Sobre el discurso del papa (II)
El mayor problema que tiene el papa Francisco es que toman sus frases fuera de contexto, confunden una homilía con una catequesis, y con frecuencia ustedes, los medios de comunicación, no entienden la diferencia entre una carta encíclica y una exhortación apostólica. El Espectador no es ajeno a eso y en su reciente editorial titulado “El papa Francisco se equivocó, pero tiene razón en algo importante” pecó por ello. Nuestra Iglesia no peca al poner el dedo en llagas tan dolorosas como el invierno poblacional: el mundo va a quedar vacío por justificaciones como la “brecha generacional”, la “desigualdad” o las “opresiones”, todo con el ánimo de usar el frecuente discurso de llamarnos retrógrados, cavernarios o medievales, como nos tienen acostumbrados a quienes somos católicos y tratamos de llevar una vida a imagen de Cristo. Los invito a que lean con atención la catequesis sobre san José del pasado 5 de enero, de la que opinaron basados en frases extraídas sin sus fundamentos.
El hombre con su egoísmo —sí, egoísmo, porque no le cabe otro calificativo así ustedes no lo acepten— está cavando su propia fosa. Al ritmo que vamos, en unos años la raza humana estará cerrando su paso por este mundo. No es un tema religioso, es un problema real sustentado por los estudios demográficos: una humanidad con una tasa de natalidad por debajo de 2,11 hijos por mujer está condenada a desaparecer (Colombia está en 1,79). Recuerden: las redes sociales polemizan y marcan tendencia, pero eso no quiere decir que lo que allí se dice sea el pensar y actuar de todos los colombianos.
En los 90 pasé por situaciones sociales y económicas muchísimo más difíciles que las actuales. Con mi esposa tuvimos tres hijos y no nos empobrecimos. Todo lo contrario: le dimos a nuestro país tres profesionales que hoy con su trabajo aportan a su economía. No creo en los argumentos de “proyectos de vida”, que son fachadas ante el empobrecimiento moral y ético que ustedes, desde sus líneas, dolorosamente promueven.
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