El Espectador

¿Qué mosca le picó?

- AURA LUCÍA MERA

EL COMÚN DENOMINADO­R DE esta campaña ha sido el insulto barriobaje­ro, el epíteto despectivo, la rabia, la soberbia, el resentimie­nto y su majestad el odio.

Pocos programas y propuestas sensatas. Muchas palabras altisonant­es. Zancadilla­s. Groserías. La palabra “mierda” se convirtió en la favorita: mandan a comerla, a irse para allá, a estar untado, a olerla. Para resumir, esta ha sido una campaña escatológi­ca. Hasta hace pocos años ningún medio de comunicaci­ón hablado, escrito o televisivo se atrevía a pronunciar­la. A lo mucho se escribía “m...” y punto final, o HP, o “váyase al c...”. Si se soltaba una palabrota en la televisión pregrabada se tenía que repetir la toma. “Corten... corten...”, y vuelvan a empezar. Los editores de las páginas de opinión “cortaban” la palabrota y la sustituían por algo más suave o menos oloroso. Pero la política es dinámica y está untada, y esa es la palabra de moda. El que no la use no está en nada.

Sin embargo, me pregunto qué mosca le picó al carismátic­o y apolieno Óscar Iván Zuluaga en Cali, ciudad que apenas lo conoce. Si no fuera porque se hizo famoso en su lanzamient­o al vacío en un intento por regir los destinos de esta nación con una publicidad de una loca vendiendo naranjas, aquí en la capital de la salsa y la rumba, la ciudad de los siete ríos, nadie sabría quién fue el que, auspiciado y grabado por su mompa de ultraderec­ha, que ya había insultado al arzobispo de Cali, repito, nadie sabría quién fue ese personaje de perfil grecochibc­ha que mandó al alcalde de Cali a la mismísima mierda.

Señor Zuluaga: le digo señor por no decirle otra cosa, hago gala de mi buena educación en el Sacre Coeur. Respete Cali. Respete al alcalde Jorge Iván Ospina. Es la primera autoridad de este municipio y no tiene ningún derecho a insultarlo, ni menos auspiciado por un político fanático del fascismo caleño, que aplaude a “la gente de bien” que amenaza con pistola a los jóvenes que protestan y tilda a monseñor Monsalve de “gamonal” politiquer­o.

Señor Zuluaga: váyase con sus insultos, su carriel y sus ideas para su ciudad. Deje de vestirse de amarillo en la playa. Deje de bailar perreo. Nosotros los caleños somos los que tenemos derecho de apoyar o no a nuestro edil. Le reconozco su liderazgo en bienestar social, en educación, en medio ambiente y su rol durante las protestas que se estaban saliendo de madre por falta de diálogo, excesos policiales y amenazas de “los de bien”, que ni siquiera saben que existen barrios diferentes a los de su Ciudad Jardín.

“Busca tu charco, babilla”, dicen en la costa. Mientras tanto, sigo aprendiend­o las palabras nuevas. Abudinear, Barbosear, Merlanear, Charista, Mamertear. Tener maquinaria, en fin.

Posdata. Qué ordinariez la de Donadio para referirse a Patricia Lara.

Se enloqueció, que lo amarren. Estamos hasta la coronilla de tanta mala leche y resentimie­nto. “El odio deja cicatrices feas”.

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