Estudiante con graves problemas renales pide salud de calidad en EPS de Policía
Lina Marcela Rodríguez, de 26 años, sufre casi una decena de patologías renales que podrían quitarle la vida. Ella exige salud de calidad en su EPS, Sanidad Policial, y pide vía tutela, entre otras cosas, que le practiquen un examen para conocer la graved
No puede caminar por mucho tiempo. Su vejiga se llena por semanas hasta rebosar, pero no lo siente. Su orina se devuelve hacia los riñones, provocándole constantes infecciones que la llevan a hospitalización. Cada cinco horas debe introducir sondas en su cuerpo para aliviar sus órganos renales, que durante años le han provocado un dolor insufrible. Tanto, que la han tenido que calmar con morfina. Así es la vida de Lina Marcela Rodríguez, estudiante de fisioterapia de 26 años. Tal es su desespero, que radicó una tutela en contra de la Dirección de Sanidad de la Policía de Cali, su EPS, pues le habría prestado un servicio de salud insuficiente.
“Estoy mal. Nos toca costearnos a mí y a mi esposo todos los insumos que Sanidad debería darme. No es que quieran, es que deben”, le dijo Rodríguez a El Espectador.
La semana pasada radicó la tutela para proteger sus derechos a la vida, salud, seguridad social y protección de calidad de vida al adulto mayor. Relacionó las patologías que sufre, producto de valoraciones que pagó de su propio bolsillo en la Clínica Valle de Lili. Orina sangre y presenta constantes infecciones. Sus riñones llevan meses hinchados, pues retiene líquidos por semanas. Sus piernas y abdomen están con fuerte inflamación. Tiene disfunción en la vejiga e intestinos, producto del síndrome de cola de caballo.
Un juez del circuito de Palmira (Valle) admitió estudiar la demanda de Rodríguez, esposa del patrullero Álex González y, por lo tanto, beneficiaria del sistema de salud policial. Esta semana, el juez notificó de la tutela al director de la Policía, el general Jorge Luis Vargas, y al coronel Héctor Sánchez, representante legal de la regional de Sanidad en Cali. Deberán entregar documentación para probar que han protegido los derechos de la paciente. Ella sostiene que la entidad ha hecho poco o nada por ayudarla. Remarca que en cualquier momento podría morir por una sepsis, una respuesta tan extrema a una infección de su sistema inmune, que termine en una falla en su cuerpo.
“A mí en la Clínica Valle de Lili me ordenaron unas terapias de piso pélvico, pero en la Policía cuentan con los elementos más básicos. No me sirven y las terapias no se pueden parar porque tengo una lesión medular en cola de caballo.
Hay mucho riesgo de quedar en silla de ruedas. Que me dé una parálisis en las piernas para siempre. Me dijeron que el fin de la enfermedad es ese”, agrega. En Valle de Lili le han dicho que es muy extraño tener esa afectación neuronal, que causa una falla en el piso pélvico, dado que lo común es que se presente por golpes. Ella nunca ha tenido traumatismos en la médula espinal.
Entre los tratamientos cruciales que Rodríguez necesita está la toma de una electromiografía (EMG), con la cual pueda obtener un diagnóstico sobre la gravedad de su síndrome en la médula. Sanidad no la ha aprobado. En la historia clínica que está en Valle de Lili, los terapeutas señalan “la dificultad de adherencia a tratamientos por razones administrativas con la entidad de salud (Sanidad), que no permiten continuidad con este grupo de trabajo”. Según la demandante, con el tratamiento que ha pagado de manera particular logra obtener órdenes médicas que, luego, lleva a su EPS. No obstante, dice que allí le niegan los elementos o le ofrecen unos que no les sirven.
Su esposo, el patrullero Álex González, de la Policía de Palmira, espera que la tutela sea resuelta en favor suyo, de su pareja y de su hijastra de seis años, quien aparte nació con enfermedades similares. “El tiempo es oro para ella, y no ven la gravedad. Como no es la esposa de ellos. Soy el que está día a día viéndola sufrir. Hay días que no se puede parar de la cama, ella puede quedar en silla de ruedas. Ha tenido seis hospitalizaciones este año. Salgo de trasnochar y me voy para allá. Trasnocho allá con ella. No duermo. Ella es devastada en la casa, me dice que no va a seguir luchando y que se va a dejar morir. Le digo: amor, fuerza, de esto vamos a salir”, le dijo a este diario.
En una petición, cuya respuesta llegó la semana pasada, Sanidad admitió falencias y advirtió que Rodríguez se ha negado asistir a citas programadas. Respondió que entre los estudios pendientes está la crucial electromiografía de piso pélvico y otros dos estudios para conocer con precisión su estado renal. Además, dijo haber autorizado 10 citas en varias especialidades, entre ellas una reciente para aprobar una cirugía general. Otra para definir 24 sesiones de terapia de piso pélvico, a la cual manifiesta que ella no fue.
Sanidad, por otro lado, asegura tener pendiente una junta médica de piso pélvico, con 10 especialistas en distintas áreas abdominales, para estudiar el caso. Sin embargo, Rodríguez ya cuenta con una valoración así de estricta, con un paso a paso a seguir según los médicos de Valle de Lili. Sanidad ha sido insistente en seguir su propio camino, a pesar de que los médicos particulares ya advirtieron que el tema es de vida o muerte. “Me duele demasiado. Los médicos me dicen: ‘un día más para cualquiera, es un día menos para mí”, concluye. Está semana está hospitalizada, pagando un tratamiento de su bolsillo.
‘‘El
tiempo es oro para ella, y no ven la gravedad. Como no es la esposa de ellos. Soy el que está día a día viéndola sufrir”.
Álex González, esposo de la paciente.