La economía en el último año
El crecimiento económico, el empleo, el ahorro y la balanza de pagos decayeron en los últimos siete años. Lo más grave es que el deterioro de los índices de actividad vino acompañado de un severo retroceso en la distribución del ingreso. El salario disminuye con respecto a la productividad y los ingresos del trabajo declinan con respecto al ingreso nacional. El coeficiente distribución del ingreso se deteriora aceleradamente y se coloca en el segundo lugar más alto del mundo (0,55). Las condiciones descritas fueron agravadas por el coronavirus y, en particular, por la cuarentena.
En 2020 la economía experimentó una caída del 7 % en el producto nacional y del 12 % en el empleo. No se hizo mayor esfuerzo para mitigar el severo impacto sobre los ingresos del trabajo. El salario se coloca por debajo de la productividad, la demanda de dinero excede la oferta, el déficit de balance de pagos aumenta, el empleo baja con respecto a la producción y la inflación aumenta y se torna inercial. La economía evoluciona dentro de un marco de crecimiento incierto y deterioro de la distribución del ingreso, que no es sostenible. Se genera un estado de malestar y protesta social que obligó a la comisión tripartita del Gobierno, trabajadores y empresarios a elevar el salario mínimo por encima de la productividad.
El resultado solo es sostenible con un aumento del crédito y la base monetaria por encima del producto, y está en abierta contradicción con la concepción del Banco de la República. En efecto, dos días después dictaminó un alza de la tasa de interés al 3 % para frenar la inflación ocasionada por el estancamiento de oferta. La recomendación de ampliar el crédito y la base monetaria no se realizará. Por el contrario, el crédito privado y la base monetaria crecerán muy por debajo del producto nacional.
El deterioro generalizado de la economía tiene su manifestación más clara en el aumento de la demanda por dinero con respecto a la oferta. La diferencia ocasiona un cuantioso atraso entre la producción y la demanda agregada estimada por los procedimientos convencionales de equilibrio. La primera crece menos que la segunda. El bache se puede subsanar con un aumento del crédito al sector privado que incremente la base monetaria muy por encima del producto nacional.
En los últimos años se han seguido políticas que reducen el ahorro, aumentan el déficit fiscal, disparan el déficit en cuenta corriente y reducen el salario. Todo ello se ha agregado para conformar un estado de exceso de demanda de dinero con respecto a la oferta que tiene como contraparte un exceso de demanda de bienes sobre la producción y el abastecimiento.
La deficiencia proviene del estancamiento de la oferta. El gran error estuvo en suponer que el dinero no afecta la producción. Se equivocan. Muchas de las recesiones del mundo se han superado con déficits fiscales financiados con emisión. El error de Colombia estuvo en mantener un exceso de demanda de dinero sobre la oferta induciendo una expansión del crédito y la base monetaria inferior a la mitad del crecimiento potencial de la economía.
La incertidumbre actual es sobre la política que pretende activar la economía con un salario por encima de la productividad sostenido por el aumento de la base monetaria por debajo del producto nacional. La producción crece por debajo del potencial y el salario se mantiene por encima de la productividad, lo que no es sostenible. La inflación sube y lleva a aumentar el salario, y luego el alza de salarios con respecto a la productividad induce la elevación de la inflación. La mejor solución es la conciliación monetaria que aumente el crédito y la base monetaria muy por encima del producto.