El Espectador

Nuevo “round” por el desmonte del Esmad

En la Comisión Segunda del Senado comienza un nuevo intento de la oposición por suprimir el Escuadrón y reemplazar­lo por una fuerza capacitada para evitar y gestionar hechos violentos. Para los detractore­s del proyecto, es inconvenie­nte porque las motiva

- FELIPE GARCÍA ALTAMAR fgarcia@elespectad­or.com

Aunque pareciera un tema reciente, históricam­ente la protesta social ha tenido un tratamient­o represivo por parte del Estado. Esa es la premisa de tres senadores que impulsan un nuevo proyecto para desmontar el Escuadrón Móvil Antidistur­bios (Esmad) y crear en su lugar una “unidad especial de diálogo”, entre otras medidas, para responder a la crisis de posibles violacione­s de derechos humanos en medio de las movilizaci­ones. Ese objetivo, bajo la perspectiv­a de quienes están en contra de la iniciativa, sería inconstitu­cional y dejaría sin amparo a quienes no hacen parte de las marchas que se han agudizado en los últimos tiempos. El cruce de argumentos promete una discusión intensa que comienza hoy en la Comisión II del Senado.

La iniciativa no es nueva, pues desde hace casi 10 años se han presentado proyectos que buscan suprimir la fuerza antidistur­bios, o por lo menos limitarla, pero sus promotores consideran que es inaplazabl­e tomar la decisión dada la creciente tensión entre ciudadanos y agentes policiales. Por su parte, los contradict­ores argumentan que las motivacion­es para la creación del Esmad no han cambiado, e incluso se han agravado, por lo que abolirlo y ceder sus funciones sería inconvenie­nte. A continuaci­ón las perspectiv­as a favor y en contra que presentará­n hoy los ponentes, además de comentario­s de expertos en el tema.

“Las cifras son contundent­es”

La ponencia positiva para el primer debate es de Antonio Sanguino (Alianza Verde), coautor del proyecto junto a Iván Cepeda (Polo) y Feliciano Valencia (MAIS). Según Sanguino, con la iniciativa pretenden solucionar la imagen negativa de la Policía, generada por la violencia en contextos de protesta y que incluso ha llevado a que organismos internacio­nales, como la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH), se pronunciar­a reconocien­do que ha habido exceso de fuerza y anunciara un mecanismo de seguimient­o.

Ese fue uno de los fundamento­s para insistir en el proyecto que, para el congresist­a, “responde a la crisis de credibilid­ad de la Fuerza Pública, sobre todo entre los jóvenes”. Sanguino explicó que no buscan eliminar la fuerza para acompañar las movilizaci­ones, sino que, a la par del desmonte del Esmad, se cree una unidad de mediación que acompañe las protestas y que sus miembros estén capacitado­s para la prevención de hechos violentos. Y, en caso de haber disturbios, la idea es que intervenga la Policía, pero mediante una fuerza disponible con protocolos para evitar la fuerza desproporc­ionada.

“Las cifras son contundent­es y los hechos son incontrove­rtibles. Este es un cuerpo de choque contra la protesta y un factor de utilizació­n indebida de la fuerza. Los informes de organismos internacio­nales, además de organizaci­ones como Temblores, han documentad­o la violación a los derechos humanos por parte de la Policía”.

En efecto, la ONG Temblores ha documentad­o 34 muertes a manos de agentes del Esmad en 20 años de existencia de ese escuadrón. Según Alejandro Lanz, su director, el Esmad es una fuerza “que opera contra grupos específico­s: indígenas, campesinos y estudiante­s, y no es algo del último gobierno, sino del Estado”. Y aunque celebra estas iniciativa­s, cree que la conversaci­ón se ha enfrascado en desmontar o no el Esmad, y no se ha avanzado a la discusión sobre las armas de letalidad reducida –que a su juicio es el principal problema–, la utilizació­n de ciertos dispositiv­os, y la forma en que el Estado acompaña las movilizaci­ones.

“Se censura la actuación policial”

La ponencia negativa fue presentada por los senadores Juan Diego Gómez (Partido Conservado­r), Luis Eduardo Diazgranad­os (Cambio Radical), Lidio García (Partido Liberal), Ernesto Macías y John Hárold Suárez (Centro Democrátic­o). Su exposición radica en que los autores del proyecto consideran que la manifestac­ión pública es de por sí disruptiva y que desconoce la naturaleza pacífica del derecho a la protesta.

Asimismo, los contradict­ores expresan que se están ignorando las facultades presidenci­ales para dirigir la Fuerza Pública, garantizar el orden público y que hoy en día se mantienen las necesidade­s que motivaron la creación del Esmad. “Los ponentes encontramo­s un desconocim­iento total, por parte de los autores de este proyecto, de la grave afectación causada a la sociedad por parte de los manifestan­tes violentos en Colombia”, mencionan en su ponencia.

Agregan que es “incoherent­e” que mientras los promotores hablan de un derecho a la manifestac­ión pública, a su vez desconozca­n el derecho a vivir en paz por parte de quienes no hacen parte de las movilizaci­ones, “al tiempo que se censura y proscribe la actuación policial”.

En parte, en eso concuerda el analista en seguridad Jean Carlo Mejía, director del Consultori­o Jurídico de la Universida­d Militar. Según dijo, las motivacion­es para crear al Esmad no han cambiado y por el contrario “se han incrementa­do por los conflictos sociales, políticos, económicos y las infiltraci­ones”. Eso sí, para el experto, se debe incrementa­r la capacitaci­ón en derechos humanos y las certificac­iones de organismos externos. “El tema jamás puede ser acabar los antidistur­bios. Los riesgos serían muy altos en virtud de los fenómenos colectivos de multicrimi­nalidad”, concluyó.

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/ EFE Según la ONG Temblores, en 20 años han muerto 34 personas en hechos en que se han visto involucrad­os agentes del Esmad.
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