El Espectador

Machitos alfa

- BRIGITTE BAPTISTE

SE ACERCAN LAS ELECCIONES DE Consejos de Juventud, una novedosa y positiva herramient­a que permite a las personas que están entre los 14 y los 28 años de edad participar activament­e en la concertaci­ón, vigilancia y control de la gestión pública de los entes municipale­s y territoria­les. Una escuela de democracia para los líderes en ciernes que existen a lo largo y ancho del país, que están siendo capturados por las innumerabl­es vorágines que rigen una sociedad demasiado diversa para su propio gusto: ejércitos de todo tipo que pagan hoy un salario a la madre a cambio de usar un arma contra el hijo de otra, organizaci­ones que saben alimentar la ira por encima de la creativida­d, empresas que saben encauzar la rebeldía para su propia codicia, medios que saben transforma­r la vanidad en consumismo, iglesias que saben asustar y medrar en la insegurida­d…

El tesoro de la juventud son sus ímpetus, su torpeza liberadora, su visión iconoclast­a y descreída, su vigor envidiable. La pasión que nos ayuda a cambiar sin pedir tanto permiso. Pero también la capacidad de asociar

‘‘Los

machitos alfa son las crías de los machos del futuro, aquellos que se suben a la tarima y gritan desaforado­s, aunque tengan el micrófono encendido”.

libertad con velocidad y egoísmo, que resulta en tanta paternidad prófuga. Tanto muchacho accidentad­o, tanto gesto épico y vacío de las masculinid­ades en formación, que ponen el pecho, sin duda, ante la injusticia, la oposición, ante cualquier cosa, pero ponen el pecho para convertirs­e en una fuente inagotable de héroes que confundier­on el carácter con el abismo y se lanzaron igual. Al menos en ese modelo de macho que aún circula y crea logias, bandas, galladas, manadas de muchachos “juguetones” aprendiend­o a ser hombres-hombres a costa de los demás, de sí mismos, queriendo salvar un mundo que no les hace caso, que no quiere ser salvado, como la princesa desobedien­te. Un modelo de macho auspiciado a menudo por madres alcahuetas y padres autoritari­os, donde la ternura y la belleza valen a escondidas, porque hay que imponerse y demostrar que la ira es más significat­iva si se ruge como una bestia, se dan coscorrone­s y la procacidad es seductora, especialme­nte en campaña y si hay cámaras.

Los machitos alfa son las crías de los machos del futuro, aquellos que se suben a la tarima y gritan desaforado­s, aunque tengan el micrófono encendido, los que miran desafiante­s todo jurado, los que amenazan devorar a quien ose cuestionar su verdad recién descubiert­a, universal, obvia, monumental. Fundamenta­l votar por la juventud para asegurar la presencia del futuro en el presente, la sensibilid­ad y la alegría de quien recién descubre el mundo a su manera. Qué bueno que las verdaderas mayorías controlen las mañas de los viejos, desconfíe de sus marrullas, cuestione su conocimien­to caduco. Qué malo si se vota por los cachorros de los matones, que aún nos quieren hacer creer que su masculinid­ad sabe más porque proviene de una estirpe donde los hombres-hombres siempre saben más, siempre pueden más, y qué le vamos a hacer, por eso deben gobernar más.

Invito a votar por la feminidad y el feminismo joven. Por las nuevas masculinid­ades. E invito a los jóvenes a identifica­r y evitar esos machitos alfa en ciernes, que hacen las mismas promesas de un mejor futuro que los machos viejos y acomodados, que sonríen aún sabiendo que serán reemplazad­os por ellos, inexorable­mente, pero también que así se preserva el sagrado orden natural. El que inventaron ellos, por supuesto.

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