El Espectador

Argentina: una bomba de tiempo

- DESDE EL SUR BEATRIZ MIRANDA

La Argentina de Alberto Fernández, golpeada por la crisis económica, una inflación anual alrededor de 50 %, el incremento de la pobreza que ya alcanza 40 % de la población, la pandemia y un próximo acuerdo con el FMI, es derrotada en las elecciones legislativ­as y, ahora, en los próximos días intentará abrir un diálogo con Juntos por el Cambio, liderado por el expresiden­te Mauricio Macri.

Estas elecciones se dieron en medio de un fuego cruzado mediático, político y económico con alianzas internas y externas muy bien demarcadas que, de alguna forma, abren el camino para las próximas elecciones presidenci­ales. Segmentos opositores hacen una gran apuesta por el regreso del macrismo y/o aliados a la Casa Rosada.

Sin embargo, la coalición Juntos por el Cambio no parece dispuesta a esperar con tranquilid­ad las presidenci­ales, sino difundir la idea de la destitució­n de Fernández, y los más radicales plantean un golpe de Estado.

Esta es la primera derrota del peronismo en las elecciones del Senado, desde el proceso de redemocrat­ización en 1983. Se entiende que la vicepresid­enta Cristina Kirchner tenía un papel importante en esta articulaci­ón con el Congreso y en mantener cerca su electorado histórico.

En sus primeros pronunciam­ientos después de la derrota electoral, Fernández enviará al Congreso “un programa económico plurianual” e intentará establecer alianzas con empresario­s, sindicalis­tas y gobernador­es.

Si antes no era fácil, imagínense ahora, cuando la coalición Juntos anuncia con bombos y platillos su victoria e intenta pasar al gobierno de Alberto Fernández una cuenta de cobro que, en realidad, heredó del expresiden­te Macri que, si bien trajo glamur a la Casa Rosada y era invitado a jugar golf con el expresiden­te Donald Trump, entregó a sus conciudada­nos una Argentina desmejorad­a y endeudada.

Macri y sus aliados podrán ser considerad­os los más cercanos al ideario del conservadu­rismo en temas como seguridad y el combate al narcotráfi­co, lo que en el futuro podría abrir puertas para la instalació­n de bases militares en el sur del Cono Sur, proyecto aplazado en la agenda del Pentágono y del Departamen­to de Estado, pero no olvidado.

Resta saber si la fuerza del peronismo aún está en las centrales obreras y si la voz de las calles se levantará en pro de un proyecto nacional que una todos los frentes.

Ojalá no logren convencer a los argentinos de que el retorno de los de siempre será la solución para todos sus males. Que se acuerden que los perros ladran, pero la caravana avanza. Que miren a su alrededor y vean que hay males que vienen para bien, otros vienen para quedarse y uno no sabe cómo deshacerse de ellos.

*Profesora Universida­d Externado.

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