Farc: ¿ni perdón ni olvido?
EN 1964, PEDRO ANTONIO MARÍN O Manuel Marulanda Vélez o Tirofijo le mandó un memorial al presidente Guillermo León Valencia. La carta dice el motivo, como en la canción de Violeta Parra: “Sabe que nuestro ‘delito’ para ganarnos las iras de la oligarquía y de los altos mandos militares, que la locura de vuestra excelencia estimula, reside en nuestra oposición al sistema bipartidista paritario del ‘Frente Nacional’ oligárquico, que consideramos antidemocrático y antinacional”.
Marulanda sería un campesino seudoanalfabeto, pero tenía muy claras las razones de su alzamiento. Era la época de los bombardeos a Marquetalia (corregimiento de Gaitania, municipio de Planadas, Tolima), Riochiquito (Cauca), El Pato (Huila) y Guayabero (Guaviare). En cumplimiento de las directrices del Noveno Congreso del Partido Comunista de Colombia (PCC) en 1961 —que aprobó una consigna nefasta: “Combinando todas las formas de lucha, ¡venceremos!”—, el Comité Central despachó a uno de sus militantes más hábiles, Luis Alberto Morantes Jaimes, también conocido como Jacobo Arenas, para orientar a los manes del monte. 48 guerrilleros liberales, convencidos por la labia de Arenas, fundaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Desde entonces, las Farc estuvieron al mando del PCC, los mamertos originales. [Dice la leyenda urbana que una delegación del PCC fue de visita a Cuba. La comitiva la encabezaba Gilberto Vieira White, secretario general, y también figuraban otros camaradas: Alberto, Humberto, Filiberto, Roberto, Edilberto, etcétera. Al verlos, postrados de hinojos, Fidel Castro, con la misma socarronería del Che Guevara, soltó una frase inmarcesible: “¿Gilberto, Alberto, Humberto, Filiberto, Roberto, Edilberto? No les falta sino un Mamerto”. Y así se quedaron para siempre los militantes del partido prosoviético. (¡Primero muertos, pero nunca mamertos!, coreaban con risas los universitarios de 1971). El remoquete terminó aplicándose a los simpatizantes de las otras izquierdas, aunque fueran o sean antimamertas. Lo que es la vida: hoy en día hasta Su Eminencia Reverendísima Álvaro Uribe Vélez le grita mamerto al que no piensa como él. Cierro corchete].
Durante las siguientes décadas, el PCC usó su perversa combinación. Frente estudiantil: JUCO. Frente electoral: Unión Patriótica. Frente militar: Farc. Frente obrero: Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia (CSTC). Frente barrial: Central Provivienda.
Pronto las Farc cayeron en el más crudo bandolerismo. Secuestros, extorsiones, atentados, “pescas milagrosas”, narcotráfico. Fechorías abominables. Asesinato de los diputados de la Asamblea del Valle del Cauca. Asesinato de Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri Mejía. Bomba al Club El Nogal. Cilindro de gas-dinamita contra la iglesia de Bojayá (Chocó). ¡Y más!
En España, muchos matones de Eta fueron condenados a decenas, cientos o miles de años en prisión. No exagero. José Antonio López Ruiz, Kubati: 1.200 años. Juan Luis Rubenach, Txurdo, 1.008 años. Es cierto que salen después de 30 años en las cárceles, pero la carga simbólica de sus condenas es aplastante. Matar es un crimen. Matar por una idea, un crimen mayor. Matar por una idea para aterrorizar a los demás, peor todavía. ¿Y en Colombia? ¿Perdón y olvido? Rabito: “Pedir perdón exige más valentía que disparar un arma, que accionar una bomba. Eso lo hace cualquiera. Basta con ser joven, crédulo y tener la sangre caliente”. Fernando Aramburu. Patria, 2016.
“Las EPS son buenas porque a mi abuela le dan los remedios” es el nuevo “yo no creo que haya pobreza porque en mi casa comemos tres veces al día”.
Daniel Ek, fundador de Spotify, invirtió 100 millones de euros en Hellsing, una corporación de “defensa” que se dedica a crear drones asesinos. Con los 100 millones que ganó injustamente del arte con su monopolio, los invierte en la guerra. Qué asco.