Secuelas del covid: la angustia de los recuperados
Aunque el 93,6 % de los bogotanos contagiados con coronavirus se han repuesto a la enfermedad, algunos quedaron con afecciones permanentes, como la pérdida parcial del gusto y el olfato.
De acuerdo con el Observatorio de Datos Abiertos de Bogotá, en la capital se tiene un reporte total de 1’579.133 contagios por covid19, siendo la localidad de Suba con 239.827 casos- la zona donde mayor nivel de positividad se ha alcanzado, seguido por Kennedy, con 197.859, y Engativá, con 177.955.
Del total de bogotanos que contrajeron coronavirus durante la pandemia, el 93,6 % ha logrado superarlo; sin embargo, algunos han quedado con secuelas.
Según Mayo Clinic Health Letter, publicación de la Mayo Medical
School, hospital de investigación en Minnesota (EE. UU.), algunos de los pacientes pueden desarrollar el llamado síndrome pos-covid-19 y pueden presentar afecciones como ageusia (pérdida total o parcial del sentido del gusto) o parosmia (distorsión del sentido del olfato).
Reducción de ingresos por la falta de sentidos
La bogotana Marcela Gómez Prieto es una de las sobrevivientes del contagio, aunque en definitiva este le cambió la vida.
A finales de abril de 2021 esta repostera por vocación recibió la noticia; no obstante, intentó conservar la calma. Tarea que no fue fácil, dado que sus síntomas fueron muy fuertes.
En dicho tiempo tuvo que suspender las actividades de su emprendimiento. Hace cinco años fundó la microempresa familiar Marcela Gómez Baking & Cooking, una repostería moderna y libre de conservantes, cuya presencia en redes iba creciendo.
Sin embargo, contagiarse de coronavirus marcó un hito en su historia personal y financiera, dado que hasta la fecha no ha podido recuperar dos de los sentidos más importantes en la gastronomía: el gusto y el olfato.
“Al inicio no me asusté, pero ya casi voy para el año. En el último tiempo he empezado a percibir de manera distorsionada algunos olores, pero no son más de 10”, le contó Gómez a El Espectador.
Sabores fáciles de identificar para cualquier paladar como el café, la vainilla y hasta el mismo ají, pasan inadvertidos para esta cocinera que cada día se levanta con el anhelo de poder sentir de nuevo la magia que le produce la comida.
Evidentemente por esta complicación no ha podido reactivar su micronegocio, dado que si bien se sabe recetas de memoria, el no poder degustar los productos que prepara la llevan casi a tener que cocinar a ciegas.
De acuerdo con el médico cirujano Camilo Prieto, cerca del 80 % de los pacientes que han perdido algunos de sus sentidos los recuperan en un período de cuatro a seis semanas. En casos excepcionales aún no se tiene un panorama certero, porque en los estudios recientes no se ha establecido la duración máxima.
Afectaciones nutricionales como secuelas
Joseph Mateo Trujillo es un estilista profesional que vive en la localidad de Ciudad Bolívar, en el sur de Bogotá. Fue diagnosticado por primera vez con coronavirus en diciembre de 2020, aunque inicialmente no lo afectó de manera drástica, debido a que solo sintió malestar general. Confiado en que su recuperación había sido efectiva, retomó sus actividades cotidianas con la sorpresa de que cuatro meses después presentó un cuadro de parosmia prolongado.
“Comencé a sentir olores muy extraños. No soportaba el olor de la carne y mucho menos el del pescado. Me olían muy mal los productos que contenían mentol o alcohol”, comenta Trujillo, mencionando fragancias que le parecían inaguantables.
Por este problema, y a lo mal que le sabían algunos de los alimentos, tuvo que comer por dos meses solo vegetales y leche, comestibles que podía tolerar dada su aversión a las proteínas animales.
Sin embargo, esta forzada modificación en su alimentación trajo consigo cambios. “Me adelgacé mucho, bajé más o menos 15 kilos en ese tiempo y tuve que recurrir a suplementos vitamínicos para poder nivelar la descompensación”, comparte Joseph.
La persistente angustia en la que se encontraba en aquella época lo llevó a visitar a un médico general, quien le recomendó hacerse lavados nasales con solución salina, indicación que siguió al pie de la letra sin obtener resultados satisfactorios.
Según Prieto, las especialidades médicas que tratan estas distorsiones sensitivas son la neurología y la otorrinolaringología, ramas de la medicina que tendrán el reto de dar seguimiento a las secuelas que presentan los pacientes que, como Marcela y Joseph, vieron sus vidas, su salud y hasta su economía afectadas.