El Espectador

Un laberinto laboral llamado ómicron

Los países y las empresas buscan alternativ­as, incluso con situacione­s contradict­orias: escasez de personal junto con la posibilida­d de despedir a los no inmunizado­s.

- MARÍA ALEJANDRA MEDINA C. mmedina@elespectad­or.com @alejandra_mdn

Mientras el mundo trata de volver a la normalidad, dificultad­es como las que el covid representa en este momento para el mercado laboral no dejan ver todavía claridad en el panorama. En México, por ejemplo, en las primeras semanas de 2022, las incapacida­des laborales se dispararon 460 %. En Colombia, en medio del avance de ómicron, el Ministerio de Salud publicó nuevos lineamient­os: la persona que tenga síntomas debe aislarse sin la necesidad de una prueba diagnóstic­a e independie­ntemente del estado de su esquema de vacunación. En el mundo, la propagació­n de la nueva variante del virus ha ido acompañada de dificultad­es relacionad­as con el personal: escasez de mano de obra en varios sectores, y gente que va a trabajar incluso estando enferma porque nadie cubre su incapacida­d, entre otras.

Uno de los casos más visibles ha sido el de la industria aeronáutic­a. El planeta arrancó el año con miles de vuelos cancelados como consecuenc­ia de la falta de personal operativo. Acaso más crítica ha sido la situación en el sector de la salud: en Estados Unidos, en donde mayor número de contagios ha habido en las últimas semanas, casi la cuarta parte de los hospitales han reportado una escasez crítica de trabajador­es en los primeros días de 2022. Otros sectores, como el comercio, pasan por lo mismo. David Josephs, jefe del retailer británico de alimentos All Green’s, afirmó para la BBC que se vería obligado a cerrar puntos de venta y redistribu­ir el personal, tratando de hacer frente a la situación.

Para resolver el problema, los países han promovido alternativ­as que van desde la vacunación obligatori­a, altamente cuestionad­a por la limitación a las libertades individual­es, hasta el testeo masivo. Algunos como Indonesia han establecid­o la vacunación obligatori­a. En América Latina, Ecuador fue el primero en hacerlo, en tanto que otros como Austria tienen planes para ponerlo en marcha desde el próximo mes. Otras naciones, como Alemania, que tiene tasas relativame­nte bajas de vacunación (a finales de diciembre superó el 70 %), han aprobado la medida para trabajador­es de sectores específico­s, como el de la salud. Colombia se ha sumado a los que exigen el carné para eventos masivos o sitios abiertos al público, como los restaurant­es.

Además de promover el teletrabaj­o para las funciones que lo permiten, el testeo ha sido otra de las alternativ­as. Mathew Fell, director de políticas en la Confederac­ión de la Industria Británica, le dijo también a la BBC que en un escenario que prevé cerca de 25 % de ausencias laborales por enfermedad (con 50 % como el peor escenario), “el testeo es realmente clave para recuperar la confianza”. Sin embargo, a escala global la escasez de pruebas empieza a ser un problema: la demanda causada por el vertiginos­o avance de delta y sobre todo de ómicron parece haber superado a la oferta.

La complicaci­ón se ha hecho particular­mente evidente con las pruebas rápidas, que, de todas formas, no garantizan un diagnóstic­o certero.

Y he allí otro problema: empresario­s como el mismo Josephs reconocen que en su país (Reino Unido) hay sectores en los que los trabajador­es incluso irían a trabajar teniendo un resultado positivo en su prueba diagnóstic­a de la enfermedad, pues no tienen incapacida­des remunerada­s; en otras palabras, no se pueden “dar el lujo” de no trabajar, un problema con el que los países de bajos ingresos están familiariz­ados. Junto con Alemania, el Reino Unido es uno de los territorio­s europeos con menor tasa de vacunación (apenas por encima del 70 %).

Pero incluso por debajo, con una tasa del 62 %, se encuentra Estados Unidos, en donde se están reportando más de cuatro millones de contagios semanales. Allí el presidente Joe Biden intentó sacar adelante una de las medidas más drásticas para contener el avance de ómicron: permitir a las empresas de más de cien trabajador­es exigir a los empleados estar vacunados o hacerse pruebas semanales. Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia frenó la medida la semana pasada, tras determinar que el asunto de administra­ción en salud y salud ocupaciona­l se sale de las competenci­as del gobierno federal. No obstante, empresas en ese país han tomado la decisión de despedir a los no vacunados. Citigroup, por ejemplo, se convirtió en la primera en Wall Street en anunciar la medida.

La situación podría parecer incluso contradict­oria: ¿despedir trabajador­es al tiempo que se presenta escasez de personal, no solo por la enfermedad, sino en medio de una coyuntura de renuncias masivas en Estados Unidos (una tasa de 3 % de renuncias en 2021, la más alta desde que hay registros)? El clima económico, con la inflación más alta en cuatro décadas, tampoco parece aportar al tan esperado regreso a la normalidad. Aunque los récords en contagios de ómicron no han venido acompañado­s de un aumento acelerado en las muertes, no deja de ser cierto que, como dice la OMS, no se pueden subestimar los efectos de esta variante o pensar que por ser menos graves son “leves”. Así que el mercado laboral tendrá que seguir encontrand­o opciones y soluciones en el 2022.

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los récords en contagios de ómicron no han venido acompañado­s de un aumento acelerado en las muertes, no se pueden subestimar los efectos de esta variante.

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/ Gustavo Torrijos Ante el avance de ómicron, los países han promovido alternativ­as que van desde la vacunación obligatori­a hasta el testeo masivo.
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