Francia conejeada
TENÍA RAZONES PARA SOSPECHAR que el Pacto Histórico vulneraría su alianza con el movimiento Soy Porque Somos. A los pocos días de iniciada la alcaldía de Petro, comenzó a funcionar una Dirección de Asuntos Étnicos con el liderazgo de Rudecindo Castro, figura representativa del movimiento afro. Preocupado por la falta de acciones afirmativas en favor de las minorías étnicas del Distrito, él pensó en un proyecto que diera cuenta de los cambios demográficos de esas poblaciones, de sus nuevas características socioculturales, de las organizaciones que habían creado, y a partir de esas indagaciones diseñar políticas públicas. Para perfeccionar la propuesta, el director de etnias convocó al CIDSE de la Universidad del Valle por su experiencia en el estudio de las poblaciones negras, al ICANH y al Grupo de Estudios Afrocolombianos de la Nacional. La Secretaría de Planeación convocó una reunión con los proponentes, exceptuando a Rudecindo Castro. Justificaron la ausencia diciendo que él no era académico. Pasaron por alto sus credenciales universitarias y su papel en la gestación del proyecto. ¿Dejos racistas? De ahí en adelante peregrinamos por las agencias que implementarían los cuatro componentes de una propuesta para cuyo apoyo temprano se manifestaron USAID y OEI.
“Los negros se autoflagelan”, fue un argumento frecuente para poner en duda las acciones afirmativas por las cuales pugnábamos. A esa noción la acompañaba la de prevenir la “bantuización” de la ciudad, medio de descalificar el rechazo del asimilacionismo que hoy Petro camufla mediante su propuesta del interculturalismo. De ese pensamiento dio plena cuenta un funcionario del Instituto Distrital de Cultura y Turismo. Se había inscrito en la maestría de Estudios Culturales de la Universidad Nacional, en uno de cuyos seminarios alardeó que “los negros” se negaban a ser parte de la nación, autodiscriminándose. Que era falso que por su raza los arrendadores les negaran acceso a la vivienda y que más bien ellos insistían en formar guetos, cuyo manejo ya era problemático para la administración distrital.
Hacia mediados de 2012 era indudable que la Secretaría de Gobierno no apoyaría la propuesta. Pero entonces Planeación me invitó a una reunión con Viva la Ciudadanía, la ONG que para mi sorpresa había sido escogida para hacer la caracterización sociocultural que el Grupo de Estudios Afrocolombianos había propuesto desde el inicio de la gestión. En vez de las aproximaciones etnográficas y de las conversaciones con los miembros de las mesas organizativas que el ICANH había identificado, el nuevo equipo proponía unos grupos focales para cuya realización me responsabilizaban mediante una especie de asistencia de investigación, opción que rechacé y la cual contrastaba con la que la misma Secretaría le ofreció al CIDSE de Univalle en cuanto al liderazgo del componente demográfico.
Estos eventos evidencian el racismo contra el cual lucha Soy Porque Somos, así como un significativo vacío de ética. A propósito del proyecto mencionado, ese déficit moral involucró al colegaje científico, y con respecto a la contienda electoral, el profundo y preocupante incumplimiento de los compromisos acordados con tres emblemáticos adalides del movimiento negro: Francia Márquez, Carlos Rosero y Vicenta Moreno.