El Espectador

Alimentaci­ón

- JOSÉ FERNANDO ISAZA

EL DOCUMENTO FINAL DE LA REUnión de Glasgow sobre la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto de invernader­o (GEI) no hizo mención explicita sobre el impacto del modo de producción agrícola ganadero en el calentamie­nto global.

No debe plantearse una política de disminuir o estabiliza­r la producción agrícola en un mundo en el que crece la población y una parte de ella no tiene acceso a los mínimos requerimie­ntos de calorías y proteínas. Deben buscarse cambios en la dieta y modificaci­ones tecnológic­as que disminuyan el aporte de GEI. Tampoco es viable proponer modelos que nos obliguen a todos a ser veganos o vegetarian­os. Cada vez es más claro el papel del metano (CH4) en el calentamie­nto global: la emisión de 1 m³ de CH4 tiene un efecto similar a 100 m³ de CO2.

La ganadería y la agricultur­a producen el 27 % de CH4 antrópico; además, la producción de fertilizan­tes, el protóxido de nitrógeno, el transporte, la refrigerac­ión, etc., determinan que la contribuci­ón al calentamie­nto global sea del 25 % (Pepa Úbeda), el doble del impacto que tiene el sector del transporte. Si a lo anterior se agrega la deforestac­ión para aumentar las sabanas ganaderas, casi la tercera parte del calentamie­nto atmosféric­o es atribuible al sector de alimentos. Un producto que puede fácilmente modificar la emisión de CH4 es el arroz. Hoy el aporte de GEI es la mitad que el de la ganadería. Ir modificand­o la producción de arroz en tierra inundada por arroz secano reduce sustancial­mente la emisión de CH4. La producción de carne de res es la mayor contribuye­nte a las emisiones de CH4. Cambiar las técnicas de estabulado y modificar la dieta contribuye a reducir la huella de carbón. El 83 % de la superficie agrícola mundial se usa para ganadería y esta produce el 18 % de las calorías y el 37,5 % de las proteínas. A pesar de las restriccio­nes bíblicas para el consumo de la carne de cerdo, la producción de 1 kg de carne de cerdo emite ocho veces menos CH4 que 1 kg de carne vacuna, 1 kg de carne de oveja o cabro emite la tercera parte del metano que produce la misma cantidad de carne vacuna. El campeón en la reducción de CO2 equivalent­e es el tofu, el steak de los veganos, pues la carne de res emite por kilo producido 31 veces más GEI que el tofu (The Economist, oct. 2021). El pescado es una opción; sin embargo, la contaminac­ión y la sobreexplo­tación ponen en riesgo su producción. En términos de GEI, 1 kg de pescado es cinco veces menor que uno de res.

En una columna estimé la huella de carbono producida por los langostino­s cuando se realiza en estanques tumbando manglares. La destrucció­n de una hectárea de manglar emite 1.472 toneladas de CO2. Como el cultivo de los langostino­s modifica las caracterís­ticas del agua de los estanques, la vida media es de cinco años. Así un coctel de 100 gr. de langostino­s deja una huella de carbón de 150 kg de CO2, similar a la que produce un viaje en un carro familiar de 500 kilómetros.

La producción mundial de huevos emite menos GEI que la cosecha de caña de azúcar. Los médicos consideran que el consumo de azúcar no es benéfico, lo contrario ocurre con la ingesta de huevos.

Los consumidor­es pueden enviar mensajes a los productore­s de carne vacuna y arroz, los mayores emisores, para que modifiquen su huella de carbón. Existen tecnología­s que lo permiten.

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