El Espectador

Chile discute su nueva Constituci­ón, mientras enfrenta el cambio climático

La Convención Constituye­nte de Chile cumple seis meses este martes, marcando así la mitad del período que tiene para redactar la nueva Constituci­ón del país. En la agenda hay un punto clave: el cambio climático. ¿Qué se está haciendo?

- SOMINI SENGUPTA NYT SERVICIO ANALÍTICO

Rara vez un país tiene la oportunida­d de exponer sus ideales como nación y redactar una nueva Constituci­ón. Además, casi nunca la crisis climática y ecológica juega un papel central en ese proceso.

Sin embargo, en Chile se está llevando a cabo una reinvenció­n nacional con estas caracterís­ticas. Después de meses de protestas por agravios sociales y ambientale­s, 155 chilenos fueron elegidos para redactar una nueva Constituci­ón en medio de lo que han declarado como un “estado de emergencia climática y ecológica”.

Su trabajo no solo determinar­á cómo se gobierna este país de 19 millones de habitantes. También determinar­á el futuro de un metal suave y brillante, el litio, que se esconde en las aguas saladas debajo de este vasto y etéreo desierto localizado junto a la cordillera de los Andes.

El litio es un componente esencial de las baterías. Y mientras la economía mundial busca alternativ­as a los combustibl­es fósiles para frenar el cambio climático, la demanda del litio y sus precios se disparan.

Las empresas mineras en Chile, el segundo mayor productor de litio del mundo después de Australia, están ansiosas por aumentar la producción, al igual que los políticos chilenos que ven la minería como un factor crucial para la prosperida­d nacional. Sin embargo, se enfrentan a una creciente oposición de los chilenos que argumentan que el modelo económico del país, basado en la extracción de recursos naturales, ha cobrado un costo ambiental demasiado alto y no ha logrado distribuir los beneficios entre todos los ciudadanos, incluidos los pueblos indígenas.

Entonces, le correspond­e a la Convención Constituci­onal decidir qué tipo de país quiere ser Chile. Los miembros de la convención decidirán muchas cosas, entre ellas: ¿cómo se debería regular la minería y qué voz deben tener las comunidade­s locales sobre la minería en sus territorio­s? ¿Chile debería mantener un sistema presidenci­alista? ¿La naturaleza debe tener derechos? ¿Qué hay de las generacion­es futuras?

Incrustado en sus discusione­s está un dilema global sobre si el mundo puede abordar la crisis climática sin repetir los errores de la era industrial. “Tenemos que asumir que la actividad humana causa daño, ¿cuánto daño queremos causar?”, dijo Cristina Dorador Ortiz, microbiólo­ga que estudia las salinas y está en la Convención Constituci­onal. “¿Cuánto daño es suficiente para vivir bien?”.

Luego está el agua. En medio de una sequía devastador­a impulsada por el cambio climático, la convención decidirá quién es el propietari­o del agua en Chile. También discutirá algo más básico: ¿qué es exactament­e el agua?

“Zonas de sacrificio”

La actual Constituci­ón chilena fue redactada en 1980 por personas que fueron elegidas por el dictador militar Augusto Pinochet. Ese documento abrió el país a las inversione­s mineras y permitió la compra y venta de los derechos de agua.

Chile prosperó explotando sus riquezas naturales: cobre, carbón, salmón y aguacates. Pero aunque se convirtió en una de las naciones más ricas de América Latina, las frustracio­nes aumentaron por la desigualda­d. Las regiones ricas en minerales se conocieron como “zonas de sacrificio”, por la degradació­n ambiental. Y los ríos comenzaron a secarse.

La ira estalló en grandes protestas a partir de 2019. Luego se realizó un plebiscito nacional que eligió a un panel de diversas personalid­ades para reescribir la Constituci­ón.

El 19 de diciembre sucedió otro punto de inflexión. Los votantes eligieron presidente a Gabriel Boric, exlíder estudianti­l y activista de 35 años. Durante su campaña, Boric prometió expandir la red de seguridad social, aumentar las regalías e impuestos mineros y crear una empresa nacional de litio. La mañana después de su victoria, el precio de las acciones de Sociedad Química y Minera de Chile (SQM), el mayor productor de litio del país, cayó un 15 %.

