¡La feria de Ana Iris!
ANA IRIS SIMÓN. NACIDA EN LOS Campos de Criptana, en medio de ese “lugar de La Mancha de cuyo no quiero acordarme “. El pueblo de los molinos de viento contra los que luchó Don Quijote. Esa llanura infinita cruzada por los vientos “que vuelven loca a la gente”. El solano, el solano medio, el abrego, el cierzo, el matacabras. Hija y nieta de campesinos, feriantes. Sobrina de un carabinero exiliado, un misionero que se comieron los “negros” en Nicaragua, comunistas, ateos, otros religiosos que afirmaban que Jesucristo había sido el primer comunista de la historia...
Alumna de escuelas públicas de Aranjuez, criada entre Ontígola y Criptana escuchando historias y leyendas, el feto del hermanito dentro de un frasco, la historia del aspa del molino gigante que caminó hasta el pueblo, chorreando sangre, poniéndole las gafas a la abuela muerta antes de que la enterraran “para que pudiera seguir viendo a su familia desde allá...”.
Se fue a Madrid. Universidad. Desdeñando a “esos paletos que jamás se atrevieron a salir de su pueblo”, creyendo que Madrid, una carrera, no tener hijos, porque “eso es cosa de pobres”, compartir un piso en Malasaña, comprar muebles de Ikea era “La libertad” para después “casi a sus treinta años “caerse del caballo “y replantearse su vida... Descubrir y redescubrir sus raíces, su familia, su territorio, sus orígenes, sus memorias y sus vínculos, y caer en cuenta de la trampa mortal del progresismo”.
“Así nace Feria. Un libro sin principio ni final sobre su familia... sobre lo esencial, desenmascarando esa “falsa libertad... esas frases machacadas del feminismo, el machismo, el sexo, el éxito... donde lo nuevo es lo mejor simplemente por ser nuevo...”. El último capítulo es dedicado a su hijo contándole las historias que ella escuchó de niña... en una explosión de amor.
Ana Iris, creo, jamás imaginó que su Feria se convertiría en tsunami editorial, y que esa invitación a La Moncloa del presidente de gobierno español, Pedro Sánchez, donde pronuncio un discurso fuerte y categórico sobre el tema de “la España vaciada” se volviera viral y provocara un debate que no acaba... y sigue estremeciendo los partidos políticos, afirmando “que el progresismo tan cantaleteado es una huida hacia delante”. Expresando esa frustración sostenida de la generación de los indignados, para protestar por un sistema económico y político que ha dejado a muchos “sin derechos ni oportunidad de entrar en el mercado laboral y de vivienda”.
Nunca se imaginó tener centenares de seguidores, igual número de enemigos tuiteros, llenos de mensajes de odio, admiración, aplausos, rechiflas.
“Una oda salvaje a una España que ya no existe, repasando la tradición, el territorio y las grietas que deja la modernidad”.
Feria no se puede dejar de leer. Es desafiante, honesto, real y mágico, doloroso y tierno... como esa película de Almodóvar, Volver, ¡que sacude el alma!