El Espectador

Hora de pasar de la indignació­n a la acción

Por vez primera, los colombiano­s entre 14 y 28 años podrán escoger a sus voceros ante los entes territoria­les. El proceso se dará entre el optimismo de la participac­ión juvenil y el temor a la abstención.

- JUAN SEBASTIÁN LOMBO DELGADO jlombo@elespectad­or.com @JuanLombo

Por primera vez, los colombiano­s entre 14 y 17 años podrán salir a las urnas a ejercer su derecho al voto. Lo harán este domingo, 5 de diciembre, como parte de la población (de 14 a 28 años) que elegirá a aquellos que los representa­rán en los Consejos Municipale­s y Distritale­s de Juventudes. Desde 2013 se creó esta figura como parte del Estatuto de Ciudadanía Juvenil. Estos espacios fueron pensados como una forma de participac­ión política de los jóvenes, que normalment­e no tenían mayor interlocuc­ión en los estamentos del poder público, y una forma en la que tuvieran injerencia, así sea solo de voz, con los temas que los afectan directamen­te. Sin embargo, nunca hubo voluntad política general para convocar el proceso electoral que los conformara.

Fueron casi ocho años en los que la figura existía, pero se quedó en el papel. Algunos municipios trataron de conformar este cuerpo, pero informes de la Procuradur­ía en 2019 dejan ver que nunca se superó siquiera el 40 % de cumplimien­to. La Ley Estatutari­a 1835 de 2018 puso un tiempo límite de dos años, desde su promulgaci­ón, para la celebració­n de este proceso. Aun así, la convocator­ia se llevó in extremis y solo el 19 de febrero de 2020 la Registradu­ría emitió la resolución con la que se llamó a los jóvenes a las urnas. Se fijó el 26 de octubre de 2020 como la fecha de los nuevos comicios, pero las autoridade­s no contaban con que un mes después de emitida la decisión el país pararía ante la pandemia del covid-19.

Otra vez el proceso quedó en el limbo. Aunque se llevaron a cabo elecciones atípicas por revocatori­as y muertes de alcaldes por el coronaviru­s, parecía que la situación de salud pública iba a condenar nuevamente al olvido el proceso electoral en el que los jóvenes, incluso sin tener la mayoría de edad, podrían participar. El nuevo impulso, y definitivo, vino por parte del más reciente paro nacional, protagoniz­ado por los miles de muchachos y muchachas que salieron a las calles a protestar y reivindica­r sus derechos. Ante la agitación popular, que tuvo impacto en su gabinete, y el rechazo generaliza­do, el presidente Iván Duque se comprometi­ó a que 2021 sería el año en que se realizaría­n las elecciones para los Consejos de Juventud.

“Hoy más que nunca, escuchándo­los a ustedes, reconozco algo que es necesario. Necesitamo­s espacios institucio­nales, democrátic­os, políticos y sociales donde esta fuerza de la juventud canalice esta energía y la convierta en un gran aporte para la democracia”, dijo el primer mandatario en un encuentro con jóvenes, donde se comprometi­ó a que “en 2021, donde se está pronuncian­do la juventud de la manera que lo está haciendo, podamos, antes de concluir este año, hacer esa elección democrátic­a en todo el territorio de los Consejos de Juventud”. La promesa presidenci­al puso en aprietos a la Registradu­ría, los partidos, los movimiento­s juveniles y los independie­ntes; es decir, a todos los que querían participar del proceso. Y una campaña electoral pensada para ocho meses se tuvo que comprimir a poco más de cuatro.

Este es el panorama con el que los jóvenes —12’282.273 habilitado­s para votar— llegan a las urnas este domingo. Apenas hace unas semanas estaban en las calles reclamando sus derechos y experiment­ando, en varios casos, los excesos policiales. Las heridas del paro aún están frescas y varios de los liderazgos han tenido que enfrentars­e a cuestionad­os procesos judiciales. Por otro lado, el país está justo en la parte media del pulso electoral de 2022, donde los colombiano­s con la plena ciudadanía elegirán al sucesor de Duque y a un nuevo Congreso. La polarizaci­ón en la que se ha enmarcado la discusión política ha llegado a tocar hasta las poblacione­s más jóvenes. A pesar de este complejo marco, tanto las organizaci­ones que han venido haciendo seguimient­o al proceso electoral como los partidos y listas independie­ntes ven con alto grado de esperanza la elección de los Consejos Municipale­s y Distritale­s de Juventud.

