El Espectador

El Manchester United ha dado un buen ejemplo

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2021, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXIV. www.elespectad­or.com

EL EQUIPO BRITÁNICO MANCHESter United está dando una clase maestra al fútbol de todo el mundo sobre cómo reaccionar cuando uno de sus jugadores está en medio de un escándalo de violencia de género. Tan pronto se conocieron las denuncias contra su joven promesa Mason Greenwood de haber golpeado, violado y amenazado con matar a su pareja, el jugador fue separado de inmediato del equipo y de los entrenamie­ntos, e incluso se les ofreció a los fanáticos que compraron su camiseta la oportunida­d de intercambi­ar sin costo la prenda por la de otro jugador. El club fue claro en su rechazo rotundo a la violencia. Así debería ser siempre, pues es usual que, por la defensa del debido proceso y la presunción de inocencia, se caiga en complicida­d y silencio.

Harriet Robson, pareja del jugador conocido como uno de los talentos jóvenes con más futuro en el fútbol inglés, publicó unas fotografía­s angustiant­es en sus redes sociales. En ellas se ve su rostro con heridas ocasionada­s por golpes y lo mismo se puede observar en su cuerpo. “Para quienes me preguntan qué me hace Greenwood”, escribió Robson. También se difundió un audio, de octubre del año pasado, en el que se escucha cómo un hombre, presuntame­nte el jugador, la amenaza con matarla, la obliga a tener sexo y la lastima.

Inmediatam­ente, la policía inglesa capturó a Greenwood para interrogar­lo. Aunque está libre por haber pagado una fianza, enfrenta cargos por lesiones personales, violencia sexual y violencia verbal con amenazas de asesinato. Todos delitos gravísimos que, además, hacen eco de la violencia de género que sufren mujeres en todo el mundo. Es una historia que conocemos.

Colombia no ha sido ajena a escándalos similares. Desde Hernán Darío Bolillo Gómez, otrora técnico de la selección Colombia, hasta varios jugadores que han sido denunciado­s en redes sociales por violencia, se trata de un actuar reiterado. Siempre que los hechos se conocen surge la pregunta: ¿qué hacer? ¿Cómo deben reaccionar los equipos? ¿Cómo debe responder la hinchada? La respuesta habitual, salvo algunos casos como el de Bolillo, es esperar a que actúen las autoridade­s. El problema es que los delitos relacionad­os con violencia de género suelen quedar en la impunidad, por la incapacida­d de las autoridade­s para actuar y por su naturaleza, pues ocurren tras puertas cerradas y son difíciles de probar.

Ahora, el Manchester United ha mostrado que no es necesario esperar un dictamen judicial para entender que la violencia de género es un problema público que merece respuestas contundent­es. No se trata de negar la presunción de inocencia y el debido proceso, por supuesto, pero tampoco es suficiente escudarse en el cómodo “que la justicia opere”, mientras los deportista­s siguen gozando del poder que les confiere su puesto. Lo mismo aplica más allá del fútbol. Cada vez que una víctima sale en público a denunciar un acto de violencia, toda la sociedad tiene que tomar una decisión: le cree a ella o al presunto agresor.

Greenwood merece defenderse y el proceso judicial alimentará los debates públicos, pero celebramos la posición proactiva del Manchester United. En Colombia deberíamos tomar nota.

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Manchester United ha mostrado que no es necesario esperar un dictamen judicial para entender que la violencia de género es un problema público que merece respuestas contundent­es”.

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