El Espectador

Honduras gira hacia la izquierda

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LA DECISIÓN DE LOS HONDUREÑOS de votar mayoritari­amente por Xiomara Castro, esposa del depuesto expresiden­te Manuel Zelaya, es un mensaje a los partidos tradiciona­les del país centroamer­icano sobre el cansancio del electorado por las condicione­s actuales de pobreza, exclusión social y corrupción generaliza­da.

Castro será la primera mujer en asumir las riendas del Estado, con una situación de pobreza que golpea a cerca del 70 % de su población —que la pandemia ha empeorado—, con uno de los índices de violencia más altos del mundo y que en los últimos años sufrió los estragos tras el paso de dos fuertes huracanes: Eta e Iota. Esto explica, en muy buena parte, por qué los hondureños emigran de manera masiva hacia Estados Unidos.

Xiomara Castro logró diluir durante la campaña el discurso de su esposo cuando este asumió la Presidenci­a y se ubicó entonces dentro del socialismo del siglo XXI de Hugo Chávez. Ahora, ella deberá demostrar en la práctica que los temores del retorno a lo que sus opositores llamaron “comunismo” fueron solo parte de la fallida estrategia de su opositor, el derechista Nasry Asfura, del gobernante Partido Nacional. La región ha cambiado desde entonces y la confrontac­ión con Estados Unidos no está entre sus planes. Honduras depende en un 20 % de las remesas que vienen del país del norte, esenciales para la estabilida­d económica. Además, dado que ella no tiene ningún tipo de señalamien­to por corrupción, puede marcar frente a Washington un antes y un después con respecto a su predecesor, Juan Orlando Hernández, quien se hizo reelegir de manera fraudulent­a y ha tenido que enfrentar los señalamien­tos de vínculos con el narcotráfi­co.

Porfirio Lobo, otro expresiden­te, también ha enfrentado una situación similar, pues su hijo fue a su vez condenado en el país del norte por narcotráfi­co. Todos estos hechos explican por qué el electorado no cayó en la trampa de la polarizaci­ón vendida desde la derecha, pues la esperanza puesta en Castro y el profundo desprestig­io del partido de gobierno llevaron a una muy alta asistencia a las urnas, cercana al 70 %. Como sucede en estos casos y en un país con tantas expectativ­as puestas en su nueva mandataria, lo complejo recién comienza. En campaña, en nombre de su Partido Libertad y Refundació­n (Libre), habló de la posibilida­d de convocar a una asamblea constituye­nte que permita modificar algunas de las disposicio­nes adoptadas por Hernández.

Como mencionó un analista, el de Xiomara Castro será “un gobierno con clara tendencia a lo social, pero no a lo socialista”, y la prioridad será conformar un gobierno de unidad. De otro lado, el haber incorporad­o a grupos de distintas especialid­ades y tendencias le da un carácter más cercano a la izquierda socialdemó­crata que a lo sucedido en la primera década del presente siglo. En una región donde el populismo autoritari­o se está manifestan­do de manera más que preocupant­e, es de esperar que la señora Castro no cometa los errores del pasado y asuma posiciones firmes con respecto a las dictaduras de Venezuela y Nicaragua. Eso le conferiría una legitimida­d adicional que sería apreciada por la comunidad de Estados democrátic­os.

‘‘El

electorado no cayó en la trampa de la polarizaci­ón vendida desde la derecha”.

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