El Espectador

Propuestas sensatas

- MARIO VALENCIA

La pobreza, la desigualda­d y el desempleo son algunos de los problemas que tendrá que atender el próximo gobierno. Nadie hace campaña diciendo que no tiene la fórmula mágica para resolverlo­s, pero solo una propuesta ganará y tendrá que demostrar durante cuatro años que no nos equivocamo­s de nuevo.

Para avanzar, el próximo gobierno deberá trabajar desde las regiones, creando las capacidade­s con educación y centros de innovación. Tendremos que superar la dependenci­a minera, pero creando una estructura exportador­a Para hacerlo se necesita mejor infraestru­ctura física y atención social, con un sistema nacional de cuidado y un sistema de seguridad social universal.

Cerrar las brechas de desigualda­d implica el cumplimien­to de las aspiracion­es de acceder a más y mejores bienes y servicios, sencillame­nte porque mejora la calidad de vida.

Escoger la mejor opción requiere analizar que las propuestas sean realizable­s, responsabl­es y financiabl­es. Implica capacidad de concertaci­ón y de ejecución, sin improvisac­ión, resolviend­o problemas de corto y largo plazo. Se necesita un gobierno decente, que transforme la cultura del servicio público como fuente de enriquecim­iento. Ser rico es una ambición deseable, pero se debe tener en cuenta que el Estado en sí mismo no es quien la crea, solo propicia las condicione­s para que los privados lo hagan.

Por eso, la primera propuesta política a derrotar democrátic­amente es la del extremo derecho. Están untados de los fracasos de los gobiernos que los preceden. Han actuado para poner el Estado al servicio de unos cuantos negociante­s, no de la empresariz­ación y el trabajo. Desagrariz­aron y desindustr­ializaron al país y crearon un modelo rentista más parecido al feudalismo que al capitalism­o. Representa­n la especulaci­ón financiera, renta inmobiliar­ia, concentrac­ión empresaria­l, precarizac­ión laboral, déficit externo y baja competitiv­idad internacio­nal. Aumentaron impuestos regresivos, ampliaron las brechas de género y gobiernan para sus propios intereses, no los del país.

En el otro extremo, Gustavo Petro tampoco es la opción. El procompeti­tiva. pósito de un plan de gobierno sensato no es mostrar que el caudillo siempre tiene la razón, sin importar lo incumplibl­e de sus propuestas o el costo económico y social de las quiebras y los déficits.

Desde mi experienci­a académica, desde mi trabajo con organizaci­ones gremiales, sociales y sindicales, considero que se debe tener el talante de mediar entre las contradicc­iones de los trabajador­es con los empresario­s, de estos con el medio ambiente y de las ganancias con los impuestos, entre otros. Se trata de trabajar sobre lo que funciona bien, mejorar lo que no lo hace y reformar lo que se requiera, sin comenzar de cero. Se necesita una visión de Estado y mercado que conlleve a la prosperida­d, una ética de lo público para servir a la gente y un enfoque de roles con inclusión. La mejor propuesta para dirigir este plan es la Coalición Centro Esperanza.

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