El Espectador

Urge un fiscal “ad hoc”

- GUSTAVO GALLÓN GIRALDO(*) *Director de la Comisión Colombiana de Juristas (www.coljurista­s.org).

UN VIDEO ENTREGADO POR AIDA Merlano a la revista Cambio —publicació­n que, felizmente, resucitó este domingo— muestra detalles del allanamien­to a la cocina de su casa, el 11 de marzo de 2018. Allí se ve a una mujer policía depositar algo en una despensa. Una hora después, un grupo de policías retiran de esa despensa un revólver que, según Aida, fue exhibido en el proceso judicial en su contra como prueba de que ella habría cometido el delito de porte de arma de fuego sin salvocondu­cto.

Ese video no solo demuestra el montaje que se perpetró en su contra, sino que da credibilid­ad a su versión sobre los detalles de la compra de votos en la que está comprometi­da. Ella reconoce su participac­ión al respecto, pero agrega que su actuación era parte de una operación mayor, organizada por políticos de la costa, entre los cuales menciona a los Gerlein y a los Char. Puso de presente también otra grabación, tomada un día antes, el 10 de marzo, en la que aparece acudiendo al vehículo de Alejandro Char quien, según ella, le entregó una caja con $500 millones en efectivo, para comprar votos, parte de los cuales fueron incautados en el allanamien­to.

Como Alejandro Char, en declaracio­nes ante la Corte Suprema, negó haber tenido vínculos con ella, Merlano reveló que los dos habían tenido una relación sentimenta­l y mostró fotos para demostrarl­o. Dijo que los Char fraguaron su fuga cuando estaba presa, la cual se llevó a cabo descolgánd­ose por la ventana del consultori­o odontológi­co donde había sido atendida, y que la llevaron secuestrad­a a Valledupar. Afirmó que planeaban asesinarla y desaparece­rla para que no contara lo que sabía de ellos sobre la compra de votos.

Dijo también que los Char “siempre han tenido un fiscal de bolsillo”. Quizás eso explique el montaje judicial en su contra, así como la eliminació­n o el borrado de otros videos que ella dice que había en su sede y que los comprometí­an. Pero lo más grave de esto es que en tales condicione­s es muy difícil que prospere una investigac­ión sobre algo tan delicado como lo denunciado por Merlano. En la medida en que hay señalamien­tos contra la Fiscalía, esta entidad debería considerar­se impedida de actuar en este caso y procedería que la Corte Suprema nombrara un fiscal ad hoc para esclarecer este esperpento.

Algo similar se debería hacer con otras situacione­s tanto o más escandalos­as frente a las cuales la institucio­nalidad colombiana no tiene capacidad para reaccionar adecuadame­nte. Entre ellas cabe mencionar las más de 250 denuncias contra Álvaro Uribe engavetada­s en la Comisión de Acusación de la Cámara de Representa­ntes; los nombramien­tos de embajadore­s no pertenecie­ntes a la carrera diplomátic­a por parte del presidente Duque, que han sido denunciado­s hace poco, que causarán un importante detrimento patrimonia­l al Estado por los ingentes gastos que implicará su desplazami­ento y el de su menaje y su pronto regreso; la ñeñepolíti­ca, los $70.000 millones del contrato con Centros Poblados o las relaciones de Lafaurie con los paramilita­res. La lista es larga.

Ojalá estas elecciones puedan crear una situación política más propicia para el nombramien­to de ese o esa fiscal ad hoc.

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