La pensión de doña Maruja
Soy ecuatoriano y vivo en Bogotá hace más de 50 años. En una reunión cultural tuve el honor de conversar con la Sra. Maruja Vieira, anciana ya, pero muy lúcida y encantadora, que dejó en mí una grata impresión. El 2 de noviembre la distinguida columnista de El Espectador Aura Lucía Mera denunció el atropello que se quiere cometer con la Sra. Vieira.
Es insoportable que unos miserables burócratas de la UGPP quieran aplicar la ley a rajatabla, validos de quién sabe qué leguleyada, para despojar a la mentada señora de más de la mitad de una modesta pensión que recibe, quien a lo largo de su brillante existencia ha puesto muy en alto el nombre de la poesía colombiana.
Estoy seguro de que ella recibió su pensión de acuerdo con la ley y la disfruta hace ya muchos años. Que se sepa, no se ha valido de mañas o palancas para conseguirla, como tantos sinvergüenzas que por dormir curul en el Senado o por ser viudas de un designado presidencial que ejerció seis meses reciben millonarias pensiones que no son cuestionadas. Casos como estos debe haber por cientos: gente que cotizó cuatro años o menos y recibe millones de pesos de por vida y nadie se queja.
Me parece indignante que ya al final de su existencia quieran perjudicar el bienestar de Dña. Maruja funcionarios que seguramente reciben órdenes superiores para lastimar a alguien que siempre estuvo en la orilla ideológica contraria a los dueños del poder.
Ciertamente soy extranjero, pero me siento muy colombiano y creo que situaciones como la descrita son vergonzosas para un Estado de derecho.
Dr. Cornelio Salcedo O.
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