Recuperación incierta
La información de las cuentas del DANE de noviembre revelan un cambio drástico en la estructura económica. Los sectores productivos de la agricultura, la industria, la construcción y la minería crecen muy por debajo de la demanda, en tanto que los servicios de transporte, comunicaciones e intermediación financiera crecen muy por encima. Se configuró una economía de oferta que no es sostenible. El bajo ahorro proveniente de la pandemia y el déficit fiscal generan un exceso de demanda sobre la oferta global que da lugar a ajustes traumáticos. El déficit en cuenta corriente aumenta la demanda de dinero por encima de la oferta. Mientras persistan esas condiciones, no es posible la recuperación.
Lamentablemente, los desaciertos monetarios de la economía mundial enrarecen el panorama. En el desespero de la inflación, Estados Unidos y Europa proponen elevar la tasa de interés que, como lo señala el Banco Mundial, tendría efectos adversos en el país, porque aumentaría el exceso de demanda sobre la oferta de dinero y ampliaría el déficit en cuenta corriente y el endeudamiento.
El quiebre de los balances fundamentales de ahorro e inversión representado por el exceso de demanda sobre la oferta de dinero, el cuantioso déficit en cuenta corriente y el déficit fiscal quebraron la igualdad entre la oferta y la demanda agregada de la economía. Como lo señalé hace seis meses, se configuró una economía de oferta. El valor agregado de las actividades líderes de la agricultura, la industria, la construcción y la minería, que tienen los vínculos hacía adelante y hacia atrás más fuertes, crecen muy por debajo de los servicios. Como la actividad determinada por la demanda predomina sobre la determinada por la oferta, la producción, el suministro nacional, aumenta por debajo de la demanda. La inflación se dispara y la producción y el empleo declinan. El desajuste se mantiene mientras se presenten los desbalances fundamentales, especialmente en el mercado monetario, que carece de correctivos automáticos.
En fin, el deterioro del ahorro y la producción conformó una economía liderada por los servicios de transporte, comunicaciones e intermediación financiera que no tiene ninguna capacidad de sostenerse. La economía está a la deriva. El producto nacional se desplomó, luego rebotó, y ahora en 2022 tiende a estancarse. El crecimiento del producto estimado por la demanda desciende rápidamente y, lo más grave, el valor agregado de los sectores líderes, representados por la agricultura, la industria, la construcción y la minería, avanzan muy por debajo. Como la oferta es menor que la demanda, la inflación sube, la balanza de pagos se deteriora y el empleo disminuye. Se entra al estado de estancamiento con inflación (estanflación).
La solución es la coordinación de las políticas monetaria, industrial, agrícola y comercial orientadas a impulsar la oferta agregada. Lo primero es la conciliación monetaria que permita ampliar en forma considerable el crédito privado a los sectores productivos mediante el mayor acceso al sector financiero y al Banco de la República, e incluso por conducto de la adquisición de acciones de mayor pedido en la bolsa. La diferencia entre la demanda y la oferta global disminuiría y desaparecería. La actividad productiva se estabilizaría y la inflación disminuiría. El país quedaría en condiciones de recuperar el crecimiento sostenido y, lo más importante, mejorar la distribución del ingreso.