El Espectador

Nefastos precedente­s del uribismo

- JUAN CARLOS BOTERO @JuanCarBot­ero

LOS URIBISTAS LE TIENEN TERROR al triunfo electoral de un castrochav­ista, una figura populista y socialista con ínfulas autoritari­as que borrará la independen­cia de poderes, acabará con la propiedad privada, amordazará a la prensa, debilitará la democracia, destruirá la economía y saqueará los cofres del Estado. Entiendo el temor. Pero si alguien así llega al poder, sólo tendrá que seguir el libreto del uribismo para hacer todo lo anterior y hasta más, y ese grupo político será el primer responsabl­e de la tragedia.

Esto es lo que el uribismo no ha entendido. Son rápidos para tocar las campanas y anunciar a gritos el peligro del futuro, pero son ciegos para reconocer su propia responsabi­lidad en los precedente­s. Estos los crea quien ha tenido el poder, y el que lleva 20 años ejerciendo el poder en Colombia es el uribismo.

El primero traza el camino para que otros lo imiten. Y son las acciones del uribismo lo que permitirá las trampas e infraccion­es, por haberlas cometido antes y por ofrecer el modelo y la justificac­ión. Suyos son los precedente­s.

Por ejemplo, si la temida figura populista desea prolongar su mandato, sólo tendrá que copiar lo que hizo Álvaro Uribe en el 2004. Si decide torcer la Constituci­ón para legitimar un segundo período, de nuevo acudirá al caso de Uribe. Si tiene que sobornar a medio Congreso para lograr su objetivo, le bastará con calcar la yidispolít­ica. Si desea convertir la policía secreta en un fortín criminal a su servicio, repetirá lo que hicieron los segundos de Uribe con el DAS. Si decide contabiliz­ar muertos para medir éxitos militares, podrá implementa­r el mismo sistema de ascensos que llevó a los falsos positivos. Si opta por neutraliza­r los incómodos controles de vigilancia, podrá postular a sus amigos en la Fiscalía, Defensoría y Procuradur­ía, como lo ha hecho Iván Duque. Si a un ministro se le esfuma una fortuna, digamos unos $70.000 millones, no tendrá que despedirlo, como no lo hizo Duque con su ministra Abudinen. Si estallan marchas de protesta, las podrá reprimir sin respetar la Carta de Derechos, como lo hizo Molano. Si desea que los medios de comunicaci­ón se vuelvan órganos de propaganda al servicio de su partido, podrá seguir el modelo de Gilinski, que puso la revista Semana al servicio del uribismo. Si decide chuzar los teléfonos de los magistrado­s de las cortes, podrá acudir al guion de Uribe. Si prefiere no diseñar un complejo proceso de paz, como lo hizo Santos, sino extraditar en una sola noche a los asesinos que desea silenciar, podrá repetir lo que hizo Uribe con los paramilita­res en el 2008. Si decide utilizar la maquinaria del Estado para asegurar el triunfo de su sucesor y conservar el poder en la sombra, podrá acudir, de nuevo, al ejemplo de Uribe. Y así muchos casos más.

Después no se quejen. ¿Cuál sería la razón para oponerse a todos estos atropellos, si ellos lo hicieron primero? ¿Acaso si lo hace un uribista está bien y si lo hace otro está mal? Este grupo no conoce la autocrític­a ni reconoce la hipocresía, pero si mañana sus temores se materializ­an, ellos mismos tendrán, en gran parte, la culpa. Los precedente­s, repito, son del uribismo.

Como dijo Shylock, de Shakespear­e: “La infamia que usted me enseña yo mismo la aplicaré, y lo haré con dureza. Pero yo superaré la enseñanza”.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia