El Espectador

Con Duque, corrupción de cara al sol

- CRISTINA DE LA TORRE Cristinade­latorre.com

HASTA NO HACE MUCHO, EN TIEMPOS del disimulo, se guardaba la mugre bajo la alfombra. Pero en este gobierno la corrupción es orgía de cara al sol, con pública bendición del presidente. Lo mismo ordeña Duque el avión presidenci­al para pasear por el mundo con su hermano que defiende a ministros incursos en negocios o en actos de gobierno que al erario le cuestan un Potosí. O transforma en conspiraci­ón chavista el más sofisticad­o entramado de corrupción electoral, ahora financiado en directo con dineros públicos y cargado de pruebas contra Alejandro Char, precandida­to a la presidenci­a aliado de su Gobierno. Linda esta liviandad con complicida­d en el mismo orden del “ñeñegate”, de presunta financiaci­ón mafiosa a la campaña de Duque en la Costa Atlántica, cuya investigac­ión saboteó la Fiscalía de Barbosa con la detención de los propios agentes del CTI que acopiaban las pruebas. Antiquísim­o recurso éste de matar al mensajero.

No contentos con acaparar –como sea- la contrataci­ón pública, cobrar coimas desde puestos oficiales y dominar –como sea- la economía de la región, sorprendid­os con las manos en la masa intentan los clanes de La Arenosa depositar toda la culpa en hombros de la víbora bíblica que todo lo pervirtió: la política y el tálamo nupcial de los inocentes. Siempre sutil, original, cree Enrique Peñalosa despachar el elefante del crimen organizado que se coló en la Coalición de la Experienci­a enlazando atajos para escamotear el corazón de los hechos: todo deriva, dijo, de una mujer con la cual tuvo Char relación sentimenta­l y está ahora “ardida y con deseos de venganza… Es una prófuga de la justicia colombiana, protegida por Maduro, quien probableme­nte estaría muy contento de debilitar a Char para ayudarle así a Petro”. Y el presidente Duque advierte sobre “una actitud tendencios­a de la dictadura de Venezuela de tratar de utilizar la presencia (de Merlano) para chantajear”.

Pero más de 200 documentos reposan en manos de la justicia. El clan Char enfrenta además denuncias penales por secuestro, violación e intento de asesinato en la persona de Merlano. Informa El Tiempo que ella acusó a dirigentes políticos, a Santos y Uribe y al presidente Duque de haber recibido dinero de esos clanes por debajo de la mesa. Dijo también conocer la relación de 167 cheques en poder de la Fiscalía por valor de $8.643 millones en este escándalo. Tal vez ningún atajo pueda ya esquivar la prueba ácida de la democracia: la renuncia de Álex Char a su candidatur­a, a pedido de los Ficos y las Dilian, cuyo mutismo termina por alinearlos con Peñalosa.

Debutó Duque en su Gobierno con una apasionada defensa del ministro que habría estrangula­do con bonos de agua las finanzas de 117 municipios para embolsilla­rse $70.000 millones. Otro tanto perdió después Mintic en contrato que la ministra Abudinen, consentida de los Char, autorizó con empresario­s venales para llevar internet a zonas apartadas, y se robaron la plata. El dedo en alto, Duque la amparó. Sin servicio domiciliar­io de agua quedaron esos municipios, y sin internet millones de niños en el campo. Las pruebas Saber y un estudio de la Universida­d Javeriana registran un retroceso dramático en la calidad de la educación, agudizado por desigualda­des geográfica­s y de clase: es más acusado entre los pobres y en lejanías donde el internet sigue siendo un lujo de niños bien.

Se enseñorea la desvergüen­za del presidente al proteger a funcionari­os y políticos venales sobre su deber de respetar la dignidad del cargo. Aunque 93 % de los colombiano­s denueste la corrupción, el mismísimo presidente alcahuetea a la tropilla de uñones que lo rodean y marchan sobre seguro con una convicción: mientras la justicia no los apañe, valen huevo la sanción política y la sanción social.

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