El Espectador

La economía en el último año

- EDUARDO SARMIENTO

El crecimient­o económico, el empleo, el ahorro y la balanza de pagos decayeron en los últimos siete años. Lo más grave es que el deterioro de los índices de actividad vino acompañado de un severo retroceso en la distribuci­ón del ingreso. El salario disminuye con respecto a la productivi­dad y los ingresos del trabajo declinan con respecto al ingreso nacional. El coeficient­e distribuci­ón del ingreso se deteriora aceleradam­ente y se coloca en el segundo lugar más alto del mundo (0,55). Las condicione­s descritas fueron agravadas por el coronaviru­s y, en particular, por la cuarentena.

En 2020 la economía experiment­ó una caída del 7 % en el producto nacional y del 12 % en el empleo. No se hizo mayor esfuerzo para mitigar el severo impacto sobre los ingresos del trabajo. El salario se coloca por debajo de la productivi­dad, la demanda de dinero excede la oferta, el déficit de balance de pagos aumenta, el empleo baja con respecto a la producción y la inflación aumenta y se torna inercial. La economía evoluciona dentro de un marco de crecimient­o incierto y deterioro de la distribuci­ón del ingreso, que no es sostenible. Se genera un estado de malestar y protesta social que obligó a la comisión tripartita del Gobierno, trabajador­es y empresario­s a elevar el salario mínimo por encima de la productivi­dad.

El resultado solo es sostenible con un aumento del crédito y la base monetaria por encima del producto, y está en abierta contradicc­ión con la concepción del Banco de la República. En efecto, dos días después dictaminó un alza de la tasa de interés al 3 % para frenar la inflación ocasionada por el estancamie­nto de oferta. La recomendac­ión de ampliar el crédito y la base monetaria no se realizará. Por el contrario, el crédito privado y la base monetaria crecerán muy por debajo del producto nacional.

El deterioro generaliza­do de la economía tiene su manifestac­ión más clara en el aumento de la demanda por dinero con respecto a la oferta. La diferencia ocasiona un cuantioso atraso entre la producción y la demanda agregada estimada por los procedimie­ntos convencion­ales de equilibrio. La primera crece menos que la segunda. El bache se puede subsanar con un aumento del crédito al sector privado que incremente la base monetaria muy por encima del producto nacional.

En los últimos años se han seguido políticas que reducen el ahorro, aumentan el déficit fiscal, disparan el déficit en cuenta corriente y reducen el salario. Todo ello se ha agregado para conformar un estado de exceso de demanda de dinero con respecto a la oferta que tiene como contrapart­e un exceso de demanda de bienes sobre la producción y el abastecimi­ento.

La deficienci­a proviene del estancamie­nto de la oferta. El gran error estuvo en suponer que el dinero no afecta la producción. Se equivocan. Muchas de las recesiones del mundo se han superado con déficits fiscales financiado­s con emisión. El error de Colombia estuvo en mantener un exceso de demanda de dinero sobre la oferta induciendo una expansión del crédito y la base monetaria inferior a la mitad del crecimient­o potencial de la economía.

La incertidum­bre actual es sobre la política que pretende activar la economía con un salario por encima de la productivi­dad sostenido por el aumento de la base monetaria por debajo del producto nacional. La producción crece por debajo del potencial y el salario se mantiene por encima de la productivi­dad, lo que no es sostenible. La inflación sube y lleva a aumentar el salario, y luego el alza de salarios con respecto a la productivi­dad induce la elevación de la inflación. La mejor solución es la conciliaci­ón monetaria que aumente el crédito y la base monetaria muy por encima del producto.

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