La sagrada familia Char
LA FISCALÍA DEL AMIGO DE DUQUE HA hecho exactamente lo que le ha venido en gana, uno, con el abultado presupuesto que le corresponde a esa entidad el cual debería haber invertido en la administración de justicia, pero, en cambio, ha feriado en puestos, contratos, viajes, asesores, etc.; y, dos, en materia de manipulación de las investigaciones que se adelantan ahí, distribuyéndolas entre las que ejecuta a toda velocidad y las que ordena dejar inamovibles o con desviaciones importantes de la verdad judicial si los afectados son amigos y aliados de causa política como en el proceso de Uribe Vélez. Sin embargo, y aunque el precandidato presidencial Alejandro Char, su hermano Arturo, expresidente del Senado, y su padre, el potentado Fuad constituyen un clan con mucho poder, le va a quedar difícil, a Barbosa, ignorar la montaña de señalamientos que ha recaído sobre cada uno de sus miembros, gracias a que una de sus beneficiarias decidió descorrer el velo que cubría a esa sagrada familia con la gloria inmarcesible de la patria. En efecto, detrás del telón había muchos crímenes, según ha contado Aida Merlano.
Pero el affaire Char no se limita a delitos electorales que, contrario a lo que se afana en publicitar la Fiscalía en cuanto a que Merlano “no ha entregado una sola prueba” (ver web), pueden constatarse, o no, en más de 200 documentos que se encuentran en manos de la justicia. Tanto afán de la oficina de Barbosa en divulgar que no cuenta con medios probatorios, y tanta compulsa de copias por parte del magistrado Farfán, de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema que investiga a Arturo Char, suena a que, en la Corte, quieren dispersar las responsabilidades; y a que en el despacho de Barbosa se esfuerzan por impedir que se inicien procesos contra el exalcalde y su inalcanzable padre o, más bien padrino. No en vano este clan ha sido fiel a los intereses de Duque; antes, a los de Uribe, a los de todos los gobiernos que estuvieron y pasaron y, por supuesto, a los de Vargas Lleras. O sea, los dioses del Olimpo político. Hasta Pastrana, quien aparentemente no tenía por qué meter baza en este asunto, ha terciado a favor de Char. Sabrá por qué se mueve.
Decía que el affaire Char no se reduce a ilícitos para ganar elecciones. El apoderado de Merlano acaba de denunciarlos penalmente por estos otros delitos: fuga de presos, secuestro agravado, tentativa de homicidio, acceso carnal violento, constreñimiento para delinquir, fraude procesal y soborno en actuación penal. Ni que habláramos de la “oficina de Envigado”.
Confieso que, en principio, pensé que se trataba de una actuación exagerada. Pero, después, conocidos los detalles del episodio de la fuga de Merlano y de acuerdo con la versión que ella entregó, bajo juramento, comprendo la situación. En resumen, la excongresista que el clan Char tiró al foso de los leones relata que personas que identificó con nombre y apellido y que resultaron ser cercanas colaboradoras de la “sagrada familia”, la visitaron en su celda, antes de la fuga; le hablaron del plan de huida con videollamada incluida, en que se encontraban presentes el hijo y el padre; pagaron a una banda de delincuentes para la ejecución; la llevaron a una casa en Bogotá, la violaron, la embarazaron; se fugó dos veces y dos veces la recapturaron; la trasladaron a zona rural de Valledupar de donde escapó, finalmente, para refugiarse en Venezuela. Hay muchos datos precisos en esta historia macabra, que pueden verificarse. ¿Qué va a hacer la Fiscalía Barbosa con este nuevo proceso que debería abrir? ¿Dará la espalda a los delitos electorales y a los crímenes comunes aunque atroces que se acaban de concretar en esta reciente queja penal? Me temo que sí porque se trata de los Char, uno de cuyos miembros podría ser, todavía, el presidente de la República pues sigue contando con el respaldo institucional.