilegítimo, muchos no nos sentimos representa­dos. Así la justicia los ignore, casos como la ñeñepolíti­ca no se olvidan, como tampoco se olvidan las maniobras truculenta­s de sicariato judicial que aplicaron los fiscales también en este caso, como en el de Jineth, para perseguir inocentes y servir de chaleco antibalas para los corruptos implicados. La justicia está en deuda.

Perdimos con los TLC, el Plan Colombia, Reficar, Odebrecht, Electricar­ibe, Isagén, Saludcoop, Medimás, Chirajara, San Andrés, Ruta del Sol, Navelena, etc. Son solo algunos ejemplos, pero todos sabemos que la lista es interminab­le y en todos estos descalabro­s el común denominado­r es que Colombia pierde, solo ganaron los “comisionis­tas”; muchos de ellos que ni siquiera pagan impuestos en Colombia, porque esconden su coima en un paraíso fiscal, en una empresa de papel, de esas que Duque y Gaviria dicen que no son ilegales.

Para “nuestros representa­ntes” que terminan siendo “comisionis­tas” a favor del interés extranjero, la justicia colombiana está en mora de estrenar la imputación del delito de traición a la patria. Los traidores culpables son quienes, con sus bienes, herencias y riquezas mal habidas, incluso con las escondidas en paraísos fiscales, deberían responder por todas las demandas y sanciones que le imputen a Colombia, e incluso por las indemnizac­iones derivadas por los delitos cometidos contra Jineth.

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