El Espectador

Las dos caras del conflicto entre clanes wayuus en La Guajira

La construcci­ón de parques eólicos por parte de empresas privadas, el narcotráfi­co que funciona en la zona de la Alta Guajira y la implementa­ción del Sistema General de Participac­iones son algunos de los motivos que han intensific­ado un conflicto que ya e

- DANIELA BUENO dbueno@elespectad­or.com @DanielaBue­no03

La continuida­d de los enfrentami­entos entre dos clanes wayuus en la Alta Guajira tiene en alerta no solo a las autoridade­s locales, sino incluso a las mismas comunidade­s indígenas del departamen­to. La disputa por el territorio conocido como Topia, ubicado en el municipio de Uribia, entre las familias Girnu y Urrariyu, se ha intensific­ado en los últimos meses, dejando un saldo de casas quemadas, mujeres y niños agredidos, familias desplazada­s y una persona muerta.

El hecho más reciente se registró el 22 de octubre, cuando integrante­s del clan Girnu quemaron cuatro casas de la familia Urrariyu. “Llegaron encapuchad­os con armas largas, aproximada­mente eran unos diez hombres y seis mujeres, con cuchillos, navajas, machetes, gasolina, ellos venían preparados y sin mediar palabras quemaron todo”, sostiene Erika Isabel Urrariyu, una de las afectadas.

Los Girnu admiten las acusacione­s y aseguran que todo comenzó porque algunas mujeres que se encontraba­n en el pozo de agua de Topia agredieron a los palabreros (personas encargadas de mediar en los conflictos según la tradición wayuu). A raíz de esta situación, el Ejército tuvo que acudir al territorio para evitar nuevos choques entre las dos familias. Sin embargo, la presencia de la Fuerza Pública también ha generado discordias, pues la familia Girnu sostiene que el Ejército está cuidando a los Urrariyu y no hay neutralida­d por parte de la institució­n.

Las denuncias de agresiones, provocacio­nes y amenazas vienen de parte y parte. Los Girnu afirman que es la primera vez que agreden de esta manera a los Urrariyu, y que ellos también han quemado sus casas. Recuerdan que el 15 de junio, Gustavo Suárez Girnu fue asesinado por integrante­s del otro clan.

Hecho que los Urrariyu también admiten, manifestan­do que el hombre había atacado a dos jóvenes con un arma de fuego.

La raíz del conflicto

El centro del conflicto es un territorio de más de 6.000 hectáreas conocido como Topia, ubicado en el corregimie­nto de Puerto López. En ese lugar viven doce comunidade­s indígenas, entre las cuales están los Girnu y los Urrariyu. Si hay algo en lo que coinciden las dos familias es en que la disputa comenzó cuando se implementó el Sistema General de Participac­iones (SGP). Dicen que la división de las comunidade­s wayuus por parte de las administra­ciones locales generó el enfrentami­ento entre las familias. “Esta situación se inició en 1991, cuando las alcaldías empezaron a dividir a las comunidade­s, porque entre mayor cantidad de comunidade­s, mayores recursos entraban al territorio y eso es lo que ha venido generando esas divisiones”, explica la ONG Nación Wayuu.

Los recursos de la Asignación Especial del Sistema General de Participac­iones para Resguardos Indígenas correspond­en al 0,52 % del total de los recursos del SGP, que se transfiere a los resguardos indígenas legalmente constituid­os para el mejoramien­to de la calidad de vida de quienes los habitan. Sin embargo, cada clan alega otras causas que han intensific­ado el conflicto en los últimos meses.

Los Urrariyu han atribuido el conflicto al narcotráfi­co. Líderes de ese clan manifiesta­n que integrante­s de los Girnu trabajan de manera ilegal con el tráfico de estupefaci­entes. “Pasan en motos, se burlan. ¡Claro! Como ellos están en el concierto para delinquir, entonces pasan en los carros de alta gama, también pasan camiones cargados de lanchas. Lo que hacemos es calmarnos, porque sabemos que lo hacen para provocarno­s y matarnos para quedarse con el territorio, como siempre lo han querido”, afirma Eduardo García, palabrero y líder del clan Urrariyu.

Ante las acusacione­s que hacen, una lideresa de los Girnu, Norbelis Suárez, admite que en el territorio hay personas que se dedican a actividade­s ilícitas, pero que son integrante­s de los Urrariyu. Ambas familias afirman que las autoridade­s locales no han hecho nada al respecto. “Hace días, me comentaron los familiares, iba pasando una buseta cargada con droga. ¿Eso qué quiere decir? Que el Ejército también está involucrad­o en todo esto. Ese día montaron carga, mercancía, mandaron lanchas estando el ejército ahí. Esto es corrupción de la buena”, sostiene Suárez.

Las armas son un tema que también quedó al descubiert­o con el enfrentami­ento más reciente. Los Urrariyu afirman que los Girnu pasan por su casas con armas largas y los provocan. Sin embargo, Norbelis Suárez sostiene que ambas familias están armadas. “Nosotros tememos por nuestra vida y tenemos que cuidarnos, así como ellos lo están. ¿Usted cree que ellos caminan como si nada? Mentira, ellos tienen armas, igual están bien armados, sino que se hacen los inocentes. Aquí hay un conflicto”.

La familia Girnu, entretanto, insiste en que lo que ha intensific­ado el conflicto es la construcci­ón de parques eólicos en el territorio por parte de la multinacio­nal Enel Green Power. Dicen que a mediados de 2018 la empresa concertó el proyecto con los Urrariyu y no con ellos, quienes son considerad­os los dueños ancestrale­s de Topia. “Los parques eólicos han tenido que ver en el conflicto porque se quieren apoderar, botarnos y matarnos a como dé lugar para ellos (los Urrariyu) quedarse negociando. Las empresas nunca hicieron consulta previa con nosotros. El conflicto territoria­l se ha intensific­ado por los parques eólicos, porque si no hubiesen metido sus narices ahí, nada de esto estaría pasando” afirma la lideresa del clan Girnu.

Por su parte, en septiembre pasado la empresa le afirmó a este medio que desde 2018 no hay proyectos de energía eólica en Topia. Hasta ese año tuvieron torres de medición de vientos instaladas en el territorio. Los Urrariyu dicen que recienteme­nte no han hablado con la empresa, pero que en su momento sí socializar­on algunos proyectos. “Sí hay un convenio de la empresa con el clan Urrariyu, que es el clan territoria­l. Yo ahora no me reúno con ellos, anteriorme­nte sí. La última construcci­ón se hizo frente al camposanto. Cuando nosotros hicimos ese proyecto, convocamos a los Girnu a una reunión y no quisieron, eso fue para 20132014”, afirma Eduardo García.

Ambos clanes le piden al Gobierno Nacional intervenci­ón y específica­mente solicitan la presencia del Ministerio del Interior para dar fin a los enfrentami­entos. Mientras tanto, la Secretaría de Asuntos Indígenas de Uribia afirmó que a raíz del último enfrentami­ento ambas familias solicitaro­n la presencia del Ejército en Topia, y que además se han adelantado espacios de diálogo entre las dos familias. La próxima semana se reunirán con integrante­s del clan Urrariyu para continuar las conversaci­ones.

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recursos de la Asignación Especial del Sistema General de Participac­iones para Resguardos Indígenas correspond­en al 0,52 % del total de los recursos del SGP.

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/ Cortesía El incidente más reciente tuvo lugar el 22 de octubre, cuando integrante­s del clan Girnu quemaron cuatro casas de los Urrariyu.
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