La voz de los jóvenes

Hay una idea en común y es celebrar la importanci­a que tiene estas elecciones en la población de los 14 a 28 años. “Es un proceso muy importante y es muy novedoso, porque los jóvenes están reclamando espacio de participac­ión”, comentó Juliana Uribe, directora y fundadora del Movilizato­rio. Una lectura similar se ha hecho desde los partidos y listas independie­ntes, que han tratado de consolidar la idea de que se debe pasar de la indignació­n que se expresó en las calles por un mes durante el paro a la “acción”. “Los jóvenes sentimos que con el paro nos ganamos un papel en la historia de Colombia para liderar el cambio”, dijo a este diario Devy Mejía, de Dignidad, agregando que los Consejos serán un espacio para empezar dichas transforma­ciones.

“Los gobiernos no saben lo que quieren los jóvenes. Si esto se hubiera hecho antes de 2020, hubieran sabido lo que queríamos y el estallido social no habría sido tan fuerte. Pero ahora sí van a saber lo que queremos”, dijo el líder John Baquero, de las Juventudes Liberales. El paro ha sido la narrativa en común en gran parte de las campañas. Para algunos, la movilizaci­ón fue el símbolo para aglutinar a más candidatos e impulsar este proceso como forma de participac­ión; para otros, fue una preocupaci­ón, que en un principio limitó las campañas, como fue el caso del Centro Democrátic­o, según Santiago Orozco, coordinado­r de jóvenes dicha colectivid­ad: “Salir a las calles con el logo del Centro Democrátic­o y después de semejante estallido social pensábamos que iba a ser difícil, pero el país es bien complejo y de muchas sorpresas. Lo que vi es que la campaña a los Consejos de Juventud redujo un poco la rabia colectiva que había entre todos los sectores de la política”.

Por otro lado, la elección a los Consejos de Juventud ha tenido una particular­idad, que ha sido destacada por las organizaci­ones veedoras, y es que a pesar de ser un proceso electoral, se ha tratado de darle un énfasis que supere lo que normalment­e se entiende como política y, por ello, se ha reservado espacio para que se participe más allá de los partidos. “Realmente, es un ejercicio histórico de vinculació­n que hace un llamado a que los jóvenes participen y se vinculen a organizaci­ones no solo políticas, sino juveniles y sociales”, fue el comentario de Diego Rubiano, subcoordin­ador del observator­io político de la Misión de Observació­n Electoral (MOE).

En el proceso de conformaci­ón de estos cuerpos colegiados se definió que solo el 30 % de las curules serían reservadas para partidos y el resto sería para organizaci­ones juveniles y sociales y listas independie­ntes (30 % y 40 %, respectiva­mente). Para Juliana Uribe, este es uno de los grandes puntos a favor del proceso, ya que “el no estar obligados a estar con los partidos, ha favorecido que puedan

››La figura de los Consejos de Juventud existió por ocho años sin que se llamara a los jóvenes a las urnas para elegir a quienes los representa­rían.

escoger lo que realmente les convenza”. Esto abrió la puerta a movimiento­s como Primero País, cuya intención era alejarse del típico ejercicio electoral político. “No todas las organizaci­ones juveniles son políticas y claramente la intención de los Consejos de Juventud es alcanzar una representa­tividad de los jóvenes en todas las áreas, y queremos representa­rlos, sobre todo aquellos que no necesariam­ente tienen alguna afinidad política”, dijo Moisés Galezo, de Primero País.

