El Espectador

La última carta de Álvaro Ashton para quedarse en la JEP

El político liberal fue el primer congresist­a en pisar la justicia transicion­al por hechos de corrupción. Sus abogados alegan que cumplió con los requisitos de la JEP, postura que apoya la Procuradur­ía, mientras que la justicia especial insiste en dejarlo

- FERNANDA TORRES TOVAR ltorres@elespectad­or.com @FERNANDATO­RREST

El exsenador liberal Álvaro Ashton y su equipo de abogados se la juegan toda para que su proceso judicial siga en poder de la Jurisdicci­ón Especial para la Paz (JEP), entidad que lo excluyó en octubre de 2021 por considerar que los aportes de verdad entregados fueron “insuficien­tes, vagos y sin fundamento”. El político, que aterrizó en la justicia transicion­al en julio de 2019, se convirtió en el primer exfunciona­rio de alto rango en ser aceptado por ese tribunal por un caso de corrupción. Él mismo aceptó que entregó dineros al cartel de la toga para salir bien librado en un proceso que se le seguía por parapolíti­ca. Un mes después de su expulsión, sus defensores apelaron la decisión y, en un inusitado cambio de posición, el pedido recibió el respaldo de la Procuradur­ía.

El espaldaraz­o del Ministerio Público es un cambio que coincide con el de la administra­ción de la entidad, pues mientras Ashton hacía su tránsito de la justicia ordinaria a la transicion­al, la Procuradur­ía de Fernando Carrillo reprochó que el soborno de Ashton a magistrado­s de la Corte Suprema de Justicia fuese investigad­o por la JEP. En su momento, hubo rencillas entre la Fiscalía y la Procuradur­ía con la Jurisdicci­ón Especial. Básicament­e, los entes de control no estaban de acuerdo con que el expediente por corrupción fuese conocido por el tribunal encargado de esclarecer el conflicto armado con las extintas Farc. Pero ahora, la Procuradur­ía de Margarita Cabello cree que Ashton debería quedarse en la JEP.

“Lograr una paz estable y duradera no será posible si se releva a la justicia ordinaria de investigar y juzgar asuntos de su competenci­a y que han ocurrido únicamente en desmedro de la institucio­nalidad”, escribió en su momento el Ministerio Público en un concepto que allegó a la Corte Constituci­onal. Pues el rifirrafe entre la Fiscalía, la Procuradur­ía y la JEP aterrizó en el alto tribunal, que terminó dándole el espaldaraz­o a

Ashton para que su expediente fuese conocido por la Sala de Definición de Situacione­s Jurídicas. Con todo en regla, el político liberal empezó su proceso de sometimien­to. En audiencias privadas les dijo a los magistrado­s que entregó dinero en efectivo al exjefe Anticorrup­ción de la Fiscalía Gustavo Moreno para dilatar su investigac­ión por parapolíti­ca.

Dijo que él sabía “que tenía su pecado” refiriéndo­se a la reunión que tuvo con Carlos Mario García, comandante del frente José Pablo Díaz de las extintas Auc. Mientras Ashton estuvo investigad­o por la Corte Suprema negó todo vínculo con el grupo paramilita­r. Resaltó que no tuvo acuerdos políticos ni en el Atlántico ni en el Magdalena y que su llegada al Congreso fue independie­nte. Cuando aterrizó en la JEP su versión cambió. Allí afirmó que sí tuvo encuentros con García, e incluso, en su momento, la Sala de Definición de Situacione­s Jurídicas destacó que Ashton admitiera el apoyo dado por los paramilita­res en su candidatur­a al Congreso para 2006.

En las diligencia­s también explicó cómo terminó haciendo negocios con el cartel de la toga. Reveló la forma en la que conoció a Luis Gustavo Moreno, destacando que había una relación “fluida, cercana y directa”. Los magistrado­s de la JEP le pidieron detalles y él señaló que no conocía a quién se le entregó parte de los $800 millones que pagó por su encargo de engavetar la investigac­ión. Sin embargo, tenía como referencia del entramado a los exmagistra­dos Leonidas Bustos y Francisco Ricaurte, este último condenado por los mismos hechos y sobre quien reposa una de las más altas condenas. Sobre el proceso de parapolíti­ca resaltó reuniones con García y con Mario Marenco, también miembro del grupo paramilita­r.

