El Espectador

Duquechavi­smo

- SALOMÓN KALMANOVIT­Z

EL PRESIDENTE DUQUE TIENE UNOS índices de favorabili­dad bajísimos, de solo el 30 % de los ciudadanos consultado­s, a pesar de que la economía ha tenido una fuerte recuperaci­ón durante 2021. La razón de fondo es que su gobierno y su partido, el Centro Democrátic­o, han vulnerado seriamente la democracia en el país.

Rodrigo Uprimny lista cinco síntomas que evidencian el gran deterioro de las institucio­nes democrátic­as de Colombia y que lo acercan a lo que Álvaro Uribe tildara como castrochav­ismo. En efecto, nos estamos acercando a lo que pasó en Venezuela con Chávez y consolidó Maduro: la toma de su gobierno de todos los entes de control y del Legislativ­o, los ataques a la oposición que quedó postrada y sus malas decisiones sin considerar los intereses afectados.

En el caso de Colombia, lo primero ha sido la atrofia y el control de los poderes que limitan las atribucion­es de la Presidenci­a. De esta manera, la Fiscalía, la Procuradur­ía, la Contralorí­a, la Defensoría del Pueblo y la Registradu­ría han sido entregadas a los compinches del Gobierno, que se han dedicado a proteger a sus aliados y a perseguir a los que considera enemigos.

Lo segundo es el empapelami­ento judicial de los opositores del régimen. El ejemplo más notorio es el proceso abierto contra Sergio Fajardo que amenaza con eliminarlo de la contienda presidenci­al, acusándolo de vicios de contrataci­ón por presuntas irregulari­dades en la celebració­n de un contrato cuando fue gobernador entre 2012 y 2015. También el fiscal Francisco Barbosa intentó empapelar a Gustavo Petro y a Claudia López con procesos tan evidenteme­nte sesgados que tuvo que echarse para atrás.

Lo tercero es la falta de garantías electorale­s para la Coalición Centro Esperanza y para el Pacto Histórico. El registrado­r nacional del Estado Civil, Alexánder Vega, ha declarado con descaro lo siguiente: “El que no sienta garantías o crea que le harán fraude no debería presentars­e”. En vez de defender la integridad de las elecciones para todos los que participan en ellas, parece que está dispuesto a favorecer a los candidatos afines al Gobierno. La Misión de Observació­n Electoral (MOE), en cabeza de su directora, Alejandra Barrios, expresó: “El registrado­r está perdiendo el centro porque está haciendo unas declaracio­nes que terminan generando falta de confianza en el proceso electoral. Tenemos diferentes escenarios que tienen nerviosos a todos los candidatos, en particular a los de la Presidenci­a”.

Lo cuarto es el favorecimi­ento de los candidatos amigos mediante la contrataci­ón pública, al suspender la Ley de Garantías que imponía una veda al gasto de los entes territoria­les en el período preelector­al. El artículo sancionado por el Gobierno para permitir semejante brecha a la imparciali­dad que debe guardar es claramente inconstitu­cional, pero tiene vigencia mientras que la Corte Constituci­onal lo estudia y se pronuncia, lo que ojalá ocurra antes de las elecciones que pretenden amañar.

Por último, los legislador­es afines al Gobierno intentan proteger de la crítica a los propios, mediante una propuesta que amenaza con penas de prisión a los periodista­s que denuncien o critiquen a los funcionari­os públicos que estuvieran favorecien­do a los candidatos amigos. El proyecto de ley viola groseramen­te estándares de derechos humanos, como lo mostró la organizaci­ón Human Rights Watch. Ante la fuerte reacción internacio­nal y las extendidas protestas nacionales, Duque tuvo que echarse para atrás, ya con el sol a su cansada espalda.

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