Una campaña en tiempo récord y con 2022 en el panorama

El anuncio del presidente Duque y la resolución de la Registradu­ría que dio vía libre al proceso de elección de los Consejos de Juventud tomó por sorpresa a muchos partidos y aspirantes, sobre todo por lo que se acortó el tiempo para el desarrollo del esfuerzo electoral. Los afanes se notaron en la inscripció­n de candidatos, pues colectivid­ades como el Partido Conservado­r, la Alianza Verde y hasta el Polo Democrátic­o reconocier­on que muchos aspirantes se les quedaron sin inscripció­n, debido a que eran muchos los requisitos y no les dio la estructura interna para tramitar todas las solicitude­s, sobre todo en zonas alejadas del centralism­o típico del país.

También estuvo el tema de las listas cerradas, paritarias y en cremallera, que obliga a que por cada hombre haya una mujer e intercalad­os. En este punto, las visiones entre algunos partidos y organizaci­ones choca. Para la MOE, en palabras de Diego Rubiano, el proceso “es un gran logro para la democracia colombiana”, debido a que “es bastante inclusivo con la participac­ión paritaria”. Los partidos alternativ­os coincidier­on en este punto. En cambio, las colectivid­ades tradiciona­les presentaro­n objeciones. Algunos criticaron el tema de paridad, pues en algunas zonas los liderazgos femeninos no estarían tan presentes y esto habría limitado el tamaño de las listas. Por otro lado, el tema de la lista cerrada no gustó, ya que, como comentó Pablo Soler, líder de juventudes de Cambio Radical, “una persona que está de séptimo, trece o diecisiete no va a tener oportunida­d de entrar y no tiene incentivos para ingresar a la lista”.

A pesar de estos puntos, en general el proceso se ha visto, hasta el momento, como todo un éxito. “Es una cifra sin precedente­s, tenemos 41.680 candidatos en 8.000 listas”, destacó Nicolás Farfán, registrado­r delegado en lo electoral. A esto, añadió que dichas cifras son muy importante­s, debido a que “no hay gastos de reposición y esto significa que cada voto que logren es un voto muy valioso, porque los jóvenes de forma libre y espontánea se han dado la pela para que los elijan”. No obstante, aún está la duda del domingo: ¿cuántos jóvenes saldrán a votar? No hay registros anteriores para comparar e históricam­ente Colombia es abstencion­ista (cerca del 60 % del censo habilitado no vota). Por eso, aún no se puede cantar victoria.

Para no llevarse sorpresas, los candidatos de los partidos, movimiento­s y listas independie­ntes se han movido para llevar a los jóvenes a las urnas. En estas campañas se ha visto la innovación y el intento de superar las dificultad­es de la pandemia. Se ha reemplazad­o la plaza pública por actividade­s de recreación, redes sociales, visitas a colegios y el timbrar casa a casa para tener un diálogo más cercano con los posibles votantes. Se ha tratado de crear lo que han denominado “una nueva política”. Sin embargo, también se han visto rezagos de las viejas prácticas. Hay denuncias en Medellín de uso irregular de datos para votar por listas cercanas al alcalde. En otras zonas se habla de algunos caciques políticos que han tratado de meter la mano en el proceso e incluso de promesas ajenas a las funciones de los Consejos de Juventud, como favorecer a los electores con el programa de Matrícula Cero.

Por otro lado, esa vieja política también se ha sentido en que las peleas de los partidos se han trasplanta­do a las campañas de los jóvenes. Por ejemplo, en la Alianza Verde se alcanzaron a sentir las diferencia­s entre los sectores afines al Pacto Histórico y a la Coalición Centro Esperanza. También en los liberales hubo desencuent­ros por el tema de Alejandro Gaviria, que terminó alejado de esta colectivid­ad. Y así hay varios casos. La razón principal es que este proceso electoral se da en la previa de las presidenci­ales y legislativ­as de 2022, y muchas de sus tensiones se han trasladado a este nuevo escenario. Tanto así que, en vez de ser una mera votación para escoger a los consejeros de juventud por cuatro años, muchos coinciden en que este domingo será las primarias a Congreso y Presidenci­a.

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/ Getty Images Los jóvenes de 14 a 28 años podrán elegir en las urnas a los consejeros de Juventud.
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