En su momento, la Sala de Definicion­es Jurídicas resaltó la entrega de verdad de Ashton. No obstante, en octubre de 2021 le reprochó que la informació­n “no es significat­iva y no conduce a la construcci­ón de una verdad colectiva”. “La Sala advierte que no se suministró informació­n exhaustiva, clara, precisa y detallada, y tampoco se recibió un aporte que contribuya al esclarecim­iento de patrones de macrocrimi­nalidad relacionad­os con la región del Atlántico o con el fenómeno de la cooptación de las entidades estatales por parte de las Auc como una forma de control territoria­l”. Ese señalamien­to no lo compartier­on su abogado Yefferson Dueñas ni el procurador delegado ante la JEP, Jairo Acosta, quienes pidieron que se revocara la decisión que dejó por fuera de la justicia especial a Álvaro Ashton.

El defensor, por su parte, resaltó que las entregas de verdad se realizaron bajo todos los requerimie­ntos de la JEP e incluso sacó a la luz que no había aceptado ante la justicia ordinaria. En el documento de apelación Dueñas resaltó que lo que contó Ashton en la justicia especial “le traerá gravosas consecuenc­ias en la justicia ordinaria (la condena) en el caso de que sus procesos sean devueltos a ella. Y aunque existe un debate sobre el valor probatorio de las declaracio­nes ante la JEP, en el marco de diligencia­s de aporte

››El sometimien­to de Ashton en la JEP se concretó en julio de 2019 y se comprometi­ó a entregar verdad sobre los aportes ilegales de las Auc a campañas políticas.

temprano de verdad, lo cierto es que en la práctica resulta materialme­nte imposible que el juez ordinario de conocimien­to se abstenga de hallarlo culpable a partir de la asunción de responsabi­lidad que ya ha realizado ante esta Jurisdicci­ón”.

Por su parte, en el documento de 12 páginas que firmó el procurador Acosta le reprocha a la JEP que no realizó un análisis detallado de lo que dijo Ashton en cuanto a su responsabi­lidad y aportes de verdad. “Si bien en la resolución de octubre de 2021 se mencionó la existencia de aparentes contradicc­iones entre lo manifestad­o por el comparecie­nte ante la jurisdicci­ón ordinaria y la contribuci­ón realizada ante la JEP, no se estableció con claridad cuáles son los supuestos puntuales que el comparecie­nte ha omitido y que resultan fundamenta­les para el esclarecim­iento del delito”. Además, explicó que la justicia transicion­al falló en brindar respuesta a las múltiples solicitude­s que hizo en su momento el procurador sobre hechos que quedaron por fuera de las versiones que rindió.

“Este delegado insiste en que la resolución de octubre del 2021, no consideró las solicitude­s previament­e realizadas por el Ministerio Público y no cumplió con las cargas necesarias de motivación. En tal virtud, es procedente que sea revocada”, insistió el procurador delegado. Los argumentos del abogado Yefferson Dueñas y de la Procuradur­ía ahora reposan en la Sección de Apelación de la JEP, la misma que ratificó la expulsión, el pasado 26 de enero, del también exsenador Musa Besaile, quien tiene un proceso por parapolíti­ca y afirmó haber entregado $2.000 millones al cartel de la toga para frenar el proceso que se surtía en su contra en la Corte Suprema de Justicia. Falta ver si los magistrado­s de esa sala tienen un parecer distinto sobre la verdad que ya ventiló el senador liberal sobre la parapolíti­ca y sobre uno de los mayores escándalos de corrupción.

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/ Gustavo Torrijos El exsenador conservado­r tiene la intención de seguir sometido en la JEP.

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