El supuesto acoso laboral que empaña la labor del exconcejal
Recibir supuesto maltrato psicológico, una de las razones que llevaron a su exsecretaria a denunciarlo hoy y a pedir, en su momento, la reubicación, hecho que fue acordado por las partes. Morris asegura que no la acosó laboralmente.
“Yo soy una de las víctimas de Hollman Morris, lo denuncié en el Concejo de Bogotá. Nada salió en su momento a la luz pública”, así se le presentó Carolina Valencia a Mónica Godoy, una defensora de derechos humanos que hace acompañamiento a víctimas de violencia de género, en un mensaje en la red social Twitter.El 26 de agosto de este año es una fecha importante, porque ese mismo día, en primera instancia, la justicia falló a favor de Sara Tufano, luego de que Morris interpusiera una acción de tutela contra ella para proteger su buen nombre por haberse referido a él como “abusador”. Hoy, cuatro años después, y en plena campaña al Senado de Morris, por el Movimiento Fuerza Ciudadana, Carolina Valencia decidió denunciar el supuesto acoso laboral y las violencias psicológicas que vivió mientras formó parte de la Unidad de Apoyo Normativo (UAN) del entonces concejal Morris como su secretaria, en 2016. Sus funciones eran llevar la agenda, controlar el trámite de la correspondencia, dar seguimiento al Sistema Integrado de Gestión y “las demás tareas asignadas por el jefe inmediato, de acuerdo con las funciones del empleo, el perfil profesional y el área de desempeño”.
“Fue en el último punto del listado de funciones (el de las tareas asignadas por el jefe inmediato) en donde a Morris se le fue la mano”, comentó Valencia. Sin embargo, esto no se evidenció de manera inmediata cuando llegó al cargo, sino después de unos meses, cuando la amabilidad se convirtió, según ella, en autoritarismo y cuando el exceso de trabajo le empezó a pasar factura, más aún porque padecía de fibromialgia, enfermedad crónica que causa dolores en todo el cuerpo, fatiga y, en algunas ocasiones, pérdida de la memoria.
“Durante el tiempo que trabajé con él pude observar que no diferencia entre la vida personal y laboral. Por el grueso del trabajo de los concejales, en algunos momentos amerita que los trámites personales sean realizados por los colaboradores, pero una cosa es citar a personas a reuniones y otra es leer correos sobre el colegio de los hijos, o ser la intermediaria entre él y su exesposa durante su separación”, narra Valencia sobre algunas de las funciones que tuvo que desempeñar, por orden de Morris, como su secretaria.
A eso se suman las largas jornadas de trabajo y el estrés que en el caso de Valencia la estaban afectando gravemente. “El 9 de marzo de 2016 tuve una parálisis y fui trasladada en ambulancia al hospital San Ignacio. Por ese entonces, consulté a mi médico bioenergético, quien me alertó del alto grado de estrés, que no era conveniente para mi condición de salud. Le envió unas recomendaciones al concejal sobre horarios de salida, hora de descanso y terapias. En ese momento Hollman las aceptó en buenos términos, con el compromiso de no descuidar mis labores. Pero poco a poco ese buen ánimo de él cambió y comenzó a ponerme problema por mi trabajo y a manifestar su descontento”.
De acuerdo con su testimonio, durante 2018, Valencia trató en algunas ocasiones de interpelar a Morris, pero su voz no fue tenida en cuenta. “Me decía que no viniera con excusas ni con lágrimas”.
El punto de inflexión para Carolina Valencia fue un accidente que tuvo mientras cumplía un pedido de Morris. “El 3 de noviembre de 2018 no había sesión en el Concejo, pero nos citó en la oficina. Lo acompañé a hacer diligencias personales en Bancolombia y luego me envió sola al Banco Itaú. Como era sábado, tuve que buscar una oficina que estuviera abierta. En el Centro Andino, como la fila de espera estaba larga y yo no había almorzado, quise bajar a buscar algo mientras llegaba mi turno y, bajando las escaleras, me resbalé y caí”.
