Cinco años y muchísimos más del Acuerdo de Paz con las Farc
Se cumplieron los primeros cinco años de la firma del Acuerdo de Paz y parece que fue ayer, por el paso del tiempo tan rápido, le parece a uno. Tal vez solo los niños tienen una noción de tiempo con otra dimensión. Hemos escuchado a los expertos sobre los resultados que se han visto en este breve —para la historia— período y me quedo con el concepto de Sergio Jaramillo, quien afirmó al respecto que otros procesos de paz en el mundo a estas alturas ya se habían desintegrado, mientras el caso colombiano continúa con la llama de la esperanza aún viva y el acompañamiento de buena parte de la población y de líderes que no han desfallecido en mantenerse en la lucha por esta causa. Sí recuerdo que hace cinco años se avizoraba un panorama crítico, por lo difícil que resultaba para todos superar un conflicto cincuentenario al otro día de la firma.
Pero lo que sí se esperaba era el compromiso del gobierno Duque, que lo habría convertido en un personaje digno de ser recordado para la historia. Su papel, si bien ha sido valorado diplomáticamente tanto por el expresidente Santos y otros integrantes del equipo de la paz como Humberto de la Calle, Sergio Jaramillo y
Timochenko, solo dio muestras de sensatez en el tercer año de su gobierno con un poco de apoyo a la implementación, tal vez porque ya no le quedaba otra salida. Se perdió un tiempo muy valioso de empuje al inicio del cuatrienio y hoy habría un panorama menos doloroso, tiempo que inútilmente gastó en torpedear los cimientos del Acuerdo, al que hizo eco un amplio grupo de los copartidarios del presidente. ¿Qué ganaron con tanta paliza a todo el proceso de paz? ¿Significa que continuarán en el ejercicio gubernamental? ¿Se sienten realizados por haber ensangrentado al país más de lo que se esperaba? ¿Qué cara tienen ahora para hablar de un nuevo país? Solo deseamos que quienes aspiran a convertirse en presidente de Colombia nutran su inteligencia y liderazgo con nobleza, se despojen de mezquindad y hagan prospectiva para los siguientes años. Y, aunque el tema de la paz no genere votos, sepan plantear posibilidades de tranquilidad socioeconómica, política y cultural para todos.
Ana María Córdoba Barahona.
Pasto.