En nombre del cambio climático
MOJÓ PRENSA GLOBAL NUESTRO presidente en Glasgow (Escocia) durante la COP26, celebrada con mucho bombo y discutibles resultados.
Discutir formas de reducir emisiones de gases de efecto invernadero de manera equitativa se convirtió en una oportunidad para vender humo (y humor) mientras Colombia arde. Además de hacer puñitos con el presidente Biden y dar por terminada la pésima relación que tiene con los demócratas, Duque
volvió a la narrativa de los 180 millones de árboles que supuestamente serán sembrados para contrarrestar la deforestación. Se habló de reducir emisiones y lograr neutralidad de carbono de aquí al 2050. Nada se dijo sobre la militarización de lo ambiental.
“Teniendo en cuenta que somos potencia mundial en biodiversidad y agua”, escribió en 2019 Rafael Guarín, el consejero presidencial para la Seguridad Nacional, es necesario reorganizar las Fuerzas Armadas. A la espera del Acuerdo de Escazú, que la coalición de gobierno se resiste a aprobar y para el que no hubo mensaje de urgencia, lo que no apareció en la foto de los arbolitos verdes es la Operación Artemisa. “Uno no usa fuerzas especiales para frenar a un campesino con motosierra”, se lamentó un cercano al Ejército,
según La Silla Vacía.
En nombre del cambio climático, Duque puso en la agenda de la seguridad los temas ambientales. Hizo falta en Glasgow el pendón propagandístico del despliegue de militares en zonas deforestadas. Campesinos y colonos judicializados no son de mostrar. No hicieron parte de la extensa comitiva presidencial los limitados avances en la aplicación del Acuerdo de Paz. Las familias a las que se les quitó tierra y difícilmente esperan una solución estructural no fueron material de propaganda. Tampoco lo fue el glifosato.
Ante el mundo, los arbolitos verdes por sembrar. Adentro, sigue vigente el texto clásico de la historiadora Catherine Legrand sobre colonización, expansión de la frontera agrícola y relevancia del acceso de la tierra.