Las apuestas de la nueva Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca
Con 59 votos a favor y 12 en contra, la plenaria del Senado dio luz verde al estatuto orgánico de la nueva Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca, con lo que se podrá dar inicio a su materialización. El documento, que tenía mensaje de urgencia del Gobierno Nacional, no solo define las condiciones para crear esta nueva figura en la región, sino sus prioridades y métodos de financiamiento, que en los últimos días han causado controversia entre los gremios. Al respecto, Patricia González, secretaria de Integración Regional, habla sobre los componentes del proyecto que incluye 58 artículos y los retos que tendrán una vez el proyecto sea sancionado por el presidente.
¿Qué diferencia a la región de las áreas metropolitanas que ya existen?
Legalmente es una figura diferente. Las áreas solo trabajan asuntos generados por el municipio núcleo, pero no problemas como la conurbación. La región en cambio basa la relación en dinámicas en común con Bogotá, como en seguridad alimentaria, ya que Cundinamarca le da mas del 40 % que consume a la ciudad. Acá también participa la Gobernación, porque se necesita una figura que les dé tranquilidad a los municipios de que entran en las mismas condiciones y no terminarán absorbidas por la capital, lo que está prohibido. Acá solo se habla de asociatividad con los municipios.
¿Qué cambió en este último debate?
Entre lo importante están los recursos para la financiación de la Región Metropolitana, porque se incluyeron y complementaron fuentes de financiación como el aporte anual que dará el Gobierno Nacional y que se hará desde 2023, pero en realidad se mantuvo la esencia con los siete temas centrales: movilidad, servicios públicos, seguridad, desarrollo económico, medio ambiente, ordenamiento territorial y hábitat, y seguridad alimentaria y comercialización.
La región tiene un componente de planeación, pero requiere de capacidad para ejecutar los proyectos y no se quede en buenas intenciones. No se están imponiendo impuestos de largo aliento, son opciones que se dan a los municipios para la ejecución de planes. Por ejemplo, la sobretasa se incluyó en los mecanismos de financiación, pero quienes finalmente deciden de dónde saldrán los recursos son los concejos. Lo mismo pasa con la valorización y la plusvalía. No se harán cobros porque sí, sino que estarán atados a obras y proyectos.
Harán el control político. Además, el director deberá presentar informes anuales a cada uno de los municipios que sea parte de la región y una rendición de cuentas no solo a los concejos municipales, sino que debe hacer una audiencia pública en cada uno de los entes territoriales. De igual manera, se abrió la posibilidad de que se conformen veedurías ciudadanas para hacerle seguimiento a la región.
¿Ahora qué viene?
Después de la sanción presidencial se debe llevar el proyecto al Concejo de Bogotá para el ingreso del Distrito a la región, y lo propio en Cundinamarca, ante la Asamblea. Luego haremos todo el proceso de vinculación a los municipios, que es lo que ofreceremos desde la región. Una novedad es que durante el trámite de ingreso se deben realizar audiencias públicas en las localidades de Bogotá y los municipios. Vamos a acompañar todo el proceso para el ingreso de los municipios paralelamente al montaje de la estructura de la región. El reto es dejarla funcionando para 2023, antes de que termine el mandato de Claudia López y Nicolás García.