El asalto cultural europeo
EL SIGLO XIX FUE TESTIGO DE UN traslado en masa hacia Europa de grandes tesoros culturales de civilizaciones de la antigüedad. Los propietarios de esas reliquias no tenían mayor interés en ellas y en cambio el romanticismo creó en Europa una veneración por todo lo clásico y antiguo. Por eso los museos europeos tienen hoy día en su poder muchas de las grandes creaciones del mundo antiguo.
Por ejemplo, un noble inglés, Lord Elgin, visitó las ruinas del Partenón en Grecia y se impresionó con los frisos que se encontraban en ellas. Elgin se dio cuenta de su valor histórico y estético y logró convencer a unos funcionarios griegos menores que le vendieran las ruinas y por una pequeña suma de dinero se llevó a Londres una de las más bellas creaciones de la Grecia antigua.
Similarmente un presidente colombiano, Andrés Holguín, por su cuenta y riesgo decidió regalar a la reina de España 122 hermosas piezas Quimbaya que pertenecían a la nación y eran parte de su patrimonio. Holguín menospreciaba las culturas indígenas del país y por eso no tuvo empacho en regalar lo que no era suyo.
La Venus de Milo, hoy día en París, y la cabeza de Nefertiti (que es una de las piezas más hermosas de la escultura egipcia), que está en Berlín son otros ejemplos de grandes obras maestras de civilizaciones del pasado que fueron apropiadas por las potencias europeas.
Algunos de las naciones perjudicadas están haciendo esfuerzos, sin mucho éxito, para que les sean devueltos los frutos de ese despojo cultural. Ojalá a la larga la decencia se imponga y esa inmensa herencia vuelva a los países de donde salieron que son sus legítimos propietarios ya que son parte de su pasado histórico, digan lo que digan quienes hoy tienen en su poder esos tesoros.