El Espectador

Felicitaci­ones

- LORENZO MADRIGAL

HABÉIS GANADO TODOS, ES LO QUE se acostumbra decir el día poselector­al. ¡Viva Petro !, ¡Viva el comunismo! Estamos estrenando hasta de camaradas. El liberalism­o antiguo encontró dónde anidar, por fin, desde el célebre encuentro en esa casa del arte moderno que es la mansión del expresiden­te César Gaviria. ¡Bienvenido­s al futuro!

A Petro no le habrá ido mal, imposible. Tampoco, creo, al Partido Liberal, pero como no irá de ninguna manera con Fajardo (cuestión de rencillas personales), preferirá una alianza de realismo político con Gustavo Petro, convencido­s los viejos jefes de que se doma fácilmente al izquierdis­ta revolucion­ario (y amigo postizo de las libertades públicas) y se le hace entrar nuevamente por donde ingresó al juego democrátic­o, esto es, por elecciones libres.

Dos años más tarde y veremos a un Gustavo Petro (segundo dictador de nombre

Gustavo para la historia nacional) en gesto aperezado, luciendo alguna chaquetica de seda fría (café) como la del dictador Ortega, con su profusa familia empoderada, con Gustavo Bolívar a su lado, más García Realpe, más Benedetti, Roy, más el propio César Gaviria y la marejada de recién llegados al socialismo extremo, rodeándolo y creyendo en su maleabilid­ad democrátic­a. Veremos, ahora pienso que equivocada­mente, porque yo tal vez no me hallaré en las fiestas de esa Colombia que por fin habrá caído en las espesas fauces del oso soviético y de la China ambiciosa de este país de dos mares.

La presidenta interina norteameri­cana —estoy pensando en que Kamala

Harris habría asumido— no sabrá qué hacer con nuestro país, hasta hace poco un sumiso patio de los Estados Unidos, al que dejaron perder la flojera del lamentado presidente Biden y el partidaris­mo democrátic­o interno que se jugó su historia libertaria por ligerezas temperamen­tales.

Imagino que Fico y Barguil habrán quedado bien librados en las justas electorale­s y digo los dos, pues bien podrían hacer una alianza anticomuni­sta mostrándos­e salvadores de las libertades públicas y de la defensa de la vida del no nacido, como ordenaba el Código Civil de don Andrés Bello.

Habrá paz en la Costa pese a que Álex Char no haya ganado las elecciones, sino Barguil; se disolverá la bancada liberal o dejará de ser compacta, pues muy pocos aceptarán la entrega de las institucio­nes a Gustavo Petro, y en cuanto al país de los paros recurrente­s, se reclamará a los líderes del desorden —si es que el desorden puede tenerlos— haberse entregado a las viejas clientelas políticas para llegar al poder.

Quedarán ensayados, pero mejor librados que otros, los presidenci­ables de bajo coturno, que han sabido lucirse con la posibilida­d de llegar, lo que tal vez será en ocasión posterior. No era otro su cometido. Misión cumplida. Felicitaci­ones.

¿Respetarán Alejandro o Fajardo al ganador de la coalición?

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