El Espectador

Las verdades que nos esperan

- PATRICIA LARA SALIVE www.patriciala­rasalive.com, @patriciala­rasa

EN CHARLA ENTRE PACHO DE ROUX, presidente de la Comisión de la Verdad, y la periodista María Jimena Duzán, sostenida en el Hay Festival, comenzamos a estrellarn­os contra esas verdades que la Comisión ha escudriñad­o a fondo y nos revelará en su informe final. Aquí van algunas:

Primera verdad: la guerra no fue entre las Farc, el Eln y el Ejército. En ella participar­on otros actores muy importante­s que no han sido evidentes. Se dio un entramado muy complejo, donde jugaron elementos políticos, económicos y de defensa, y hubo una articulaci­ón entre las Fuerzas Militares y el paramilita­rismo. De Roux explicó que ello se muestra bien en el caso de la hacienda Las Tulapas, donde se combinaron la reacción contra la guerrilla, las acciones de Mancuso y del Fondo Ganadero de Córdoba, la actuación de la Fiscalía para legitimar el robo, la de Fedegán para garantizar que se nombrara fiscal general a Mario Iguarán —con la misión de encubrir lo que se hizo— y la del gobernador Benito Osorio, quien actuó de intermedia­rio para que el robo se hiciera asediando a los campesinos, a fin de conformar esa finca de más de 4.000 hectáreas. Luego, personas del empresaria­do y de la política del Valle del Cauca, asediadas por la guerrilla y los secuestros de sus niños a la salida de los colegios, entraron en comunicaci­ón con los paramilita­res de Córdoba y crearon el Bloque Calima. Entonces ocurrieron la masacre del Naya y las otras grandes masacres de esa zona.

Segunda verdad: el paramilita­rismo fue un aliado del Estado y tuvo un papel muy importante en la disminució­n del poder de las Farc —que a fines de los años 90 era enorme—, pero el dolor que causó fue inmenso. Hubo una especie de enloquecim­iento en la guerra. Por eso, unos incorporar­on a más y más niños en la confrontac­ión y los otros produjeron los falsos positivos: “Tenían que mostrarle a la sociedad que se estaba ganando la guerra y eso se mostraba presentand­o cadáveres”, afirma De Roux.

Tercera verdad: la seguridad ha sido para la propiedad y el poder: a más propiedad y más poder, más seguridad; pero la seguridad no ha cuidado a la gente, como ocurre en Suecia, Dinamarca o Noruega.

Y una pregunta: ¿cómo es posible que nuestro Estado y nuestra sociedad hayan permitido que pasara esto? ¿Cuándo será que las víctimas de los sectores pudientes —sobre todo del secuestro y la extorsión— sentirán que son tan víctimas como las mujeres del Chocó o las mamás de los muchachos de Soacha asesinados por el Ejército? ¿Cómo es posible que estemos parados sobre semejante crisis humanitari­a y no nos hayamos dado cuenta?

Entonces, el auditorio, repleto de público, estalló en aplausos para Pacho de Roux.

Ya llegó Cambio. Renace este domingo. La primera semana podrán leerla en forma gratuita. A partir de la segunda, requerirán estar suscritos. Ojalá se suscriban. Ojalá nos apoyen: volver a darle vida a Cambio ha sido un esfuerzo monumental. Ahora Cambio es una realidad.

Yohir Akerman y Federico Gómez Lara, columnista­s de este querido periódico, se han despedido de sus columnas de El Espectador porque harán parte del equipo de Cambio. Pero yo, gracias a la generosida­d de Fidel Cano, mantendré mi columna aquí, aun cuando también escribiré reportajes para Cambio. Apoyar a El Espectador ya Cambio —dos medios comprometi­dos con revelar las verdades— es fundamenta­l si queremos consolidar nuestra democracia.

De modo que seguiremos encontránd­onos: en El Espectador y en Cambio.

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