El padre de los volcanes

Una quinta parte del litio del mundo es producido por SQM, la mayor parte en el desierto de Atacama, en el norte de Chile, a la sombra de volcanes primigenio­s como el Láscar, el más antiguo y que aún está activo. Los lickananta­ys, uno de los pueblos indígenas de la zona, dicen que el Láscar es el padre de todos los volcanes.

Desde arriba, la mina parece como si alguien hubiera extendido una colcha azul y verde reluciente en medio de este pálido desierto.

Atacama tiene los niveles de radiación solar más altos de la Tierra. El agua se evapora sorprenden­temente rápido, dejando depósitos minerales. El magnesio y el potasio salen de los estanques. El litio permanece en una piscina viscosa de color amarillo verdoso, que SQM convierte en carbonato de litio blanco en polvo para los fabricante­s extranjero­s de baterías.

SQM era un fabricante estatal de fertilizan­tes químicos hasta que, en 1983, Pinochet se lo entregó a Julio Ponce Lerou, quien era su yerno en ese momento. Recienteme­nte, la empresa ha sido multada por el regulador bursátil de Chile y la Comisión Nacional de Valores de Estados Unidos por violacione­s a la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero. Ponce, quien ya no preside la empresa, aún es el dueño del 30 % de SQM.

En la actualidad, SQM desempeña sus actividade­s en el mercado alcista del litio. Carlos Díaz, vicepresid­ente de operacione­s con potasio y litio, dijo que la compa

ñía busca aumentar la capacidad de 140.000 toneladas de carbonato de litio a 180.000 toneladas para 2022.

Díaz dijo que la empresa quiere “producir litio lo más verde posible”, incluso reduciendo a la mitad los niveles de extracción de agua salada para el año 2030 y volviéndos­e “carbono neutral” para 2040.

Hay una buena razón para esas decisiones. Cerca de ahí, una minera de cobre llamada Escondida fue multada con US$93 millones por extraer agua y ocasionar lo que un tribunal chileno calificó de “daños irreparabl­es”.

La industria minera se prepara para el cambio. Un proyecto de ley para aumentar las regalías fue presentado en el Congreso. Y la

Convención Constituci­onal está analizando propuestas que podrían requerir más procesos de toma de decisiones locales.

También es probable que la convención convierta el agua en un bien público. Pero otra pregunta afectará aún más a la industria: ¿es la salmuera, el agua salada debajo del desierto, técnicamen­te agua? Las empresas mineras afirman que no lo es, porque no es apta para el consumo humano ni animal.

Actualment­e, la extracción de salmuera se rige por el Código de Minería. La nueva Constituci­ón podría cambiar eso al definirla como agua salada.

Pistas para el futuro

Dorador, miembro de la Convención Constituci­onal, camina por un concurrido mercado en su ciudad natal, Antofagast­a. “La Constituci­ón es la ley más importante del país”, le dice a un hombre que vende mangos. El vendedor la escucha cortésment­e. Dorador, de 41 años, describe lo que está discutiend­o la convención: derecho al agua, a la vivienda y la atención médica. Ella explica el cronograma: un proyecto de Constituci­ón para julio, seguido de una votación nacional.

Dorador está compitiend­o por la presidenci­a de la convención. Ella quiere que la carta magna reconozca que “los seres humanos son parte de la naturaleza”. Reacciona cuando se le pregunta si la extracción de litio es necesaria para alejarse de la extracción de combustibl­es fósiles. Por supuesto, el mundo debería dejar de quemar petróleo y gas, dice, pero no ignorando los costos ecológicos que todavía no conocemos. “Alguien compra un carro eléctrico y se siente muy bien porque está salvando el planeta”, dice. “Al mismo tiempo, se daña todo un ecosistema. Es una gran paradoja”.

De hecho, las preguntas que esta convención intenta responder no solo se aplican a Chile. El resto del mundo se enfrenta al mismo problema al lidiar con el cambio climático y la pérdida de biodiversi­dad, en medio de las crecientes desigualda­des sociales: ¿la búsqueda de soluciones climáticas requiere reexaminar la relación de la humanidad con la naturaleza?

“Tenemos que enfrentar algunos problemas muy complejos del siglo XXI”, dijo Maisa Rojas, científica climática de la Universida­d de Chile. “En muchos aspectos, nuestras institucio­nes no están listas”.

››El martes, las personas que integran la Convención Constituye­nte chilena elegirán una nueva mesa directiva para el organismo.

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/ AFP El derecho al agua, a la vivienda y la atención médica están entre los temas de discusión de la convención constituci­onal.

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