Valencia tuvo incapacidad por siete días. De ahí en adelante volvería a estarlo por varios dolores físicos. Para ese entonces, Valencia se animó a hablar y lo hizo, en principio, con el Sindicato de Servidores Públicos de Colombia (Sinpucol). Se afilió como forma de proteger su trabajo, pese a que sabía que su permanencia en el Concejo estaba delimitada al período constitucional de Morris, es decir, 31 de diciembre de 2019, y tuvo acompañamiento psicológico y médico. El 9 de agosto de 2019 decidió dar un paso más con ayuda de la presidenta de Sinpucol, Yamile Ximena Rozo, y puso en conocimiento su caso para que fuera trasladado al Comité de Convivencia de la corporación con la solicitud de reubicación laboral.
Rozo le confirmó a El Espectador la solicitud de acompañamiento que hizo Valencia al sindicato y el traslado que hubo del caso al Comité de Convivencia del Concejo, el 9 de agosto de 2019. El 11 de septiembre de 2019, Valencia allegó al Comité el relato por el supuesto acoso y maltrato laboral, y el 25 del mismo mes fue citada para rendir testimonio. En ese momento se convino manejar la situación de forma confidencial y que, por pedido de Valencia, Morris presentara sus hechos sin su presencia.
La directora administrativa del Concejo, Nancy Adriana Sandoval, insistió mucho en llegar a una conciliación entre las partes, advirtiendo que, si no se lograba, el caso iba a parar a la Procuraduría, según el acta de reunión con Valencia, quien insistió en que su único deseo era ser trasladada a un ambiente de trabajo tranquilo, que le permitiera recuperar su salud. El 30 de septiembre, después de las elecciones a la Alcaldía de Bogotá y en las que participó Morris como candidato, él rindió testimonio.
“Se le han tenido todas las consideraciones del caso, no hubo problema con los permisos y quiero llegar a una rápida conciliación”, dijo brevemente en ese momento Morris. Un funcionario del Comité le comentó el deseo de Valencia de ser reubicada, a lo que el exconcejal respondió: “Si lo solicita, perfecto, lo que mejor le convenga a ella y no siento en ningún momento que hubiera acoso laboral”. A principios de noviembre de 2019, Morris puso a disposición el cargo de Valencia a la Mesa Directiva y el 19 de ese mes le confirmaron a ella que había sido trasladada a la Oficina Asesora de Planeación.
Su caso no llegó a la Procuraduría debido a que se entendió como conciliación la aprobación de ambas partes de trasladar de cargo a Valencia. Es más, el asunto fue oficialmente cerrado el 2 de noviembre de 2021. No es la primera vez que Morris ha sido señalado por violencia de género. Cuando emprendió su campaña para la Alcaldía de Bogotá fue denunciado en la Fiscalía por su exesposa Patricia Casas por violencia intrafamiliar. Hasta ahora el caso sigue abierto, pero Morris no ha sido imputado ni absuelto. La otra denuncia que tuvo eco en la opinión pública fue la de la periodista María Antonia García, quien lo señaló de acto sexual violento. Esta sí fue archivada por el ente acusador, el pasado 4 de junio, al resaltar que los hechos ocurridos se presentaron en España, por lo que no tienen competencias para investigar.
Consultado por este diario, Morris aseguró que el caso de Valencia “se trató de una queja en 2019 (...) que fue dirimida (...), el Comité de Convivencia archivó el caso, al ver que existió un acuerdo conciliatorio entre las partes, al quedar claro que no se configuró ninguna de las modalidades de acoso laboral a las cuales se pudo ver expuesta la contraparte y al no encontrarse méritos para su traslado a entes de control”. Para él “todo hace parte de una estrategia de desprestigio que activan justo cuando me postulo a un cargo de elección. Es muy fácil acabar con el buen nombre de las personas en titulares sin llevar los casos ante la justicia y sin ofrecer las garantías de un debido proceso”, concluyó.