El Espectador

“La violencia en vísperas de elecciones nos inquieta muchísimo”

Hernando Toro dirige la Unidad Especial de Investigac­ión de la Fiscalía con la responsabi­lidad de desmantela­r las estructura­s criminales, tarea titánica para este 2022. Dice que detrás del 75 % de agresiones contra líderes sociales o excombatie­ntes de las

- FELIPE MORALES SIERRA fmorales@elespectad­or.com @elmoral_es

Este 2022, la Unidad Especial de Investigac­ión de la Fiscalía (UEI), creada tras el Acuerdo de Paz, se centrará de lleno en el desmantela­miento de las organizaci­ones criminales que están detrás de los asesinatos de excombatie­ntes y líderes sociales. Así lo dijo el director de esta dependenci­a, Hernando Toro Parra, en entrevista con El Espectador. Este año, asimismo, tendrá a su cargo investigar afectacion­es a candidatos del Partido Comunes y de las curules de paz. Además, reprochó que la Comisión de Garantías, presidida por el Gobierno, aún no entrega la política pública que sería la hoja de ruta para acabar con las estructura­s sucesoras del paramilita­rismo, como quedó en el Acuerdo.

¿Quiénes están matando a los excombatie­ntes y a los líderes sociales?

En el 75 % de las afectacion­es a líderes o defensores de derechos humanos, y a personas en procesos de reincorpor­ación, detrás hay una organizaci­ón o una estructura criminal. Me refiero a grupos disidentes de las Farc, denominado­s Gaor; al Clan del Golfo, grupo sucesor del paramilita­rismo, y al Eln, en ese orden. Estas organizaci­ones, en el ejercicio de un control territoria­l, de manejar las rentas criminales y de reclutar, nuevamente, a quienes formaron parte de una organizaci­ón guerriller­a, están imponiendo sus normas y afectan a la población.

¿Algún frente de las disidencia­s más que los otros?

Desde luego, pero eso se define con el nivel de afectacion­es del territorio. Por ejemplo, podríamos hablar de los frentes que están en el Cauca, denominado Comando Conjunto Coordinado­r de Occidente; de los que hacen presencia en Putumayo y Nariño, o en Catatumbo, en Antioquia, particular­mente en el Bajo Cauca.

Del diagnóstic­o que ha hecho, ¿qué es lo que más le preocupa?

Que estos grupos de criminalid­ad permanecen en el tiempo. Los impactos que el Estado ha logrado sobre ellos infortunad­amente no han transforma­do la realidad del país. También nos preocupa la vulnerabil­idad de los líderes y defensores de derechos humanos en el territorio, por eso valoramos mucho los esfuerzos que se hacen en materia de prevención, de protección y de seguridad. Y, particular­mente, las expresione­s de violencia en vísperas de un proceso electoral nos inquietan muchísimo.

La UEI deberá investigar las agresiones contra candidatos de las curules de paz y del Partido

Comunes, ¿cómo ve ese tema?

Hay 403 candidatos a las circunscri­pciones especiales de paz, y se trata de víctimas que generalmen­te permanecen en los sectores rurales, donde hoy todavía hay una manifestac­ión muy cruda de la violencia. Por eso las acciones de prevención y protección resultan importante­s. La Misión de Observació­n Electoral (MOE) identificó recienteme­nte unos riesgos altos para estas poblacione­s. Nosotros estamos monitorean­do y en contacto permanente con las organizaci­ones sociales para intervenir con actos urgentes.

Algunos de esos candidatos ya han denunciado amenazas...

Algunas denuncias por amenazas ya están siendo investigad­as. Esperamos que no crezcan en número, pero estamos muy preparados para ello. Sin embargo, tenemos a un equipo de fiscales en todo el país dispuestos a intervenir.

¿Cómo ha encontrado la UEI, ya que cumple tres meses al frente?

La Unidad hoy ya es una dependenci­a muy sólida en la Fiscalía. Tiene un modelo investigat­ivo definido: inició investigan­do el caso a caso, posteriorm­ente, procurando ir más allá, asoció los expediente­s e identificó las organizaci­ones criminales detrás de las afectacion­es, el territorio y la temporalid­ad. En un tercer momento, apuntamos al cumplimien­to del mandato especial que tenemos: el desmantela­miento de las organizaci­ones criminales. Ya hemos identifica­do cuáles son y ahora estamos pensando cómo contribuir desde lo judicial al desmantela­miento y cómo, además, impactar a terceros, redes de apoyo, y a los que se han denominado como los sucesores del paramilita­rismo.

Entonces, ¿el enfoque de la Unidad este año va a ser el desmantela­miento?

Sí, en eso estamos enfocados este año. Es una decisión del fiscal general y de la vicefiscal. Esa labor la realizamos no solamente desde la Unidad, sino que estamos aumentando la articulaci­ón interna en la Fiscalía: con las delegadas para las Organizaci­ones Criminales, Seguridad Territoria­l y Finanzas Criminales. Si sumamos esfuerzos, logramos un mayor impacto.

‘‘Líderes, defensores de derechos humanos y personas en proceso de reincorpor­ación hoy atraviesan una enorme vulnerabil­idad en los territorio­s”.

¿Y cómo se desmantela una organizaci­ón criminal?

Si bien el Acuerdo y las normas crearon la Unidad para el desmantela­miento de organizaci­ones criminales, también el Acuerdo previó que el objeto principal de la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad (CNGS), no de la Fiscalía, era crear una política pública para el desmantela­miento de estas organizaci­ones. Hoy, sin embargo, no se avanza en la construcci­ón de esa política pública. El Gobierno ha dicho que hay unas políticas que contribuye­n a impactar estos grupos criminales, pero esta Comisión todavía no ha entregado la política pública. En la Fiscalía contribuim­os desde lo judicial, investigan­do y acusando a los responsabl­es de mayor nivel de estas estructura­s. Esto supone también un ejercicio de seguridad, de impacto con la Fuerza Pública, así como acciones de prevención y protección.

Hay críticas a la política de capturar a las cabezas de las organizaci­ones porque siguen delinquien­do...

Es un interrogan­te que comúnmente la ciudadanía nos plantea: capturan al cabecilla y a la semana siguiente ya hay un reemplazo. Por eso hablo de una política integral, el desmantela­miento de una estructura criminal no es un asunto únicamente de la Fiscalía o de una investigac­ión penal. Una política que incluya prevención, seguridad, protección y, desde luego, investigac­ión y judicializ­ación. Además, acompañada­s por transforma­r las condicione­s en el territorio que hoy favorecen la presencia de esos grupos criminales.

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/ Mauricio Alvarado Hernando Toro fue nombrado director de la UEI por el fiscal Francisco Barbosa en noviembre de 2021.
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