Análisis político en tiempos electorales
Desde hace tiempo me vienen molestando las entrevistas con los candidatos en esta etapa electoral. Todas las preguntas apuntan a saber cuáles alianzas y cuáles apoyos tiene, etc. Si hubo preguntas que buscaban indagar en las posiciones sustantivas de los candidatos, fueron muy pocas y se contentaron con las respuestas superficiales que tienen más de eslogan que de posición. Claro, las alianzas y coaliciones importan, y en estas elecciones en particular se pueden interpretar como un giro interesante en la cultura política del país. Sin embargo, se corre el peligro de que lo que debería ser análisis político se vuelva chismografía. Se pierde una oportunidad para informar al lector sobre lo que representa un candidato, no solo en términos de alianzas sino en términos de posiciones frente a los múltiples desafíos que enfrenta el país.
Esta irritación se desbordó al leer la entrevista que se le hizo, el 29 de enero, a la exsenadora Cecilia López Montaño. Su punto más importante la baja calidad de los debates presidenciales, debido al enfoque en las peleas y no en lo substantivo, se dejó de lado para enfocarse en la chismografía del quién con quién. Nunca fue más evidente que lo que ella critica son justamente las preguntas que hacen los periodistas en estos debates. La calidad de las preguntas no pasó de chismografía (“¿uy, te volviste petrista?”, “¿uy, te volviste radical?”, etc.) que tanto reconozco de las otras entrevistas.
Por favor, muestren que a ustedes en El Espectador sí les interesa el rumbo que está tomando el país. Interroguen a los candidatos sobre la substancia de las políticas que quieren proponer. Averigüen y ayúdennos a averiguar si son líderes dignos, con visión, con ideas, con propuestas. Queremos substancia. Estamos cansados de la chismografía sobre las alianzas, las pullas y las peleas. Queremos substancia, no solo en la política, sino también en el análisis político de El Espectador.
Juan Manuel Amaya Castro