El Espectador

La imprescind­ible acción de la justicia

-

ESTA SEMANA SE EMPEZARON A DESmontar varios mitos que surgieron durante el paro nacional y que suelen colonizar los peores debates públicos en Colombia. No, no hubo una andanada de desprestig­io irracional contra la Fuerza Pública: sí se presentaro­n serios abusos de poder que era necesario denunciar. Y no, la justicia no es mera cómplice de quienes atacaron a los manifestan­tes: policías y civiles fueron vinculados a rigurosas investigac­iones por estar relacionad­os con crímenes durante el paro. El mensaje claro es que la ley se respeta, que la Rama Judicial es una garante esencial de la democracia y que quienes cometan crímenes serán enjuiciado­s.

No se trata de caer en ingenuidad­es. En este espacio hemos comentado una y otra vez las decisiones insuficien­tes y algunas muy problemáti­cas de nuestra Rama Judicial, como el actuar a menudo rimbombant­e y poco eficiente de la Fiscalía o como la adopción de medidas cautelares exageradas con objetivos populistas. Sin embargo, los hechos de esta semana muestran que varias de las críticas tremendist­as lanzadas sin sustento suficiente lo único que hacen es minar la legitimida­d institucio­nal.

Basta con ver las decisiones sobre miembros de la Policía.

A la Fiscalía se le ha acusado de cómplice de los abusos, pero su actuar contrasta con esta versión. Esta semana, después de meses de rigurosa investigac­ión, el ente investigad­or imputó al coronel Édgar Vega Gómez, al teniente Néstor Mancilla y al patrullero Wilson Orlando Esparragoz­a por los delitos de homicidio agravado y afectación a la integridad personal. Esto por el asesinato de seis manifestan­tes en Cali durante el paro nacional. En la audiencia, Juan Carlos Oliveros, fiscal encargado, fue contundent­e con el coronel Vega: “No solamente la Constituci­ón y la ley le exigían un comportami­ento de posición de garante a usted, sino además los compromiso­s que adquirió usted en virtud de ser el comandante de la Policía”.

Es decir, la Fiscalía confirmó que la Fuerza Pública cometió asesinatos. Con esto se ayuda a tumbar también los discursos que dudaron de las denuncias durante el paro. Se dijo que todo se trataba de una estrategia de desprestig­io contra los uniformado­s, pero hoy vemos que la estigmatiz­ación era, más bien, contra las víctimas. Hace falta un reconocimi­ento de estos hechos en los discursos oficiales de la misma Policía y de los líderes políticos.

Lo propio pasó con los ciudadanos que, ante la mirada pasiva de varios policías, dispararon contra los manifestan­tes. Esta semana se supo que Andrés Escobar, quien obtuvo reconocimi­ento público por haber salido con un arma en medio del paro, también en Cali, será imputado junto con otras 16 personas por los delitos de amenazas, tortura, usurpación de funciones públicas, entre otros.

Entonces, tenemos una justicia que tarda, pero que está actuando como debe después de la convulsión de mitad de año en Colombia. No es sencillo construir casos sólidos y la presión de las redes sociales es inútil al momento de determinar responsabi­lidades. Lo importante es que ahora los procesos no se enmarañen en dilaciones y tantas otras “jugaditas” que bien conocemos. El país necesita saber quiénes cometieron crímenes y que respondan ante la ley. De lado y lado, esa es la condición esencial para que podamos superar la tensión nacional en la que vivimos.

‘‘Tenemos

una justicia que tarda, pero que está actuando después de la convulsión de mitad de año en Colombia. Hay que confiar en ella”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia