Malos empleos, poca e injusta protección
¿SE CAMBIÓ AL RÉGIMEN DE AHORRO privado de pensiones temprano en su carrera laboral y ahora, cuando ve el ingreso con el que se va a jubilar, se sienta a llorar? ¿Es usted un joven que empieza su negocio y cotizar a salud y pensión para poder cobrar sus cuentas le resta casi la tercera parte de sus magros ingresos?
Los informes que la Misión de Empleo —un panel de expertos nacionales e internacionales que creó el Gobierno para evaluar a fondo el mercado laboral y los sistemas de protección social— publicó esta semana responden estas y otras preguntas sobre nuestra injusticia laboral acumulada.
Es como si los gobernantes se hubieran dedicado durante años a ponerles parches a las ruedas desinfladas de un carro que anda cada vez peor.
La Misión contó 92 parches: códigos, leyes, sentencias y decretos incoherentes entre sí que han terminado por ofrecer incentivos perversos para que la gente no se formalice; darle protección social a una minoría y favorecer más a los ricos que a los pobres; gastar mucho dinero de los contribuyentes en formar gente que no consigue trabajo en lo que aprendió y montar una justicia laboral escuálida.
En Colombia hay 7,1 millones de empresas y, de esas, 6,9 millones apenas tienen entre uno y tres empleados. Entonces el típico trabajador colombiano no es el de las propagandas, sonriente y flotante en un campo florido. Son empleados de malos trabajos que les dan esas microempresas propias o ajenas, que rotan de un puesto a otro, que a veces aportan a pensión y a salud y a veces no.
Los políticos repiten que solo es cuestión de crecer la economía para que todo se arregle, pero el informe halló que esta creció el 78 % desde 2007 y apenas consiguió que los trabajadores informales de las ciudades disminuyeran en un 8,5 %.
Formalizarse sale caro. Según la Misión, si se formalizan los trabajadores independientes que ganan salario mínimo, que son la mayoría, deben aportar una proporción mayor de sus ingresos a salud y pensión (casi la tercera parte) que uno que gane dos o tres salarios, y la cobertura en salud no le cambia... ¿entonces para qué formalizarse? Menos ganas aún tendrán de hacerlo cuando puede que el aporte a pensión no les sirva de nada, pues la mayoría de los trabajadores no consiguen acumular suficiente ahorro para pensionarse.
Mientras el sistema les pone barreras a los informales para estar mejor protegidos, subsidia más las pensiones de los ricos que de los pobres: el 20 % más rico de los pensionados por seguridad social pública se llevan casi $7 de cada $10 que el Estado paga por pensiones.
Las pensiones privadas no son más justas. De un aporte promedio del 14,25 % que hace un trabajador colombiano a un fondo privado, realmente apenas ahorra el 11,5 %. La diferencia se va en seguro, en financiarles la pensión mínima a quienes no la logran y en pagarles a los fondos la administración. Como los ahorros deberían rentar en promedio 20 % anual para recuperar su valor real y apenas rentan el 4 o 5 %, la mesada pensional resulta pírrica.
Puede que este reporte se quede guardando polvo, como muchos otros de nuestras pomposas misiones de expertos. No obstante, a los ciudadanos nos sirve para exigirles a los candidatos que expliquen cómo van a hacer crecer esos 6,9 millones de empresas de menos de tres empleados y no solo el PIB, y cómo les van a garantizar a todos —y no solo a los más ricos— una protección social real.